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—Tienes que ir pronto a casa, Teddy.

—Intentaré ir pronto, lo prometo.

—Te extraño mucho —Phoebe me agarra de la cintura y me envuelve con sus brazos posando su rostro en mi pecho.

—Yo también, Phoe —digo acariciando su cabeza para tranquilizarla.

— ¡Hora de irnos, Phoebe! —le informa papá junto al inicio de las escaleras que dirigen a la puerta del avión familiar.

— ¡Ya voy! —le dice mi hermana dándome un tierno beso en la mejilla antes de caminar en dirección a las escaleras. La sigo para despedirme de mi padre quien me mira atento.

—Sube, Phoe —le pide papá a mi hermana quien asiente diciéndome por última vez adiós — ¿Cuándo irás a casa?

—Supongo que un poco antes del cumpleaños de Phoebe. ¿Planean hacer algo grande? —pensar en el cumpleaños número dieciséis de mi hermana menor me pone algo inquieto.

—Haremos lo que ella quiera hacer, pero dos semanas después es la boda de Kayla.

¡Maldición! Había olvidado por completo la boda de mi tía.

Supongo que mi padre se da cuenta por la risa que no disimula en lo absoluto.

—No le diré que lo olvidaste, pero apuntalo en algún lado, Theo. Eres parte de su escolta.

—Lo sé, lo siento... la escuela me ha mantenido con la cabeza ocupada. Por cierto, con respecto a lo de ver a Andrew, ¿cuándo sería?

— ¿La próxima semana te parece bien? Debo volver a una reunión con unos inversionistas.

—Claro, en ese caso nos vemos. Adiós, papá.

Mi padre me abraza efusivamente golpeando un poco mi espalda.

—Te amo —dice en mi oído mientras sus brazos me aprietan un poco más fuerte.

—Yo también, papá.

Nos separamos y él mueve su cuerpo para subir las escaleras.

-Llama a tu madre, y mantén la cabeza en la tierra —dice esto ultimo junto a una risa entretenida.

— ¿Para qué? —respondo mirando la entrada del avión.

— ¿Debe haber una razón específica para que tengas que llamar a tu madre? —el asunto de las entradas llega a mi subconsciente y miro a mi padre de manera graciosa.

— ¡Me refería a para qué debo mantener la cabeza en la tierra! —digo riendo.

—Solo no hagas algo que yo no haría—dice negando con su cabeza mientras sonríe —Nos vemos, Theo.

-Adiós, papá.

***

— ¿Cuándo dijo que vendría?

Anne ha estado inquieta desde que llegó media hora antes de la hora estipulada. El tal Benjamin debe de ser muy bueno para que ella reaccione de esta manera.

—A las siete, te lo he dicho unas cuarenta veces, Annabeth, ya me estoy mareando.

—Lo siento —se disculpa finalmente tomando asiento en el sofá junto a mi.

—Relájate, estás demasiado alterada —paso mi mano por sus hombros en lo que ella se acomoda y se recuesta en mi hombro. Acaricio su cabello mirando a la nada — ¿Mejor?

—Mejor, gracias.

—Pareces una fanática alterada.

—Soy su fan y estoy alterada —afirma riendo.

Theo, Schlesinger IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora