ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 31

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Capítulo 32:El día después

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Capítulo 32:
El día después

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La luz del sol se filtraba suavemente a través de las cortinas mientras Emilia intentaba mover las piernas bajo las sábanas. Un ligero quejido escapó de sus labios al sentir el dolor muscular que recorría su cuerpo. Cada movimiento le recordaba la intensidad de la noche anterior, y aunque una sonrisa juguetona se dibujó en su rostro, el cansancio estaba muy presente.

Max, quien ya estaba despierto y sentado en el borde de la cama poniéndose las zapatillas, la miró con una sonrisa pícara. Se inclinó hacia ella, con esa típica expresión traviesa en sus ojos azules.

—¿Qué pasa, cariño? —preguntó Max en tono burlón—. ¿No puedes levantarte? Creo que exageré anoche.

Emilia soltó una risa irónica mientras intentaba incorporarse, pero cada músculo protestaba.

—No exageraste… me destruiste —respondió, medio riéndose y medio quejándose.

Max se rió, orgulloso y divertido al mismo tiempo, y luego le dio un suave beso en los labios antes de levantarse por completo.

—Ya sabes lo que dicen… si no puedes caminar después de una noche con tu novio, es que hiciste algo bien —dijo con una sonrisa ladina mientras se dirigía al baño.

Emilia lanzó una almohada hacia él, pero no tuvo mucha fuerza en el tiro. Max solo se rió más fuerte desde la puerta.

—¡Me vengaré! —murmuró ella, aunque su tono estaba lleno de cariño.

Después de unos minutos, Max volvió ya vestido, mirando a Emilia que seguía batallando para salir de la cama.

—Los chicos nos esperan para almorzar. ¿Vas a estar lista o les digo que llegarás tarde porque… bueno, ya sabes? —bromeó, levantando una ceja de manera exagerada.

Emilia se mordió el labio, intentando no reír demasiado fuerte para no ceder del todo a las burlas de Max. Sabía que ese almuerzo no sería fácil, especialmente porque los pilotos jamás dejaban pasar la oportunidad de hacer bromas, y Lando era el peor de todos en ese sentido.

—Dale, dame diez minutos… aunque probablemente me tome veinte llegar a la ducha —dijo, suspirando.

Max rió nuevamente, pero la ayudó a levantarse tomándola de su cintura, para que ella pudiera rodear la suya con sus piernas. Estaba disfrutando del hecho de que Emilia aún tenía una sonrisa en su rostro, a pesar de todo.

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Cuando finalmente llegaron al restaurante donde los demás pilotos ya estaban sentados, el ambiente estaba cargado de risas y bromas. Lando, Charles, y George se habían apoderado del centro de la mesa, como siempre, y tan pronto como vieron a Emilia caminar con algo de dificultad junto a Max, la situación se volvió evidente.

Renacer En La Velocidad | Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora