Epilogo.

1.3K 61 23
                                    

Tres años después...

Damián Vitale

Por primera vez, en bastante tiempo pudimos reunirnos todos ahora que parece que las cosas se han calmado. Los rusos mantienen una guerra fría con nosotros, pero sabemos que volverán a atacar.

Stella, hizo esta reunión por su cumpleaños y extrañamente todos nos encontrábamos en Chicago, bueno yo me encontraba en Chicago. Mi poder se consolido en Washington después de limpiar a la mayoría de ratas y a los que no estaban de acuerdo en mi poder se resignaron después del asesinato masivo de hombres.

Suena un chillido y volteo para ver como el condenado mocoso de Matteo avienta a mi hija haciéndola caer sobre sus rodillas y reírse.

—Hijo de puta... —mascullo y me apresuro. Christian intenta correr cuando me ve ir en su dirección, pero la voz de su padre lo detiene.

— ¿Qué te he dicho?

—No sé —responde al tiempo que yo levanto a Vittoria y la presiono contra mí.

—Claro que sabes: no debes de herir a los más pequeños y menos si es tu prima.

—Está bien —dice, pero puedo ver en esos pequeños ojos que seguirá igual. Lo bueno es que Vittoria no tiene que soportarlo más que dos ocasiones al año.

—Él malo —susurra Vitto abrazada a mi cuello.

—Lo sé —la consuelo y camino con ella de regreso a la mesa mientras Matteo sigue con su insoportable descendencia.

Marena al verme rueda sus ojos. Ella cree que mimo demasiado a Vitto, pero es que ella no entiende nada. Tomo asiento aun con ella en mis brazos y mi mama rápido le da un beso y revisa sus rodillas que no se rasparon pero si se llenaron de tierra.

—Oh, mi dolce bambina —la arrulla mi mamá y mi hija se lanza a sus brazos. Es la única niña de la familia supongo que si la mimamos.

Vittoria, es perfecta. Y no me avergüenza admitir que me tiene envuelto en pequeño dedito; cada que miro ese bonito rostro me abruma lo mucho que la adoro. Muchos dicen que Vittoria es idéntica a mí, pero juro que cuando la miro veo demasiado de Marena. Sin embargo, mi madre insiste en que es igual que Marco y yo a esa edad y Marena dice lo mismo.

Escogimos el nombre Vittoria Irianna Vitale, Vittoria porque significa vencedora e Irianna es una mezcla de los nombres de mi mamá y la mamá de Marena. Mi madre lloro mucho por eso y me atrevo a decir que mi hija es la nieta favorita, además de que Christian es un niño insoportable: gritón, temperamental y travieso.

Miro hacia mi derecha a Marena que tiene su cabello corto actualmente y platica con la esposa de Marquito. Comienzo a mover mi mano por lo largo de su pierna hasta que me da un manotazo y una breve mirada. Voy a continuar cuando una muy jodidamente embarazada Stella aparece con su hermana menor y el esposo de esta, un irlandés.

— ¡Casi no llegamos! —Dice Nicole sonriendo.

Pasamos la tarde amena, pero a mí me pareció demasiado larga debido a lo caliente que estoy por follarme a mi esposa que no se mantiene quieta constantemente paseándose a mi alrededor restregándome ese vestido blanco que tiene puesto.

Vittoria cae rendida y extrañamente Christian también queda tirado en medio del pasto y aprovecho para acechar a Marena cuando va al baño. La intercepto cuando va saliendo y chilla golpeándome el brazo.

— ¡Sabia qué harías esta mierda!

—No puedes provocar durante mucho tiempo a este sexy demonio sin obtener lo que te mereces —gruño restregándome contra ella y gime enterrando sus uñas en mi cráneo— hum...

—Me encantaría obtener lo que merezco, pero... no podemos...

—Si podemos —le empujo de nuevo dentro y antes de que ella pueda decir algo ya la estoy poniendo de rodillas y levantando la falda de su vestido.

Me rio cuando mueve su trasero hacia mí y le doy una nalgada con fuerza.

—Maldito...

—Solo porque no tenemos mucho tiempo para jugar no te doy tu castigo por eso —le digo y bajo sus bragas acariciando su coño haciendo presión con un dedo en su clítoris y ella se mece contra mi mano— mira lo mojada que estas; estas goteando por mi polla, ¿no?

— ¿Vas a follarme o vinimos a hablar?

—Llegando al departamento te follare esa boca —le advierto y quito mis dedos de su coño haciendo que se queje para sacar mi polla. La obligo a presionarse más contra el suelo mientras paso mi polla a lo largo de su coño antes de penetrarla.

—Dios...

—Es Damián —le susurro comenzando a penetrar.

Jadea conforme aumento mis embestidas y yo trato de hacerla venirse lo más rápido porque conozco a los cabrones de mis hermanos y no tardan en venir. Pellizco su clítoris y ella chilla jadeando desesperadamente. Su coño aprieta mi polla con fuerza y gruño tratando de aguantar hasta que ella se corra antes de seguir.

Empujo un par de veces más antes de descargar mi semen. Por desgracia, parte de su vestido está manchado y sus piernas escurriendo semen.

La ayudo a levantarse y se tambalea un poco así que la sostengo burlándome de ella.

—Bien follada.

—Ash —me empuja y comienza a limpiarse.

—Deberíamos de tener otro.

— ¿Otro rapidito? Olvídalo con nuestra suerte Vittoria ya está despierta....

—Me refiero a otro bebe —le aclaro y deja de hacer lo que hace para mirarme incrédula— ¿Qué? No es mala idea.

Se ríe fuerte y pongo mi cara en blanco porque ella sabe cómo me encabrona que se ría de mí, pero como de costumbre sigue haciéndolo.

—Mira, vamos primero a ver como esta la que tenemos aquí y luego hablamos de otro bebe —me besa y me arrastra fuera del baño.

La detengo cuando dejo de caminar y me mira confundida.

—Era en serio.

—Ya sé, pero ocupamos hablar bien y eso no será hoy —rueda los ojos al ver mi expresión— te amo, pero tus berrinches siguen siendo odiosos.

—No es berrinche.

— ¿Y? —me insta y aprieto los dientes.

—Y también te amo —digo en voz demasiado baja y rápida. Mierda, no puedo decirlo fuera de nuestra casa esa palabra. Es demasiado.

Ella se ríe.

—Entonces como no es berrinche y me amas, lo hablaremos después en nuestra casa, en Washington y quiero que mientras pienses en los cambios que trae tener otro bebe, ¿Bien?

—Bien —digo aunque ambos sabemos que ya tome una decisión al respecto solo falta convencerla.

—Buen chico —se burla.

—No soy un chico y te lo acabo de demostrar.

—Bien, no eres un chico. Eres un demonio.

—Y muy sexy —añado y regresamos donde están los demás.

.

.

Fin.

.

.

.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora