Era invierno en Aldera, y la nieve caía suavemente sobre las calles. El ambiente festivo llenaba cada rincón de la ciudad, con luces de colores y adornos que brillaban en las ventanas. Para la mayoría de los niños, era una época de alegría y celebración... pero no para Katsuki Bakugou.
—¡Oye, Deku! —gritó Katsuki, mirando a su amigo de la infancia con el ceño fruncido—. ¿Tú realmente crees en esas tonterías de Krampus?
Izuku Midoriya, acurrucado con su bufanda verde y sus guantes demasiado grandes, miró a Katsuki con sus ojos llenos de preocupación.
—Yo... he escuchado historias —respondió Izuku con nerviosismo—. Mi mamá siempre me decía que si me portaba mal, Krampus vendría a llevarme. Él castiga a los niños traviesos, Kacchan.
Katsuki bufó con desdén.
—Tch, ¿y tú realmente crees en eso? No seas tan estúpido, Deku. No hay ningún Krampus. Son solo cuentos para asustar a los bebés.
Aunque lo dijo con arrogancia, en el fondo, incluso Katsuki no podía evitar sentir un escalofrío en la espalda cuando pensaba en aquellas leyendas. Krampus, el aterrador ser mitad demonio, mitad cabra, que venía a castigar a los niños desobedientes... Aunque lo negaba, no podía sacarse de la cabeza las historias que había escuchado de los adultos.
Izuku, como siempre, trataba de mantener la paz.
—Bueno, yo creo que es importante portarse bien... no queremos que Krampus venga por nosotros, ¿verdad? —dijo con una tímida sonrisa.
Katsuki rodó los ojos y se cruzó de brazos.
—Eres un cobarde, Deku. Vamos, no hay nada de qué preocuparse.
Sin embargo, esa noche, algo extraño empezó a suceder en el pequeño pueblo. Sonidos inexplicables resonaban en las calles vacías, y sombras oscuras se movían entre los edificios. Mientras los niños dormían, una figura alta y delgada caminaba entre la nieve, su sombra alargada por la luz de las farolas. En su espalda, llevaba un saco lleno... ¿de niños?
Katsuki, quien nunca admitía tener miedo, se despertó en medio de la noche con un extraño presentimiento. Decidido a probar que las leyendas no eran más que historias para asustar a los niños, se levantó de la cama y salió a la fría noche. Pero no lo haría solo.
Izuku, siempre preocupado por su amigo, lo siguió de cerca, aunque con el corazón acelerado y sus manos temblando bajo los guantes.
—Kacchan... no deberíamos estar fuera tan tarde... —murmuró Izuku, mientras las sombras del bosque cercano parecían alargarse a su alrededor.
Katsuki, sin embargo, seguía adelante, decidido a demostrar que no había nada que temer.
—Relájate, Deku. Te demostraré que todo esto son solo tonterías.
Pero mientras se adentraban más en el bosque cubierto de nieve, una risa profunda y grave resonó entre los árboles. Katsuki se detuvo en seco, e Izuku sintió que el miedo se apoderaba de él.
—¿K-Kacchan...? —susurró, su voz apenas audible.
Antes de que pudieran reaccionar, una figura enorme y oscura apareció frente a ellos. Cuernos retorcidos, una lengua larga y roja, y unos ojos brillantes que los observaban con malicia. Krampus había llegado.
Katsuki retrocedió un paso, con los ojos bien abiertos, incapaz de creer lo que veía. Allí estaba, frente a ellos, la criatura de las historias. El aire alrededor de Krampus parecía congelarse, y su respiración era un gruñido bajo que hacía temblar la nieve bajo sus pies.
Izuku se agarró a la manga de Katsuki, sus manos temblando. Su mente corría, buscando una salida, pero su cuerpo estaba paralizado por el miedo.
—K-Kacchan... —murmuró con voz entrecortada—. Es... es real...
ESTÁS LEYENDO
Inktober Bakudeku monsters
FanfictionInktober sobre el Bakudeku en diferente universos, teniendo en cuenta la temática del día. Las imágenes utilizadas no son mías, créditos a sus respectivos dueños. -Nikol