Inktober Bakudeku monsters

Elemental - El elegido

Izuku Midoriya nunca se había sentido especialmente especial. Al crecer sin un Quirk, estaba acostumbrado a ser ignorado, a ser considerado irrelevante en un mundo donde las habilidades superhumanas definían el destino de una persona. Pero todo cambió el día en que sintió una energía abrumadora dentro de él, un poder que nunca había experimentado.

Ese día, Izuku estaba solo en el parque, reflexionando sobre su vida. El cielo estaba despejado, pero de repente las nubes se oscurecieron, y el viento comenzó a agitarse. Algo dentro de él reaccionó, como si su cuerpo estuviera conectado a los elementos que lo rodeaban. Sintió una descarga de energía correr por sus venas, y antes de darse cuenta, una ráfaga de viento explotó a su alrededor, levantando hojas y polvo en espirales que lo rodeaban.

Confundido y asustado, Izuku intentó controlar el poder, pero solo logró empeorar las cosas. Un relámpago cruzó el cielo, y sintió el temblor de la tierra bajo sus pies. Estaba descontrolado, al borde de perderse en el caos de los elementos que lo rodeaban.

Justo en ese momento, una figura apareció entre las sombras. Un joven de cabello rubio y ojos afilados como llamas se acercó rápidamente. Con un movimiento ágil, levantó una mano y, de repente, el viento y el caos elemental cesaron. Izuku cayó de rodillas, respirando con dificultad mientras su cuerpo temblaba.

—Tch, eres un desastre —dijo el desconocido, cruzando los brazos mientras lo miraba con una mezcla de irritación y curiosidad—. ¿Sabes lo que acabas de hacer?

Izuku levantó la mirada, sus ojos verdes llenos de confusión.

—Yo... no sé qué está pasando... —murmuró, tratando de comprender la magnitud de lo que acababa de suceder.

—Estás desatando los elementos —respondió el chico, su tono áspero pero directo—. Pero no tienes ni idea de cómo controlarlo, ¿verdad?

Izuku negó con la cabeza, sintiendo una mezcla de vergüenza y frustración.

—¿Quién eres tú? —preguntó finalmente, mientras intentaba ponerse de pie.

—Bakugou Katsuki. Y soy un elemental de fuego —respondió con una arrogancia evidente—. Vine porque sentí una perturbación en el aire. No pensé que encontraría a un novato como tú jugando con poderes tan peligrosos.

Izuku lo miró sorprendido. Nunca había escuchado sobre personas como Katsuki, personas que pudieran controlar los elementos de manera tan natural.

—¿Elemental de fuego? —preguntó Izuku, tratando de entender—. Pero yo no tengo ningún Quirk... No debería poder hacer esto.

Katsuki lo miró con los ojos entrecerrados, evaluándolo por un momento antes de hablar.

—No tienes un Quirk, pero tienes algo mucho más poderoso dentro de ti —dijo en un tono grave—. Eres el recipiente de un poder elemental antiguo. Y si no aprendes a controlarlo, vas a terminar destruyéndote a ti mismo y a todo lo que te rodea.

Izuku sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. No entendía por qué tenía ese poder, pero las palabras de Katsuki le hicieron darse cuenta de la gravedad de la situación.

—Entonces... ¿qué hago? —preguntó con desesperación en su voz—. ¿Cómo lo controlo?

Katsuki suspiró, claramente irritado por la situación, pero también parecía haber tomado una decisión.

—Te voy a enseñar, nerd —dijo finalmente, dándole la espalda—. Pero no pienses que será fácil. Si no te esfuerzas, te dejaré lidiar con esto por tu cuenta.

Izuku lo miró con asombro y gratitud. No sabía por qué Katsuki se ofrecía a ayudarlo, pero en ese momento no tenía otra opción. Necesitaba aprender a controlar este poder, o sería su ruina.