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Damián Vitale

En cuanto ponemos un solo pie dentro de mi casa me lanzo sobre Marena. No temo que me rechace porque no haber querido nada de esto no se hubiera subido al auto en primer lugar. Jamás la hubiera obligado a algo y ella lo sabe.

Tomo en mis manos su rostro besándola con más fuerza. Extrañe mucho de ella siendo honesto. Marena es bellísima, siempre he tenido una debilidad con lo hermoso, pero cuando la vi por primera vez me atrajo como nada. Ella era un imán y yo simplemente deje que me atrajera.

—Eche mucho de menos estos labios —murmuro separándome de ella, pero mirándola. En sus ojos hay deseo, mucho deseo. Sé que también me ha extrañado, pero entiendo que debe reponer parte de su orgullo por lo que hice. Además de que ambos sabemos que esto tiene que terminar. Se ha alargado muchísimo y hemos tenido suerte de no ser descubiertos.

—Tú echaste de menos mi coño —murmura entrecortadamente y encarno una ceja fingiendo estar escandalizado.

—Usted, señorita, tiene una boca sucia —miro su boca— una boca que me encantaría follar.

Ella me da esa sonrisa que me encanta de ella; ladeada y que comienza poco a poco hasta convertirse en una enorme sonrisa mientras eleva una ceja. Solo quiero ponerla en cuatro y follarla hasta el cansancio.

—No sé si mereces una mamada.

—Si sigues diciendo esas cosas yo simplemente me romperé —murmuro.

—No lo sé...

Per favore...

Se ríe y roza su rodilla con mi entrepierna confundiéndome sobre si quiere golpearme o provocarme. Espero sea lo segundo.

Pone firmemente su mano en mi polla por encima del pantalón y se comienza a reír cuando gimo.

—Has sido muy malo...

—Te encanta que sea malo —gruño cuando me empieza a acariciar. Desabrocha mi pantalón y mete su mano en mi bóxer hasta agarrar mi polla— vamos... bellezza...

Mueve su lengua provocándome como siempre hasta que se ríe y lentamente se pone de rodillas. Sabía que lo haría, ella siempre ha sido buena en esto. Realmente cuando la conocí no pensé que ella fuera tan lanzada en el sexo.

Abro mis ojos cuando enseña sus dientes y hace como que me morderá. Ella no se atrevería... se ríe y abre su boca esperando que sea yo quien meta la polla. Empujo su cabeza a mi polla y a pesar de abrir sus ojos sorprendida por la brusquedad rápidamente empieza a chupar.

Cierro los ojos sintiendo el hormigueo de placer recorrer todo mi cuerpo. Sonrió mirando sus ojos mirándome; tiene esa clase de mirada inocente, pero a la vez traviesa y malvada. Malvada sexy.

Jalo su cabello y comienzo a follar su boca justo como ambos nos gusta. Sus uñas aprietan mis muslos a través del pantalón, pero no detengo mis empujes en su boca hasta correrme y asegurarme de que se lo trague. Me golpea y se pone de pie.

—Todo un pendejo...

—Y te encanta —la acerco a mí para besarla probándome en su boca— ¿O vas a negarlo?

Me gusta mucho Marena, pero soy consciente de que todo esto está mal. Muy mal. Tanto para ella como para mí. De solo pensar en que Matteo se entere de esto me hace casi tener un pánico porque las repercusiones son una mierda.

—Ojala estas horas duraran mucho más —murmuro mirando su jodidamente bello rostro. De verdad que Marena es de las mujeres más preciosas que yo he visto.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora