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Tres semanas después...

Marena Bianchi

Cierro los ojos cuando las cortinas son abiertas abruptamente después de que me pase toda la noche viendo los cursos gratuitos.

—Apesta a depresión y desamor —canturrea la voz de Nella y jamás he pensado tanto en matarla como ahora mismo— ¡Levántate y no me ignores!

Me giro para quedar boca arriba, pero mantengo mis ojos cerrados.

—En serio, Nella que te verías hermosa en tu casa y no fastidiándome.

—Eso me ha herido —la siento sentarse en la cama— oye, vengo para levantarte el ánimo. Has estado demasiado depresiva y solo te la vives aquí encerrada; ya sabes, hay mucha vida allá afuera y Damián no es el único hombre. Supe que Geronimo te ha estado buscando.

—No quiero nada con Geronimo.

—Puedo decirle a Danilo que te presente a alguien guapo y decente.

—Estoy bien así, créeme —abro lentamente mis ojos, pero siento tanto cansancio que solo quiero que Nella se marche y me deje dormir— estoy bien, Nella. No necesito salir ni nada, estoy concentrándome en unos cursos online. Créeme —por favor, créeme y vete— no estoy lloriqueando por las esquinas por Damián.

—Ayer estabas enferma —señala.

—Mi gastritis, ya sabes.

— ¡Es tristeza, amiga!

—Deja el drama, estoy bien —me rio y me siento en mi cama porque Nella va a tardar en irse— lo extraño. Era muy divertido la mayoría de las veces a pesar de ser un imbécil, pero ya está. Ahora estoy concentrada en desenamorarme.

—Fácil —señala Nella y sonríe mirándome— ¿Qué tan jodido esta tu gastritis? Se me antoja algo picante y quiero que me acompañes.

—Mi mente solo está pensando en papas fritas con mucho picante así que al diablo mi gastritis.

.

.

Demasiado rápido se acerca navidad y sigo con mis cursos, además de ayudando a Nella con los preparativos de su boda. Afortunadamente eso me mantiene tan ocupada que no pienso ni un poco en Damián. Sin embargo, hoy que vine con Nella y su hermano además de Danilo a una carrera me tenso cuando llega el hermano gemelo de Damián.

Nella se pega a mí porque todo mundo se siente incómodo con este hombre. Si acaso Danilo muestra más control de sí que los demás.

—Espero no les moleste que me siente con ustedes —su voz es suave y educada. No lo miro para nada y sigo comiendo las papas que compre.

—No hay problema —responde Danilo y escucho sus murmullos.

—Es como tener al puto de Damián aquí —susurra Nella dándoles una breve mirada— pero este es más educado.

—Hum —es todo lo que digo mientras sigo comiendo.

Un bugatti plata llega a la pista haciendo un alboroto. Sé quién es; a nadie le gusta llamar tanto la atención como a ese cabrón. Baja del auto sonriendo y guiñando ojos, veo como le da una nalgada a una de las mujeres semidesnudas que le gritan y tocan; una arcada se me viene y respiro hondo conteniéndome.

— ¿Estas bien?

Ruedo los ojos.

—Sí, Nella.

—No lo parece —susurra y la miro rogando que deje de ser una pesada— uy, me preocupo por ti y tu andas con un humor de perra.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora