Batir la leche

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Nadie sabía cómo Derek “Guarro” Hale pudo lograr casarse con el partidazo del pueblo, además de ser el hijo del sheriff, Stiles Stilinski, aquel castaño de buenos sentimientos, modales, piernas y gluteos de acero.

Y es que Derek había notado como el chico, inocente y dulce chico en todos los partidos, fiestas y demás siempre veía los bultos, pechos, pero lo que más le gustaba ver, eran los pechos y axilas peludas de los hombres, así que se dejó crecer todo el vello y lentamente comenzó a cortejar a Stiles, dos años de relación y luego se casaron.

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Ya habían pasado cinco años desde que se casaron y la rutina de pareja era perfecta, Derek trabajaba como entrenador de béisbol, además de dar clases particulares, ganaba bien y Stiles decidió abrir un taller de bordado junto con su amiga Lydia, no podían quejarse de su vida.

Justo Derek había llegado después de un largo día de entrenamiento con los chicos a los que les daba clase, espero a que Stiles le sirviera la cena, mientras se daban uno que otro pico, agarradas de nalga y demás. Ya cuando terminaron Stiles fue a la parte donde tenía un mini taller en casa y justo al lado se podía apreciar la sala, donde Derek con una cerveza en mano y supuestamente viendo la transmisión de un partido no podía quitar la vista de como las caderas de Stiles se movían en compás de la música en la radio que puso.

Un completo espectáculo que no podía darse el lujo de perder. Llevó una de sus manos hasta donde se podía apreciar el bulto en su pantalón y pasando la palma sobre este se mordía los labios.

—Eso bebé —cada vez frotaba más fuerte—, sigue moviéndote así.

Stiles tenía muy presente que su marido era un cachondo de primera y que con cualquier cosa que hiciera lo tendría a mil por hora en unos segundos por lo que continuó con su movimiento de caderas.

—Hoy es noche de batir la leche.

Tomando su último trago de cerveza fue directo a su esposo, abrazándolo por detrás con sus manos recorriendo su pecho hasta tomarlo por el mentón y unir sus bocas en un caliente beso con lengua y mucha saliva, no perdió el tiempo y ahora frotaba su miembro contra las nalgas de su marido.

Al notar lo duro que se encontraba su esposo, Stiles decidió mover las caderas rápido para luego soltarse del agarre de Derek y hacer que quedara sentado al borde de la mesa, dándole un beso fue bajando hasta quedar frente al bulto y bajar sus pantalones.

Derek no llevaba ropa interior, ya que al momento de llegar a su casa se los quitaba, le parecían completamente incómodos, no lo hacía fuera por respeto, pero si por el fuera nada más llevaría uno de sus pantalones.

Stiles pego su cara directo en aquel lugar, frotando su rostro con la entrepierna peluda y sudada de Derek, como le encantaba el olor a macho después de un largo día bajo los rayos del sol.

No lo dudo un segundo más y comenzó a comerse aquél trozo de carne grueso y peludo, jugando las bolas en sus manos y dando lametones a diestra y siniestra.

Ni siquiera supieron en que momento llegaron a su recámara, pero Derek estaba acostado en la casa con Stiles sobre él de espaldas, dándole una magnífica vista de la unión de entre su miembro y las grandes montañas de Stiles, viendo como saltaban cada vez que golpeaban con su pelvis y sin poder contenerse termino dentro y Stiles manchando las sábanas de su cama con sus propias jugos.

—Mira como desborda toda esa leche —dio una nalgada—. Vamos a seguir batiendo toda la noche.

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