Mermaid - Ecos de la profundidad

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El pequeño pueblo costero de Fukaura siempre había sido un lugar lleno de historias antiguas y leyendas del mar. Los habitantes hablaban en susurros de sirenas que habitaban las profundidades, de tesoros escondidos y de las maravillas del océano. Sin embargo, para Izuku Midoriya, esas leyendas eran más que cuentos; eran un anhelo profundo.

Desde que tenía memoria, Izuku había sentido una atracción irresistible hacia el océano. Pasaba sus días explorando la playa y sus noches soñando con la vida marina. Pero, a pesar de su fascinación, había una verdad que mantenía oculta: Izuku no solo admiraba el mar; también era parte de él.

Todo comenzó un día, cuando Izuku, durante uno de sus paseos por la costa, se encontró con una criatura extraordinaria. Ceasg, una sirena de belleza etérea, emergió de las aguas con un brillo en sus ojos que parecía reflejar el mismo océano. Sin embargo, en lugar de sentir miedo, Izuku sintió una conexión instantánea.

—¡Por favor, no te asustes! —dijo Ceasg, su voz melodiosa resonando en el aire—. No vengo a hacerte daño. He estado observándote. Tienes un corazón puro.

Izuku se sorprendió y, a pesar de su timidez, se sintió atraído por ella. Durante los siguientes días, Ceasg y él comenzaron a encontrarse en secreto, compartiendo historias y risas. Pero había una condición: si Izuku deseaba vivir la vida que tanto anhelaba en el mar, tendría que aceptar un pacto.

—Te puedo otorgar la oportunidad de ser como yo —dijo Ceasg—. Pero deberás ocultar tu verdadera identidad a los humanos, especialmente a tu amigo Katsuki.

Izuku dudó. Katsuki Bakugou era su mejor amigo, y aunque siempre había tenido un carácter fuerte y temperamental, su lealtad hacia Izuku era inquebrantable. Aun así, la posibilidad de explorar el mundo submarino era demasiado tentadora para resistirla. Así que, en un destello de luz mágica, su vida cambió para siempre.

Ahora, cada noche, cuando el sol se escondía y las estrellas comenzaban a brillar, Izuku se sumergía en el océano, su cuerpo transformándose en el de una sirena. Las escamas en su cola brillaban como diamantes bajo la luz de la luna, y nadar en el agua lo hacía sentir libre.

Sin embargo, con cada aventura en el océano, también sentía el peso de su secreto. Katsuki, que pasaba sus días en la playa buscando a su amigo, comenzaba a notar la ausencia de Izuku. Su preocupación crecía, y aunque no quería admitirlo, algo en su pecho lo inquietaba.

—¿Deku? —llamaba Katsuki cada vez que llegaba a la playa—. ¿Dónde demonios te has metido? No te he visto en días.

Izuku siempre encontraba la manera de excusarse, de inventar razones para sus ausencias. A veces, era un paseo más largo de lo habitual, otras veces, una exploración de las rocas en la orilla. Pero en el fondo, Katsuki podía sentir que había algo más.

Una noche, mientras nadaba y exploraba un hermoso arrecife de coral, Izuku decidió que tenía que confesarle la verdad a Katsuki. La angustia de ocultar su vida como sirena comenzaba a desgastarlo. Pero a medida que se acercaba la orilla, escuchó a Katsuki llamarlo con un tono preocupado.

—¡Deku, estoy aquí! —gritó Katsuki, su voz llena de urgencia.

Izuku se detuvo en seco. Podía ver la silueta de Katsuki en la playa, iluminada por la luz de la luna. Su corazón latía con fuerza, dividido entre el deseo de salir y la necesidad de mantener su secreto.

—No puedo hacerle esto, no puedo —pensó, sintiendo cómo la tensión crecía en su interior.

Justo cuando estaba a punto de salir del agua, un grupo de olas enormes golpeó la costa, desatando un torbellino de espuma. En un abrir y cerrar de ojos, Katsuki se acercó a la orilla y vio a Izuku emerger de las aguas, su cola brillando como una joya.

Inktober Bakudeku monsters Donde viven las historias. Descúbrelo ahora