ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 32

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Capítulo 32:El Gran Premio de Monza

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Capítulo 32:
El Gran Premio de Monza

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Monza brillaba bajo el cálido sol, mientras las multitudes se aglomeraban en el famoso circuito, llenas de emoción por lo que prometía ser una carrera legendaria. Emilia, sentada junto a la familia de Max, se sentía cómoda en ese cálido ambiente familiar, más segura que en cualquier otro lugar. A su alrededor, los hijos de Victoria jugaban y reían, ajenos a la tensión que los rodeaba. Su risa, ligera como el viento, llenaba el espacio con un aire despreocupado que contrastaba con el ruido ensordecedor de los motores que rugían en la pista.

-Tía Emi, ¿puedo sentarme contigo? -preguntó uno de los niños, tirando de su mano con una sonrisa tímida.

Esa palabra, "tía", no sé acostumbraba a tanta dulzura, pero la hacía sentir completamente parte de la familia. Los niños la adoraban, y Emilia los amaba con una devoción que no esperaba. Ella sonrió y lo acomodó en su regazo, acariciándole suavemente el cabello mientras observaban cómo Max se preparaba para una de las carreras más importantes de la temporada.

-Claro que sí, cariño -respondió con dulzura, mientras Victoria la observaba con una sonrisa de complicidad.

-Ellos te quieren tanto como si fueras su verdadera tía. Realmente lo eres -dijo Victoria, tomando una de las manos de Emilia-. Estamos felices de tenerte en nuestras vidas.

Emilia agradeció el gesto con una sonrisa sincera, pero en el fondo de su pecho algo pesado permanecía. Aunque amaba estar allí, entre la familia de Max, apoyándolo junto a ellos, siempre había un miedo latente, un temor que no podía sacudirse. Desde que había perdido a Marco, cada carrera de Max era una fuente de ansiedad, una incertidumbre constante que la atormentaba. Pero ese día era distinto. Tenía un mal presentimiento que la estaba volviendo loca, porque le recordaba a aquel que tuvo ese día en la carrera de Marco. Y no quería pensar lo peor, pero no podía evitar tener miedo.

La carrera comenzó con la euforia de la multitud y el rugido de los motores llenando el aire. Max estaba en su elemento, pilotando con la destreza de un campeón, manteniendo la delantera con su precisión implacable. Emilia lo observaba con una mezcla de orgullo y temor. Cada vuelta era un recordatorio de lo peligrosa que era esa vida, de lo rápido que todo podía cambiar.

El ambiente en las gradas familiares era ligero, los niños coreaban el nombre de su tío Max, llenos de alegría. Emilia intentaba mantenerse tranquila, pero su corazón latía más rápido con cada vuelta. Victoria, a su lado, le daba una palmada reconfortante en la pierna, intentando calmarla.

La había notado más nerviosa de lo usual. Ella, como fan de Emilia y hermana de Max, sabía de ante mano todo lo que había pasado con Marco y como había afectado negativamente en su vida. Así que quería brindarle todo el apoyo que pusiera, para hacerla sentir segura y cómoda.

Renacer En La Velocidad | Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora