Capitulo 38

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El pequeño barco avanza a través del mar de nubes rumbo a la Tierra de Dios, también conocida como Upper Yarp. El ambiente estaba tenso; el silencio entre ellos era denso mientras el aire frío de Skypiea los rodeaba.

Luffy, aún débil pero consciente, permanecía recostada en el pequeño barco. Bonney y Nami la observaban con preocupación.

Nami: –Con voz cautelosa, intentando romper el silencio– Luffy... ¿Cómo te sientes?

Luffy: –Con voz apagada, pero firme– Estoy bien... –Hizo una pausa, sus ojos medio cerrados– Pero eso no cambia lo que hicieron.

Nami, sorprendida por el comentario, frunció el ceño, claramente confundida.

Nami: –Acercándose un poco más a Luffy– ¿Qué quieres decir?

Luffy se enderezó ligeramente, haciendo un esfuerzo por incorporarse. Bonney intentó ayudarla, pero Luffy levantó la mano para detenerla. Sus ojos, aunque cansados, brillaban con una furia controlada.

Luffy: –Con la mandíbula apretada– ¿Por qué dejaron a Gojo solo? –Su voz, aunque suave, estaba llena de reproche– Él les dijo que se fueran, pero ustedes no debieron haberlo hecho.

Nami: –Sorprendida, dando un paso atrás– ¡Luffy! Gojo insistió en que era lo mejor. No podíamos quedarnos allí... Solo éramos un estorbo para Gojo.

Luffy: –Mirándola fijamente– ¡No importa! –Tomó aire profundamente, su respiración entrecortada– Gojo confía en ustedes, y aún así lo dejaron solo. ¡No debieron hacerlo!

Bonney: –Interviniendo, su voz firme y protectora– Luffy, él nos necesitaba fuera de ese lugar para poder luchar sin contenerse. ¿Crees que puede luchar con todos nosotros en medio?

Luffy: –Apretando los puños– ¡No me importa!

El barco siguió su curso a través de la corriente, y el sonido del agua celestial fluyendo alrededor los envolvía. Conis y Pagaya, más al frente del pequeño barco, intercambiaban miradas nerviosas, conscientes de la tensión en el ambiente.

Nami: –Suspirando, mirando hacia el horizonte– Gojo puede manejar esto, Luffy. Confiemos en él.

Luffy cerró los ojos, dejando caer la cabeza hacia atrás. Sabía que Nami tenía razón en cierto modo, pero su instinto no podía evitar sentir que algo andaba mal.

Luffy: –Murmurando– Espero que estés en lo correcto.

Después de un tiempo, el barco comenzó a desacelerar, llegando al final del trayecto. Ante ellos se alzaba la imponente Upper Yard, una isla flotante rodeada por un vasto mar de nubes que se extendía hasta donde la vista alcanzaba.

El lugar estaba cubierto de selvas densas y desconocidas, y al final de su camino, se encontraron con una bifurcación que se dividía en cuatro senderos, cada uno marcado con nombres diferente

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El lugar estaba cubierto de selvas densas y desconocidas, y al final de su camino, se encontraron con una bifurcación que se dividía en cuatro senderos, cada uno marcado con nombres diferente.

Gojo Satoru y la Pirata de GomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora