Leshy - El destino

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Izuku Midoriya había pasado años estudiando el bosque. Su amor por la naturaleza y su habilidad para observar detalles minuciosos lo habían llevado a especializarse en botánica. Era un joven apasionado y decidido, aunque su falta de un Quirk lo había hecho sentir siempre un poco desplazado en el mundo de los héroes y los poderosos. Sin embargo, en el bosque, se sentía en paz, como si allí su falta de Quirk no importara.

Esa tarde, Izuku estaba caminando por una zona que rara vez había visitado. A pesar de que el bosque siempre había sido su lugar seguro, algo en ese rincón lo hacía sentir inquieto. Árboles altos y viejos se alzaban a su alrededor, sus ramas retorcidas como dedos delgados alcanzando el cielo. El aire estaba cargado de una energía extraña, una presencia que hacía que su piel se erizara.

Mientras se agachaba para examinar una planta inusual, escuchó un ruido. Fue un crujido, como si alguien o algo estuviera moviéndose entre los árboles. Izuku levantó la cabeza de inmediato, sus ojos verdes escaneando el entorno.

—¿Hola? —llamó, aunque la respuesta fue solo el eco de su propia voz.

Decidió investigar el sonido. Moviéndose con cautela, Izuku siguió el ruido hasta llegar a un claro oculto entre los árboles. Lo que vio lo dejó boquiabierto.

Allí, bajo la luz pálida del sol que se filtraba entre las ramas, había una figura grande y poderosa. El ser estaba cubierto de hojas y corteza, como si formara parte del bosque mismo. Pero lo más impresionante era el brillo feroz en sus ojos, un destello dorado que irradiaba una fuerza primitiva. Izuku supo de inmediato que no era una criatura común.

El ser parecía herido, su respiración era pesada, y una de sus piernas estaba doblada en un ángulo extraño. Izuku, siempre empático, no pudo evitar acercarse, aunque su corazón latía con fuerza.

—¿Estás... herido? —preguntó, acercándose más. A pesar del miedo que sentía, su preocupación por la criatura superaba su instinto de correr.

El ser giró la cabeza lentamente hacia él, y sus ojos dorados se encontraron con los de Izuku. El joven botánico sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero no retrocedió.

—¿Quién eres? —dijo la voz del ser, profunda y cargada de una gravedad que parecía surgir de las raíces mismas de la tierra.

Izuku tragó saliva antes de responder.

—Me llamo Izuku... soy botánico. Estaba investigando el área cuando te vi. Pareces... necesitas ayuda.

El ser gruñó suavemente, como si la idea de recibir ayuda le resultara incómoda, pero después de un momento, asintió.

—Soy el guardián de este bosque —dijo el ser—. Un Leshy. Me hirieron cazadores furtivos que intentan destruirlo todo. Debo curarme, pero... este no es mi estado natural.

Izuku había oído leyendas sobre los Leshy, pero nunca pensó que fueran reales. Sin embargo, ahí estaba uno, justo frente a él. Sintió una mezcla de temor y respeto.

—Puedo ayudarte a sanar —ofreció, sorprendiéndose a sí mismo. No sabía cómo, pero algo en su interior le decía que debía hacerlo.

El Leshy lo miró por un momento, como si evaluara si Izuku era digno de confianza. Finalmente, asintió de nuevo.

Izuku se acercó, buscando entre sus suministros alguna hierba medicinal que pudiera usar. Mientras trabajaba, aplicando los ungüentos y vendajes improvisados, el Leshy observaba en silencio, pero no con desconfianza, sino con curiosidad.

—¿Por qué haces esto? —preguntó el Leshy de repente, rompiendo el silencio tenso.

Izuku levantó la vista y sonrió, aunque se sentía nervioso.

Inktober Bakudeku monsters Donde viven las historias. Descúbrelo ahora