El viento frío de la noche soplaba con fuerza cuando Izuku Midoriya y Katsuki Bakugou llegaron a la pequeña ciudad rural de Kravenholt. El otoño había caído pesadamente sobre el pueblo, las hojas secas crujían bajo sus pies mientras avanzaban por las calles casi desiertas. Desde hacía semanas, se había corrido el rumor de la desaparición de varios niños, y el ambiente de miedo era palpable.
Izuku observaba a su alrededor con una mezcla de intriga y preocupación. Siempre había tenido un instinto especial para detectar cuándo algo no andaba bien, y esta vez su intuición gritaba más fuerte que nunca. No era simplemente una serie de desapariciones comunes. Algo oscuro estaba ocurriendo aquí.
—¿Crees que es solo otro villano cualquiera? —preguntó Katsuki, su tono brusco, pero con una mirada más seria de lo habitual.
—No lo creo, Kacchan. —Izuku negó con la cabeza, sus ojos recorriendo las sombras al final de la calle. Podía sentir que había algo más, algo más antiguo, algo más siniestro. Había escuchado las historias de su madre cuando era pequeño, cuentos sobre criaturas que acechaban en la oscuridad, y ahora se preguntaba si esas viejas leyendas podían tener algo de cierto.
Los aldeanos que habían visto a los niños desaparecer afirmaban lo mismo: una figura enorme, alada, como un cuervo gigante, con ojos rojos brillantes que se llevaban a los pequeños al caer la noche. Nadie podía darle un nombre a la criatura, pero los más ancianos la llamaban "Nachtkrapp", el pájaro de la noche, que se llevaba a los niños desobedientes. Izuku recordó la leyenda, pero seguía siendo escéptico. Sin embargo, algo en el aire le decía que esta vez no se trataba de una simple historia de terror.
—Esa vieja porquería de leyenda no me convence —gruñó Katsuki, caminando al lado de Izuku, sus manos en los bolsillos y la mandíbula apretada—. Lo encontraremos, lo reventaremos y punto.
—No podemos subestimarlo, Kacchan. Si realmente es el Nachtkrapp, estamos hablando de una entidad con siglos de historia. No es solo un villano común.
Katsuki bufó, aunque había una ligera sombra de duda en su expresión. Siempre había confiado en su fuerza bruta para resolver las cosas, pero sabía que Izuku tenía una forma particular de sentir las cosas, como si estuviera en sintonía con algo que él no podía ver. Algo en esta misión le daba un mal presentimiento, aunque no lo admitiera.
Llegaron a la plaza principal, donde los pocos ciudadanos que aún se atrevían a salir de noche se apresuraban a regresar a sus casas antes de que cayera completamente la oscuridad. Una anciana, encorvada y apoyada en un bastón, los observaba desde una esquina. Sus ojos grises, llenos de años de experiencia, los siguieron mientras cruzaban la plaza.
—El Nachtkrapp no es un mito —dijo de repente la anciana con una voz grave—. Él viene por los corazones que temen. Se lleva a los que son débiles, a los que caen en la oscuridad.
Katsuki frunció el ceño y se detuvo, mirando a la anciana con desdén.
—¿Qué dijiste, vieja?
Izuku, más abierto a escuchar, dio un paso hacia ella, inclinando la cabeza con respeto.
—¿Sabe algo de las desapariciones? —preguntó suavemente.
La anciana levantó el dedo y señaló al horizonte, hacia un bosque oscuro que rodeaba el pueblo.
—Él acecha allí. La sombra. El miedo. El cuervo de la noche. Los niños lo ven cuando sus corazones están llenos de temor... y él se los lleva.
—Esto es una pérdida de tiempo, Deku —refunfuñó Katsuki—. Vámonos de aquí.
Sin embargo, mientras se daba la vuelta, algo hizo que Katsuki se detuviera. La noche parecía más pesada de repente, como si el aire se hubiera vuelto espeso, opresivo. Izuku también lo sintió. Un sonido distante, apenas un susurro, llegó hasta ellos, como el graznido de un cuervo, pero más profundo, más siniestro.
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Inktober Bakudeku monsters
FanficInktober sobre el Bakudeku en diferente universos, teniendo en cuenta la temática del día. Las imágenes utilizadas no son mías, créditos a sus respectivos dueños. -Nikol