Marena Bianchi
Hace una semana que no sé nada de Damián.
Después de su salida dramática de su casa no lo he vuelto a ver y a sus hermanos tampoco. Durante esta semana he mantenido la noticia del embarazo oculta; ni siquiera a Nella se lo he contado, a pesar de sus constantes cuestionamientos.
Pongo una mano en mi estómago muy sorprendida de que algo se esté formando dentro. De solo pensar en decirle a alguien en voz alta "estoy embarazada", hace que quiera vomitar. Afortunadamente, no he presentado ese tipo de molestias; solo continúan los constantes mareos y los antojos horribles.
—En el problemón que estamos metidos tu y yo —le digo a pesar de que sé que ni entiende una mierda de lo que digo— y tienes como padre al idiota más grande de todo Chicago y como tíos a los dos hombres más escalofriantes que he conocido. Vaya, familia. Tu padre probablemente está al otro lado del mundo ahora mismo donde no nos vuelva a ver y está bien, si pudiera también huyera muy lejos —suspiro— lo más lejos posible.
Brinco cuando la puerta se abre y Adela me mira como si estuviera loca.
— ¿Estás hablando con alguien?
—Conmigo misma —ruedo los ojos— estoy aburrida y...
—Bien —murmura cuando no continuo y se acerca hasta sentarse en mi cama sus ojos brillan con emoción. Le prestó atención— tu padre acaba de llamarme.
— ¿Y?
—Me ha pedido que organice una cena lo más elaborada posible que pueda —abre sus ojos— al parecer el capo, su esposa y sus hermanos van a venir. Es algo importante.
Mi estómago cae.
— ¿Sabes sobre qué?
—Creemos que es probable que quieran hablar sobre algún posible candidato para ti. Como sabes, dado tu... —niega con la cabeza y aparto la mirada— tu sabes, tu padre había hablado con Matteo sobre eso para que tratara de encontrar a alguien entre nuestro mismo nivel y por la llamada, tu padre cree que puede tratarse de eso.
—No creo que sea buena idea —susurro mirando mis manos.
—Si lo es. Es una buena noticia —la siento acariciar mi cabello— te amo como si yo misma te hubiera tenido, Marena y sabes que a mí me encanta tenerte aquí, pero también pienso demasiado en como...
—No tienes que decirme más —la miro y le sonrió. Cuando miro su rostro amable me siento tan tentada a decirle la verdad— Adela, yo...
— ¿Qué?
Vacilo. ¿De verdad debería decirle antes?
—Nada. Creo que tienes razón y debería alegrarme.
—Así es, bonita —me besa la cabeza y se pone de pie— iré a ver que tengo para la cena y que falta. Antonella ha estado llamando toda la mañana; llámala que me está volviendo loca.
— ¿Sabes? Creo que iré a su casa —me pongo de pie— tengo días sin salir y lo necesito.
—Está bien, linda. Ve con cuidado y regresa temprano para la cena.
Asiento fingiendo una sonrisa hasta que se va.
Lo que tanto quiero es huir lejos ahora mismo. No sé cómo soportare esa cena y más cuando por fin le digan todo a mi padre.
.
.
— ¡Perra! —Me estabilizo cuando me empuja. No es tanta la fuerza, pero ahora me siento tan blandengue— habíamos quedado en que llamarías y pura mierda lo hiciste.

ESTÁS LEYENDO
Demonio
Ficción GeneralA nadie le importo. Paso desapercibida, más bien, ignorada por toda la organización italiana por el simple hecho de que la mitad de mi sangre es rusa. La mayoría de chicas de la organización a mi edad ya se encuentran comprometidas o casadas, pero y...