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 Existen muchos momentos perfectos en la vida. Uno de ellos, es cuando sacas tu primera A y corres a mostrarle tu logro a tus padres, otro es cuando das tu primer beso, incluso cuando recibes tu diploma universitario... existen muchos momentos perfectos, pero uno de ellos nunca será decir que no pasarás navidad con tu familia frente a tu madre... nunca.

—Por favor dime que no escuché bien, Theo.

—Escuchaste bien, mamá... no pasaré con ustedes la navidad.

— ¿Acaso te estás escuchando? —mi madre comienza a caminar de un lado a otro alterada. Se mira las manos sin saber que hacer con ellas — ¿Ella te lo pidió? —suelta de pronto.

—No, Anne no tiene nada que ver, yo fui el que insistió. Llegamos a un acuerdo, yo paso la navidad en Minnesota y ella año nuevo con nosotros.

— ¿Y sus padres están de acuerdo? —dice alzando sus brazos indignada.

—Su familia es diferente, mamá. Están de acuerdo —ella se lo piensa bastante antes de mirarme agotada.

—Theo, sabes lo importante que son las festividades para nosotros. Por favor, no hay ninguna forma de hacer que Anne venga con nosotros a todo...

—Mamá, su familia es flexible en esto, pero ella quiere estar con ellos en navidad. Acordamos que vendría conmigo en año nuevo si yo pasaba la navidad con ella —ella me observa sin poder creerlo aún —. Mamá, por favor.

—De acuerdo, esto está tardando bastante. Theo, ¿qué ocurre exactamente? —Papá aparece tomando por la cintura a mi madre en un intento de calmarla.

—Tu hijo nos abandonará en navidad, eso es lo que ocurre —en definitiva, nunca había visto a mi madre tan molesta.

—Angie, respira —mi madre coloca su mirada sobre mi padre y la risa que este expulsa me asusta, pero por lo que le pueda suceder a él por reírse —. Cariño, no es el fin del mundo.

— ¿Qué? ¿Lo apoyas? Esto es inaudito...

—Que Theo quiera pasar la navidad con la chica que ama no es digno de muerte, amor. ¿Te recuerdo cuantas festividades pasamos nosotros juntos? —el semblante duro de mi madre se relaja un poco con las palabras de papá.

—Es distinto... siempre pasamos la navidad en familia.

—Solo serán unos días, y luego ambos estarán con nosotros —es como si yo ya no estuviese aquí.

—Mamá, lo siento... pero realmente quiero estar con ella, y pensamos que el arreglo sería más justo para ambos...

—No lo sé, Theo.

—Theodore ha dejado de ser un niño hace mucho tiempo, Angie. Hay que permitirle que tome decisiones como esta... además no es algo tan malo.

—Que la navidad te valga un comino a ti, no significa que a mi también, Charles —reitero, está muy molesta.

—Angeline, por el amor a Dios, se flexible con nuestro hijo, no te está pidiendo nada del otro mundo —papá se gira sobre sus talones y me observa —. Puedes ir, Theo.

— ¿Qué? —decimos mi madre y yo sincronizados.

—Theo tiene el permiso de ir a Minnesota el veinticuatro de diciembre, y viajar el veintiséis de regreso a Mónaco con nosotros. ¿Es sensato para ti? —me pregunta con una risa ahogada.

—Está bien para mi... —digo con cautela sin dejar de observar a mi madre, quien parece que degollará algo en cualquier segundo.

—Angie, son tres días.

Theo, Schlesinger IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora