ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 11

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Capítulo 11:Entre la Lluvia y los Fantasmas

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Capítulo 11:
Entre la Lluvia y los Fantasmas

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La lluvia caía con más fuerza ahora, golpeando el asfalto con un ritmo incesante y enloquecido. El sonido de los motores mezclado con el chapoteo del agua creaba una atmósfera de tensión palpable, no solo en la pista, sino también en el corazón de Emilia. Ella, parada en los pits junto a Max, veía cómo los equipos luchaban contra el clima para tener listos los autos. Todo parecía moverse en cámara lenta mientras las gotas de lluvia se deslizaban por su rostro, mezclándose con las lágrimas que aún intentaba controlar.

El rostro de Max estaba serio, enfocado. A pesar de su ternura hacia ella momentos antes, Emilia sabía que él ahora estaba completamente inmerso en el desafío que tenía por delante. Las condiciones de la pista eran peligrosas, y eso no hacía más que avivar el miedo latente que la carcomía desde el accidente de Marco.

Max se volvió hacia ella justo antes de ponerse el casco, con una mirada firme y protectora. Su mano encontró la de Emilia, apretándola con fuerza por un segundo antes de soltarla.

—Nos vemos después de la carrera, ¿si? —dijo, su voz cargada de una confianza que parecía inquebrantable, a pesar de todo.

Emilia asintió lentamente, intentando contener la angustia que se agitaba dentro de ella. Sentía las palabras atascadas en su garganta, las advertencias, los miedos, pero no podía decirlas. No podía pedirle que no corriera, que no se pusiera en peligro. Sabía que la carrera era parte de él, parte de lo que lo hacía ser quien era. Y ella tenía que respetar eso.

—Ten cuidado, Max. Por favor. —murmuró, pero sabía que él ya lo sabía.

—Lo tendré. No te preocupes, Emi —respondió con una media sonrisa, justo antes de bajar la visera del casco.

Y con eso,, luego de besar su frente, Max desapareció en la vorágine de la carrera que estaba a punto de comenzar.

Emilia se dirigió nuevamente hasta Sophie, quien la recibió poniendo su brazo sobre sus hombros. Una vez ubicadas en sus asientos, observaron cómo los autos rugían al salir, con el sonido de los motores resonando en su pecho como un recordatorio constante de la fragilidad de todo. El temor la invadió de nuevo. Cada giro en la pista, cada frenada, cada derrape sobre el asfalto mojado la hacía revivir ese momento en el que había perdido a Marco.

La carrera comenzó con intensidad. Emilia veía los monitores con imágenes de la pista: autos que derrapaban en las curvas, pilotos luchando por el control bajo la lluvia. Las cámaras enfocaban a Max de vez en cuando, su auto deslizándose con una precisión asombrosa, desafiando el peligro en cada vuelta. Cada vez que su auto pasaba por las curvas cerradas, Emilia contenía la respiración.

Pero no podía dejar de pensar en Checo, en su lugar en el equipo. Había algo en su presencia que aún no lograba procesar. Mientras los comentaristas hablaban de las posiciones en la pista, destacando el buen rendimiento de Max y Checo a pesar de las condiciones, Emilia sintió que una tormenta diferente se desataba dentro de ella.

Renacer En La Velocidad | Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora