26.

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Damián Vitale

Esta muy herida, Damián...

Todo se volvió un maldito desastre de la nada. Un segundo todo estaba bien y al siguiente todo se volvió una mierda.

Un segundo recibí una llamada de Leone sobre un incendio en el casino del centro y de camino allí una llamada de Paolo sobre intrusos en mi casa; justo donde acababa de dejar a Marena.

Tomo aire sintiendo la maldita y molesta opresión en mi pecho mientras se llevan a Marena en una camilla. Leone se pone a mi lado y casi creo que va a abrazarme y realmente espero que no lo haga porque esa mierda no voy soportarla.

—He llamado a tu hermano. A Matteo —me dice y suspira— iré con los demás en busca de las ratas que atacaron tu casa. ¿Estas...

—No soy un niño —espeto— voy a estar bien.

—De cualquier modo, tus hermanos llegarán en cualquier momento.

Sacudo mi mano y espero ansioso a que se vaya antes de sentarme en la sala de esperar. Mantengo la compostura lo más que puedo mientras el tiempo comienza a malditamente pasar.

Me pongo de pie y observo alrededor en caso de ver cualquier tipo de amenaza. Es idiota eso porque el daño ya está hecho. Mierda, los malditos ancianos van a pagar por esto. Sigo sin poder creer el tamaño de idiotez de los desgraciados.

Dejo caer mi cabeza hacia atrás y me enderezó al escuchar pasos antes de ver a Paolo acercarse con su brazo vendado e igual tiene suturas en su frente.

—Le juro que en cuanto me percaté de esto le llamé —me dice en cuanto llega a mi lado— señor...

—Vete. No te necesito así como estas aquí —suspiro. Es verdad, de poca utilidad me será tenerlo aquí tal y como está.

Luce vacilante y encarnó una ceja.

— ¿Sabe algo de la señora?

—Aún no dicen nada. Ahora vete.

Asiente y se va tan pronto como puede moverse a pesar de sus golpes. Soy un idiota, pensé que todo se encontraba perfectamente controlado y ahora estoy a nada de perderlo todo.

Si el bebé se muere una gran parte de Marena va a morir. O si el bebé vive y ella no nunca me lo podré perdonar.

Tanto tiempo siendo un maldito imbécil con ella y ahora aquí estoy lejos sabiendo que ahora mismo Marena se encuentra allí dentro sufriendo.

Cierro los ojos tomando aire con fuerza. Siento que nada de lo que inhale es suficiente.

Por el rabillo de mi ojo veo al doctor acercarse y lo interceptó antes.

—¿Cómo están?

—Tuvimos que hacer un cesaría para sacar al bebé; ambas están en observación. Sin embargo la bebé ha sido ingresada al área de cuidados intensivos neonatales, se tiene que mantener en la incubadora por varias semanas porque sus pulmones no están bien desarrollados aún.

— ¿La bebé? ¿Es niña?

—Si, es una niña.

La realidad me golpea con fuerza y respiro hondo. Nunca me importó demasiado ni pensé mucho en lo que sería el bebé, sin embargo después del nacimiento del hijo de Matteo: Christian y ver que hasta mi padre tuvo puros hijos hombres asumí que igual tendría un niño y el hecho de que sea una niña hace latir mi corazón con fuerza.

Trago.

— ¿Puedo ver a mi esposa?

—Por el momento no, pero puede ver a la bebé. No sé le permitirá entrar, pero puede verla a través de la ventana.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora