Theo, Schlesinger II

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Me remuevo incómodo en mi cama. No pude dormir mucho pensando en la nota de papá, y en que justamente ahora no tengo idea sobre cómo actuar al respecto.

Me levanto algo adolorido y me dirijo a mi baño. Luego de una gratificante ducha de quince minutos me siento un poco más relajado, pero solo físicamente.

—Theo, ¿irás a despedirte de Phoebe? Se irán a las cinco de la tarde.

—Planeaba ir al hotel en cuanto saliera de clase.

—De acuerdo, yo iré al medio día, tendremos una cita —sonrío asintiendo al ver la iniciativa de Josh al querer salir con mi hermana. Son adorables después de todo.

Fuera de casa, como de costumbre las personas caminan alegres o en su mundo. Otro día normal.

De repente freno en seco el auto al ver a una persona justo en medio de la calle a centímetros de mi parabrisas.

— ¿¡Estás loco!? —le grito desde mi ventana. El tipo levanta su rostro y me sonríe extrañamente.

Lo último que me faltaba...

—Gran forma de saludar a un amigo, Theo —se acerca a mi ventana.

— ¿Qué quieres? ¡casi te mato!, y ni siquiera te conozco del todo.

—Te dije que podía ayudarte.

—En este momento no puedo tener tu ayuda, voy a clase.

—Podrías traer a Annabeth Von Doith contigo —que este loco conozca a Anne me hace estremecer —y antes de que digas la amenaza que quieras, si. Conozco a Annabeth y no, no soy ningún psicópata.

Un auto detrás de mi comienza a llamar mi atención para que me mueva, y yo me acomodo a un lado de la calle junto a la acera.

—Realmente tengo que ir a clase.

—Lo sé, mi invitación sería para esta tarde. Ya te lo he dicho, solo quiero ayudarte —paso mis manos por mi cara hasta mi cabello, esto es demasiado.

— ¿Si te digo que si dejarás de molestarme con esta situación?

—Por supuesto, pero te lo dije antes también. Me lo agradecerás después.

—Como digas, ahora si me permites, estoy llegando realmente tarde.

—Te veré pronto, Theo —se despide Lazer mirándome con sus grandes ojos oscuros.

Este tipo asusta un poco a primera vista pero también se ve inofensivo. Realmente no sé que creer de él aún. Aunque he de admitir que lo he visto antes, estoy un ochenta por ciento seguro.

A pesar de todo, logro llegar sin problema a mi clase. Todos están sentados mirando al frente a la espera de la señora Thomas. Esta clase es de las pocas que no creí, disfrutaría tanto.

Jamas pensé llegar a disfrutar la historia de esta forma.

—Buenos días muchachos, disculpen el retraso, estas calles son de locos.

La señora Thomas acomoda sus cosas en su escritorio mientras todos abren sus libros en la página que habíamos comenzado la última clase.

—Hoy no trabajaremos con los libros chicos. Presten atención, trabajarán en su proyecto semestral.

La señora Thomas escribe en la pizarra los lineamientos y la fecha de presentación.

—Arte a través del tiempo —lee alguien en los asientos del frente a lo que asiente la profesora juntando sus manos mirándonos a todos.