•Prefacio•

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El viento extrañamente helado choca contra mi rostro cual navajas afiladas. Mis lágrimas han cesado desde hace ya unos pocos minutos. El sol brilla, pero no siento su calor en lo absoluto.

Y es demasiado frustrante.

— ¿Theo? —conozco esa voz. Y me retiene en el mismo lugar de donde no he podido avanzar ni un centímetro

—Hola, Blake.

— ¿Cómo has estado?

— ¿De repente te interesas por mi estado de ánimo? —lo veo respirar intensamente, sus ojos están casi tan rojos como los míos.

—Lo siento, sé que es duro, lo ha sido también para mi.

Mi corbata negra me asfixia, o tal vez solo sea el nudo gigante que tengo en mi garganta.

No estoy en condiciones de pelear, ni siquiera de gritarle, en lugar de eso, me rompo en mil pedazos frente a él.

—La extraño tanto... —Blake me observa triste. Siento una palmada en la espalda y veo como un par de lágrimas se deslizan por sus mejillas también. Nos vemos bastante patéticos pero justo ahora todo me da igual.

—Yo también lo hago —respiro intentando calmarme, y él imita mi gesto —. Has llegado temprano, ¿Cómo están tus padres y Phoebe?

—Mejor que yo, aunque igualmente muy decaídos.

—Tienen sus razones, tus padres la amaban como a una hija.

—Lo sé... —digo, sin observarlo —Debería de irme a casa... —comienzo a retroceder, pero es entonces cuando él comienza a hablar verdaderamente.

—Theo, ¿Crees que ella hubiera querido verte así?

—No lo sé, y ya no lo podré saber nunca.

—Sabes que ella siempre estará contigo ¿Verdad?, con ambos.

El intento por retener mis lágrimas hace que me sacuda por dentro.

—Sí —me limito a decir, y me retiro.

Comienzo a caminar por el prado del cementerio, mirando el césped seco a los lados, cuando la escucho.

—Theo —realmente escucho su voz detrás de mi. Sacudo mi cabeza tomándola desde mis sienes. Siento que realmente ya me estoy volviendo loco —Theo —vuelvo a escuchar, pero no volteo porque se que solo es un truco de mi mente...

— ¡Theo! ¿Qué haces ahí? —mi padre grita desde el otro lado del prado, junto a mamá, Phoe y Josh, los cuales me observan preocupados. Me acerco a ellos a paso lento, sin poder retener mis lágrimas por mucho más tiempo o creo que explotaré.

—Me iré a casa...

— ¿De qué estás hablando? —pregunta mi madre con un tono de voz algo sorprendido.

—No te irás a ninguna parte, Garrick y Louise necesitan de todos ahora, así que compórtate. No solo tú perdiste a alguien importante... —exige mi padre.

No digo nada, mi cabeza está en otra parte de todos modos como para poder argumentar algo.

—Noah llegó —dice mamá antes de tomar la mano de papá y avanzar hasta la nueva tumba, junto a Garrick y Louise.

—Ve con ella —dice Phoe besando mi mejilla, limpiando una pequeña lágrima que no puedo evitar que salga.

—Ánimo amigo —Josh me abraza, me mira dándome seguridad. Es una verdadera lástima que solo dure un mísero segundo.

Veo como Noah está del otro lado de la calle, está usando un vestido floreado... bastante no apropiado para el momento cabe decir. No está triste, no tendría razones creíbles para estarlo, aunque su mirada se ve algo nerviosa e incluso podría decir que culpable. Porque lo es... si no estuviéramos en un funeral, creo que seria capaz de hacer algo lamentable aquí mismo. No quiero verla porque se que podría incluso llegar a matarla con mis propias manos, pero como estamos en un lugar público, hago el mayor intento por mantenerme cuerdo.

—Theo... —Noah me observa cuidadosa, su vestido es algo corto, y sus manos juegan con la tela intentando calmar su ansiedad.

— ¿Qué demonios haces aquí? —pregunto seco. Ella se acerca a mí, y me abraza del cuello casi de golpe haciendo que me balancee un poco, pero mis brazos se mantienen inmóviles. No la quiero tener cerca, simplemente necesito que alguien la aparte de mi.

—Lo siento tanto.

Cierro los ojos intentando mantener la calma. Me deshago de su agarre lentamente, y ella solo me mira asustada, y algo dolida.

—Necesito...— Intento respirar, y recordar lo que quiero decirle, y no echarme para atrás porque se que si la miro a los ojos jamás podré dejar esto de una vez por todas. No importa el odio que siento abrirse paso por mis venas en este momento, sus ojos tienen ese algo que no me permite destruirla aquí mismo —Necesito tiempo, tiempo solo...esto es malditamente difícil para mi ahora... No espero que me entiendas, lo siento, pero no puedo seguir con esto —Su mirada me mata, me termina de destruir por dentro —Por favor, vete de aquí o realmente no me haré responsable por lo que pueda suceder... por favor, Noah, vete de aquí y no vuelvas... —pero no puedo mantenme al lado de alguien que participó en el asesinato de la única persona que he amado verdaderamente. 

Theo, Schlesinger IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora