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El frío golpea mi rostro violentamente. La temperatura ha bajado radicalmente en las pocas horas, y el invierno comienza a abrirse paso.

— ¿Estás seguro de esto?

—Eres mi amigo, Lazer.

— ¿Lo soy?

—Ahora lo eres.

—Interesante, ¿qué haremos? ¿Pijamadas y hablar de chicas? —su risa es extraña, pero algo familiar, es como un déjavú.

—Esa podría ser una opción, pero por el momento solo estarás conmigo y conocerás algunas personas. Además, debo ir por Anne a la casa de mis padres y despedirme de ellos y mi hermana.

—Ahora que mencionas a tu hermana, ¿no crees que ella también está en peligro de perderse a sí misma? Incluso más que tu.

—Lo estuve pensando y me temo que si. Ayer la estuve observando en su fiesta de cumpleaños. Me parece que demasiados chicos la ven como si fuera comida, pero también la ignoran y ella intenta sobresalir a costa de Alex, nuestra prima. No quiero que se vuelva una dependiente de la atención pública. Mamá siempre nos enseñó que debíamos ser personas antes que figuras públicas, pero me temo que la adolescencia la está consumiendo.

— ¿Planeas hablar con ella?

—Lo quería hacer, pero ella se ve feliz, es muy extraño, y Anne me dijo que era algo normal a esas edades, pero no quiero que en un futuro se vea afectada por algo tan superfluo como la atención pública.

—Me gustaría hablar con Annabeth, si no te importa —suelta de repente, con cierto temor.

—Claro, no debes pedirme permiso, es mi novia, no mi mascota.

—Esa respuesta detona mucha confianza, vamos por buen camino, Theo.

—Pensándolo mejor, ¿sobre qué quieres hablar con ella? —su risa no me deja completamente tranquilo, pero es gracioso ver como de un pronto a otro, nuestra confianza creció sin darnos cuenta.

—Algunos temas, nada preocupante tu tranquilo, tú chica estará bien.

Ambos emprendemos camino hacia la residencia de mis padres, y cuando estamos cerca de la entrada, puedo notar como su cuerpo reacciona.

— ¿Qué te ocurre? —pregunto mirándolo de reojo.

—Linda casa —suelta ignorando mi pregunta por completo.

Los portones principales están cerrados, y la entrada de mi hogar está igual que siempre; limpia, espaciosa y natural.

—Gracias —respondo abriendo el portón eléctrico.

—Tuvo que ser difícil la transición, supongo. Boston se ve espantoso en comparación.

—Ha sido un proceso reconfortante. He aprendido mucho en el camino, y honestamente siento que mi vida finalmente me pertenece a mi y no a mis padres.

El asiente y yo estaciono el auto en el espacio en que solía hacerlo siempre.

—Tendrás que darme un tour, este lugar se ve increíble. ¿Acaso eso es un lago?

Vuelvo a asentir y ambos bajamos en dirección a la puerta principal de mi cama. Ambos entramos y automáticamente puedo notar que está particularmente desordenada, como si una pelea de almohadas hubiese ocurrido hace poco.

— ¿Mamá? —grito una vez estamos dentro — ¿Phoe? —de pronto el sonido excesivamente alto de la música en el segundo piso nos toma desprevenidos, haciendo que Lazer suelte una maldición.

Theo, Schlesinger IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora