Dime que me odias

Rivalidad

Los pasillos rebosan de estudiantes hablando sobre sus últimas calificaciones, los chismes del fin de semana, y, como era de esperarse, el torneo académico anual. Entre todos, destacan Mia Clair y Alex Hill. No solo por ser los estudiantes más brillantes, sino por ser los rivales más acérrimos que la escuela haya visto.

Desde el primer día de secundaria, Alex y Mia han sido enemigos declarados. Siempre compitiendo, siempre queriendo ser el mejor, siempre buscando la manera de humillarse mutuamente en cada oportunidad. Y esta mañana no es la excepción.

Mia entra a la clase de biología, caminando con determinación y una sonrisa confiada en el rostro. En sus manos lleva su carpeta de laboratorio, el proyecto que había pasado horas perfeccionando para asegurarse de que superaría el de Alex.

—A ver cuánto tarda en darse cuenta de que mi proyecto de laboratorio es mucho mejor —murmura para sí misma, lanzando una mirada hacia él.

Alex ya está en su asiento, aparentemente concentrado en su propio trabajo, pero al ver a Mia acercarse, levanta la vista con una sonrisa que no tarda en convertirse en una expresión burlona.

—¿Ya te diste por vencida, Clair? —dice con tono sarcástico—. Sabes que te supero en esto.

Mia le lanza una mirada fría, dejando caer su carpeta sobre la mesa con un golpe que hace eco en toda la clase.

—Sueña, Hill. Mi proyecto va a hacer que el tuyo parezca el trabajo de un principiante —responde con una sonrisa desafiante.

Él se echa hacia atrás en su asiento, sin perder su expresión de superioridad.

—Me encantaría ver cómo planeas lograr eso, considerando que tu "mejor esfuerzo" nunca es suficiente.

Mia entrecierra los ojos, fulminándolo con la mirada. Cada vez que hablan, es como si se desafiara todo lo que saben, todo lo que creen y cada uno se obsesiona por ganar, sin importar qué tanto tengan que soportar para lograrlo. Los profesores y compañeros han aprendido a mantenerse al margen de esta rivalidad, aunque observan la dinámica entre ambos con una mezcla de admiración y agotamiento.

Días despúes, la competencia más esperada del año ha llegado, y, como era de esperarse, Mia y Alex están entre los participantes más destacados. La multitud está emocionada: los rumores de la enemistad entre ellos se extienden por toda la escuela, y todos están ansiosos por ver quién saldrá victorioso esta vez.

Mia y Alex compiten en matemáticas, ciencias, deportes, y hasta oratoria. No importa la categoría: ambos encuentran la forma de lanzarse indirectas y miradas desafiantes en cada oportunidad. La final del torneo de ciencias es el evento más esperado, y los estudiantes se reúnen expectantes mientras Mia y Alex suben al escenario.

—Prepárate para perder, Hill —le dice Mia con una sonrisa que no oculta su confianza—. Este año, el trofeo es mío.

—No te emociones demasiado —responde él con el mismo tono de suficiencia—. El único trofeo que vas a ver es el mío cuando me lo lleve a casa.

El moderador apenas puede mantener la compostura ante la intensidad de sus miradas. Desde que estos dos se enfrentaron en primer año, nadie ha logrado quitarles el primer lugar, pero solo uno puede llevarse el trofeo esta vez.

La competencia es feroz. Ambos responden las preguntas rápidamente, casi como si pudieran anticipar lo que el otro va a decir. Los espectadores están al borde de sus asientos, sabiendo que este duelo es lo que hace que el torneo sea tan emocionante. La tensión aumenta cuando el marcador muestra un empate y solo queda una pregunta.

—La pregunta final es...

El silencio llena la sala. Mia y Alex se preparan mentalmente para atacar, ninguno dispuesto a ceder ni un centímetro.

—No puedo dejar que me gane otra vez... —piensa Mia con los dientes apretados.

Alex tiene el mismo pensamiento. Sus ojos se encuentran, y ambos lanzan sus respuestas al unísono. Pero la victoria es de Mia por una fracción de segundo.

—¡Y la ganadora es... Mia Clair!

El público estalla en aplausos. Mia levanta la mano en señal de victoria, mientras Alex la mira con una mezcla de irritación y admiración. Aunque nunca lo admitiría, verla ganar hace que algo en su interior se retuerza, y no sabe si es porque la odia o... bueno, porque la odia más de lo que creía posible.

—Disfrútalo mientras puedas, Clair. La próxima vez, no tendrás tanta suerte —le dice, apretando la mandíbula.

—Oh, lo haré. Puedes estar seguro de eso.

Al finalizar el torneo, ambos tienen otra vida que sus compañeros desconocen. Los fines de semana, Mia y Alex practican en secreto en la pista de snowboarding, siempre con ropa que oculta sus identidades. Sin saberlo, sus rivalidades académicas se extienden también a las pendientes de nieve.

Cada sábado, se cruzan en las pendientes más desafiantes, compitiendo en velocidad, piruetas, y estilo. Aunque ambos llevan cascos y equipo que cubre sus rostros, hay una conexión innegable, una rivalidad tan intensa como en la escuela. Ninguno sabe quién es el otro, pero eso no les impide observarse con cuidado, siempre tratando de encontrar una debilidad.

—¿Quién será ese chico? Siempre está aquí, intentando adelantarme —murmura Mia, observando al snowboarder desconocido desde lejos.

—Esa chica es buena, pero no es invencible. Ya la superaré —se dice Alex, viendo a la figura en la distancia mientras ambos giran por la misma pendiente.

La competencia en la nieve es tan feroz como en las aulas, aunque ninguno de los dos sabe que su rival misterioso es la misma persona que les hace la vida imposible en el instituto.

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Nota de la autora:

Holaaa chicos, bienvenidos a mi historia, saben que soy muy fan de los enemies to lovers y espero darles un historia para que se diviertan, se entretengan y amen tanto como la estoy yo escribiendo. 

Les dejo una playlist de spotify, se llama "Enemies to lovers" de Nat, es mía para que si gustan puedan ponerla mientras leen esta historia, con canciones de ahí me pongo a escribir, ojalá les guste, los quiero mucho!

https://open.spotify.com/playlist/0rLcQPzUvIufeL0IW4OZkq?si=AY2hEzcxTgW4IFBnyhZA_w