XXV - Puedes lastimarme, no me importa

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Han

Ayer me olvidé de lavar un plato. Solo uno. Un plato de esos que quedan sin importancia en la pila del fregadero, de esos que parecen invisibles hasta que alguien los señala con furia. La rutina del hogar tiene su propio flujo, y ese plato fue una pequeña interrupción en mi día, algo que me pareció insignificante en medio del caos habitual. Pero para mi papá, ese plato era un símbolo, una excusa perfecta para descargar su frustración acumulada.

Me di cuenta de que no era solo el plato. Era como si ese pequeño descuido desatara todo un torrente de descontento. Y claro, me gritó. Gritó como si mi pequeño descubierto fuera el fin del mundo, como si ese plato tuviera el poder de arruinar su día, su vida. Las palabras salen de su boca como flechas, afiladas y rápidas, apuntando directamente a mis inseguridades. Me quedé en silencio, sintiendo cómo la rabia y la decepción se mezclaban en mi pecho.

Mientras él despotricaba, me di cuenta de que no se trataba solo del plato; era la manifestación de su frustración por todo lo que lo rodeaba. En esos momentos, me siento como un extraño en mi propia casa, como si cada pequeño error mío fuera una señal de que no puedo hacer nada bien. La impotencia se apodera de mí, y por un instante, me pregunto si alguna vez será suficiente para él.

El eco de su voz todavía resuena en mi mente, y aunque trato de recordar que su enojo no es realmente hacia mí, es difícil no sentir que soy el causante de sus problemas. Todo por un simple plato. Un día más en esta montaña rusa de emociones que llamo hogar.

Me lanzó palabras que parecían literalmente cuchillos, tan afiladas que aún las siento clavadas en la piel.

¨Eres un inservible, un error, una carga terrible. Ni un plato supiste lavar¨

Ahí estaba, la sentencia de quien tal vez algún día fue mi refugio, pero que, en su lugar, se convierte en mi verdugo. Y sí, me duele. Me duele como si cada una de esas palabras hubiera dejado cicatrices invisibles. A veces me pregunto si las personas realmente saben el daño que pueden hacer con una frase. Qué fácil es ser moralista, que difícil tener moral.

Y bueno hoy, otro día (muy irónico, por que es de noche) el eco de sus palabras todavía sonando en mi cabeza. "Inservible, error, carga." No puedo evitar pensar que, tal vez, en el fondo tenga razón. A veces siento que llevo una etiqueta invisible que dice "engaño" y que la gente lo sabe. Es como si cada mirada me recordara que no estoy a la altura.

Y aquí estoy, intentando cargar el peso de ser esa decepción. A veces, simplemente me siento abrumado, pero claro, En vez de eso, me río y trato de hacer chistes sobre lo mal que me va. Es mi manera de ignorar lo que realmente me duele, como si una broma pudiera deshacerme de esa etiqueta. No sé si funciona, pero al menos me ayuda a seguir adelante.

Minho ha estado un poco ocupado últimamente. Todos los días se pasan horas ensayando con su banda, y ni Chan nos avisa cuando lo hace. Ni Lix ni Seungmin están yendo, así que, ¿Qué se le va a hacer? A veces me siento un poco olvidado, pero si eso lo hace feliz, supongo que es lo que importa, aunque me cueste un poco no estar cada rato con el.

El ciclo de inseguridades y la ausencia de mis amigos me agobian. Pero bueno, si me río de mis propios problemas, tal vez se vuelvan un poco más ligeros, ¿verdad? Al final, necesito creer que la vida tiene que ofrecerme algo más que este vacío.

Si tengo que describir exactamente cómo están yendo las cosas, o mejor dicho, cómo me he estado sintiendo, todo se resume en una palabra: pesado.

Me pesa levantarme de la cama cada mañana, como si estuviera cargando una mochila llena de piedras que nunca se vacía. Hacerme el desayuno se siente como una tarea monumental; la simple idea de preparar un recipiente de cereales se convierte en un proceso interminable, en el que cada movimiento se siente agotador y vacío. Despertar ya no es un nuevo comienzo, sino solo un recordatorio de que tengo que enfrentar otro día. Y dormir, aunque a veces parece un buen escape, no es más que un breve respiro en esta montaña rusa emocional. En el fondo, sé que cada vez que cierro los ojos, me despierto en el mismo lugar: en este ciclo interminable de pesadez.

Aprendiendo a amar [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora