––––––––––Mina dormía plácidamente.
El amanecer ya había atravesado el horizonte de la ciudad, con un ligero tono rosado que se filtraba en la habitación a través de la pequeña ventana de cristal. Aunque se habían corrido un par de gruesas cortinas delante de ella, la fuerza de la luz del sol matutino bastaba para crear un halo cegador, que irradiaba en todas direcciones como si el propio cielo estuviera iluminado para celebrar un nuevo día.
Sentada con los brazos alrededor de las rodillas, Chaeyoung observó a Mina mientras dormía. Observó cómo su pecho subía y bajaba lentamente con cada respiración, sus labios entreabiertos y la forma en que sus manos se enroscaban contra sus mejillas.
Había llorado bastante.
No tanto como Momo o Jihyo, pero sí lo suficiente para cansarse por completo. Para cuando Chaeyoung salió de la habitación de Nayeon, volviendo para ver cómo estaba, Mina ya estaba medio dormida en su cama, con lágrimas aún en la punta de sus pestañas.
Chaeyoung se había sentado a su lado, cubriéndole el cuerpo con una manta y esperando a que se produjera el inevitable colapso. Aunque inesperadamente, la chica no se había despertado en absoluto.
Mejor así, eran los pensamientos de Chaeyoung.
Al menos, podría disfrutar de algunas horas de descanso adecuado; felizmente inconsciente, perdida en la cómoda inconsciencia del sueño.
Observó atentamente su rostro, prestando atención al más mínimo cambio en su expresión. Tenía las cejas un poco levantadas y, de vez en cuando, las fruncía y volvía a relajarlas.
Quizás estaba soñando.
Chaeyoung pensó en la pesadilla que había asolado su sueño solo unas horas antes e hizo una mueca de disgusto. Se inclinó hacia Mina y le puso la mano en el pecho.
Sus latidos eran constantes y su rostro sonrosado y tranquilo.
Lo que sea que esté soñando, si es que lo está, no debe estar ni cerca de la horripilante visión de Chaeyoung. La chica suspiró y retiró la mano.
Aunque la habitación estaba en completo silencio, aún podía oír los lamentos de Momo resonando en sus oídos.
Ver a sus dos miembros desaparecidas de vuelta en casa, después de todo el tiempo transcurrido, fue perturbador por muchas razones diferentes.
Chaeyoung debería haberse sentido aliviada, eufórica y feliz ante la perspectiva de continuar su vida en JYP con ellas, y así fue, al principio.
Durante un breve y fugaz instante, lo único que importaba era que Jihyo y Momo estaban vivas y a salvo. Solo por ese momento, Chaeyoung podría haberse permitido llorar de alivio.
Pero Jeongyeon estaba muerta.
No importa cuán feliz, o cuán llena de alegría pudiera estar, Jeongyeon unnie seguía muerta.
Y supo, de forma inmediata e inequívoca, que el regreso del par significaba que las de JYP tendrían que volver a pasar por su muerte. No solo Momo y Jihyo, sino también el resto de las miembros, ella incluida.
Se dio cuenta de lo delgado que era el velo de normalidad que habían construido para sí mismas y de lo fácil que podía romperse, abriendo sus heridas apenas cosidas para que volvieran a sangrar y doler libremente, como el día en que ella llegó a casa trayendo la noticia.
Tal vez estaba siendo egoísta.
Las miembros tenían derecho a llorar en memoria de Jeongyeon. Ella nunca iba a arrebatárselo, incluso si eso significaba llevarse la peor parte de su sufrimiento en el proceso, por segunda vez.
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Burnt Down To Ashes | Twice FF | TRADUCCIÓN
FanfictionLo que ocurre cuando nueve chicas se encuentran atrincheradas en un edificio, sin nada más que ellas mismas, mientras el mundo exterior se derrumba y arde. o TWICE en un apocalipsis zombi, en el que todo empieza con suavidad, pero se convierte rápid...