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Si alguien alguna vez me hubiese dicho que estaría codeándome con los peces gordos del mundo artístico, le diría que me enseñara a decir bromas como esas. Mi gran noche, por llamarlo de alguna forma, fue un total éxito, sin mencionar que papá sacó provecho del momento y consiguió más de un nuevo socio. Al parecer el hecho de que su hijo no siguiera sus pasos si le trajo ventajas.

—Teddy, nos iremos ya, ¿vienes con nosotros? —preguntó mamá tomándome del brazo, mientras observaba uno de los cuadros de Sophie. Al ver que no respondía comenzó a acariciarme el brazo lentamente —Se que está muy orgullosa de ti. Igual que todos nosotros.

—La extraño mucho... Pensé que yo tal vez podría...

—Theo, debes dejar de torturarte, cariño —su mirada compasiva me hizo volver a mi infancia de golpe —. Ella, donde quiera que esté, te está mirando y está sonriendo. Te puedo asegurar que Sophie está feliz por ver lo que has hecho hoy. Estás conmemorando su memoria y no hay mejor regalo.

—No sabes cómo la necesito, mamá. Y odio sentir esto.

—El tiempo se encargará de curar tus heridas, amor —dirigió su mirada a la chica que estaba no muy lejos de nosotros hablando con otros invitados —. El tiempo y un pequeño empujón que alguien te pueda dar.
—Anne es tan diferente a ella, mamá.

—Desde el día en que la conocí supe que tenía algo especial. La manera en la que te mira me recuerda mucho a mí cuando tenía su edad.

— ¿Cuándo conociste a papá? —ella niega con un movimiento leve de su cabeza.

—Conocí a tu padre a los veinte años, bajo unas circunstancias muy distintas, lo sabes.
—Pero, independientemente de la manera, o circunstancia, ¿qué sentiste cuando lo viste?

—Si te soy sincera, miedo.

— ¿Miedo? —su risa me desconcierta un poco — ¿Mamá?

—Tu padre siempre fue muy intimidante, su familia siempre ha tenido mucho poder, así que estaba bastante asustada y nerviosa cuando lo conocí. Los Schlesinger siempre han sido una de las familias más ricos del país, y su nombre no era algo que pudiese pasar de largo, pero cuando lo conocí y noté que era alguien totalmente humano, mi miedo se fue desvaneciendo.

» Con el paso del tiempo aprendí a que tu padre es un hombre difícil y muy terco, lo cual me hizo enamorarme aún más de él, sin mencionar sus locuras e ideas un poco extrañas. Siempre me sentí bien a su lado, aunque tuvimos nuestros altercados y problemas como todo el mundo, descubrí que no podía vivir sin él, Teddy.

—Desde niño siempre quise una relación como la de ustedes.

—Créeme no quieres una relación como la nuestra —dice papá, posicionándose detrás de mí madre. Ambos ríen como si esa frase desatara una broma privada que, casualmente, yo no entiendo.

—A esto me refiero, tienen dos hijos, un hogar agradable y son felices, ¿cómo consigues todo eso en la vida? —dije no muy feliz.

—Theo, sufrir por amor es doloroso, pero sufrir por perder el amor, te destroza. Tú lo has conseguido, pero tus heridas pasadas no te permiten ver con claridad en ocasiones. Como tu padre te aconsejo que te quites la venda de los ojos y aprecies lo que has logrado hasta ahora —ambos volvieron a mirar a Anne. —Es una chica estupenda, no desaproveches el tiempo lamentándote, Theo.

—No lo estoy desaprovechando.

—Lo haces, le dedicas tiempo a los problemas del pasado, cariño —dijo esta vez mamá con una sonrisa —Olvídate del pasado, y comienza a vivir pensando en el futuro, y lo más importante, disfrutando el presente.

Theo, Schlesinger IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora