En un reino antiguo, donde los cielos se llenaban de nubes oscuras y tormentas a menudo azotaban las tierras, dos dragones extraordinarios surcaban los cielos. Uno de ellos, Katsuki, era un dragón de escamas doradas que brillaban como el oro bajo el sol. Su temperamento era tan ardiente como su aliento de fuego, y su fama como el protector de las tierras cercanas se extendía por todo el reino.
El otro dragón, Izuku, tenía escamas de un verde profundo, como las hojas más vibrantes de los bosques que habitaba. Era un dragón más tranquilo y reservado, conocido por su agilidad y su capacidad para moverse silenciosamente entre las sombras. Su naturaleza bondadosa lo llevaba a ayudar a aquellos en apuros, pero la inseguridad lo mantenía alejado de los demás.
Un día, mientras Katsuki patrullaba su territorio, sintió un cambio en el viento. Era un aire fresco y diferente, cargado de un aroma a hierbas y a agua fresca. Intrigado, descendió hacia un claro en el bosque, donde encontró a Izuku, que había estado practicando su vuelo.
Izuku se detuvo al notar la presencia de Katsuki, su corazón se aceleró. "Hola," dijo, intentando mantener la voz firme, pero la timidez se filtró en sus palabras. "No esperaba encontrar a otro dragón aquí."
Katsuki lo observó con curiosidad. "Eres más pequeño de lo que pensé que sería un dragón," comentó, un tono burlón en su voz. "¿Acaso te has perdido en el bosque?"
Izuku sintió la punzada de la inseguridad en su pecho. "No, estoy practicando. Solo me gusta volar entre los árboles." Era cierto, pero había un miedo escondido en su interior; la idea de ser menos que otros dragones siempre lo había perseguido.
Katsuki dio un paso más cerca, su mirada era desafiante. "No deberías ocultarte. Los dragones como nosotros no deben tener miedo de mostrarse."
Izuku sintió que esas palabras le calaban hondo. Tal vez Katsuki tenía razón. Pero el impulso de huir se apoderó de él y, con un batir de alas, se elevó hacia el cielo, tratando de escapar del momento incómodo.
Katsuki lo siguió, sus alas doradas brillando mientras se acercaba. "¡Espera maldita sea! Solo quería decir que podrías volar mejor si dejas de pensar en lo que los demás piensan de ti!"
La idea de ser observado por alguien tan impresionante como Katsuki lo llenó de nervios, pero había algo en su voz que lo hacía querer intentarlo. Así, con un esfuerzo, se detuvo en el aire, sus alas batían rápidamente mientras intentaba estabilizarse.
Katsuki sonrió, la emoción brillando en sus ojos. "¡Eso así! Ahora, muéstrame de qué estupidez eres capaz."
Los días pasaron, y la conexión entre Izuku y Katsuki se profundizó. Cada encuentro en la cueva se volvía más significativo, y su vínculo se fortalecía mientras compartían historias y risas. En sus interacciones, el lenguaje se volvía una danza entre ellos, un coqueteo que crecía en intensidad, lleno de miradas furtivas y toques accidentales que enviaban escalofríos a través de sus cuerpos.
Izuku, con su curiosidad natural, comenzaba a explorar sus habilidades dracónicas. Con cada intento, se daba cuenta de que su transformación era más poderosa de lo que había imaginado. En una de sus sesiones de práctica, Katsuki lo observaba, una mezcla de orgullo y admiración en sus ojos. Sin embargo, la presión de sus sentimientos hacia Izuku se volvía cada vez más difícil de manejar.
—Vas a hacer que te conviertas en un verdadero dragón si sigues así —bromeó Katsuki, cruzando los brazos y apoyándose contra una roca, su tono juguetón ocultando la lucha interna que sentía.
—Solo quiero ser tan fuerte como tú —respondió Izuku, sintiendo un calor que se extendía desde su pecho hasta sus mejillas.
Katsuki se acercó, la chispa en sus ojos centelleando mientras se inclinaba hacia Izuku. Había algo poderoso en la cercanía, un reconocimiento de que no eran solo dragones, sino que había algo más profundo entre ellos. En ese instante, la tensión se hacía palpable.
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Inktober Bakudeku monsters
FanfictionInktober sobre el Bakudeku en diferente universos, teniendo en cuenta la temática del día. Las imágenes utilizadas no son mías, créditos a sus respectivos dueños. -Nikol