11 de abril de 2020 - día 55 (parte 2)

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Jihyo entró tropezando en el apartamento con los brazos de Sana rodeándole la cintura y casi se cae dos veces antes de conseguir cerrar la puerta tras de sí.

"Yah–" Murmuró algo incoherente y se echó a reír cuando Sana la besó en la punta de la nariz.

Ambas se balanceaban de un lado a otro, tratando de quitarse los zapatos a pesar de la borrachera. Jihyo pateaba las botas peligrosamente cerca de las ventanas, mientras que Sana se arrodillaba y se reía a carcajadas de la forma que tomaban sus manos, para acabar tirando los zapatos de tacón a un lado con un gemido de satisfacción.

La cena había ido bastante bien.

El trato con los inversores y los altos cargos no siempre era agradable, pero la presencia de las miembros y el alcohol habían ayudado. El inconveniente obvio, una vez que el coche del manager se había alejado de la residencia y había dejado a las chicas solas consigo mismas, era el caos total y absoluto que estaba destinado a surgir.

Se necesitaron dos personas –una Momo entonada y una Jeongyeon muy enfadada– para sacar a Nayeon del coche y llevarla a su dormitorio; la chica había opuesto una resistencia bastante valiente, agitándose y protestando en voz alta, aunque al final había sido sometida por los esfuerzos pacientes pero severos de su novia.

Dahyun, Tzuyu y Chaeyoung no estaban tan desaprovechadas, aunque sí tan luchadoras como la mayor. Como se negaban a volver a casa, convencieron a uno de los managers para que las llevara a un karaoke cercano, arrastrando con ellas a una Mina somnolienta y lamentablemente sobria.

Al menos estarían todas fuera de horario durante los dos días siguientes, lo que daría tiempo de sobra para que la inevitable y brutal resaca siguiera su curso.

Riéndose entre dientes, Jihyo se acercó al sofá. Apenas avanzó tres pasos cuando el peso de todo el cuerpo de Sana cayó sobre ella, haciendo que ambas cayeran sobre los –afortunadamente– mullidos cojines del gran sofá del salón.

"Hyo-yah..." Las palabras de Sana quedaron amortiguadas por los pechos de Jihyo, donde en ese momento tenía la cara. La joven volvió a soltar una risita, cerró los ojos y sintió que la habitación giraba a su alrededor.

Estaba cansada, borracha y cálida, apretada contra el sofá por el cuerpo de Sana encima del suyo. No tardó más de diez segundos en dormirse, totalmente desmayada mientras los quejidos petulantes de Nayeon resonaban suavemente desde el otro lado del dormitorio.

Tardó mucho menos en volver a despertarse, sintiendo los labios de Sana sobre los suyos y su lengua entrando en su boca.

En realidad, Jihyo no dudó ni un instante, y quizá la asombrosa cantidad de soju que había tomado tuvo parte de culpa; en cualquier caso, respiró hondo una sola vez antes de pasar la mano por el pelo de Sana y sumergirse de lleno en el beso, profundizándolo aún más.

Fue desordenado y caliente, con Sana sabiendo a vino tinto y vainilla, y sus manos sujetando firmemente las caderas de Jihyo. La habitación seguía girando, con sus cuerpos apretándose el uno contra el otro, meciéndose lentamente al ritmo de sus labios y lenguas mientras tarareaban y gemían en la boca de la otra.

Sus intensos besos solo se interrumpieron cuando Sana se colocó a horcajadas sobre la joven, con una pierna a cada lado de sus muslos. Incluso en su estado de embriaguez, Jihyo notaba claramente que se estaba excitando, a lo que no ayudaban en absoluto las manos de Sana que recorrían su blusa y empezaban torpemente a desabrocharle los primeros botones, mientras bajaba tímidamente los labios para chupar el pulso de Jihyo.

Burnt Down To Ashes | Twice FF | TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora