-★ En un mundo donde el amor y la pérdida se entrelazan, una cantante regresa a la pista de carreras que marcó su vida. Después de tres meses de duelo por su novio, un piloto que perdió la vida en un trágico accidente, enfrenta sus recuerdos en un t...
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Capítulo 8: Cambio de Ritmo
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El estudio se sentía cálido, con Emilia preparándose para intentar escribir o, incluso, cantar. Sentía una mezcla de nervios y emoción, una combinación que había extrañado más de lo que había imaginado. Max la había acompañado hasta la entrada, dándole un beso suave en la frente y deseándole lo mejor. “Estaré entre afuera”, le había dicho, y sus palabras habían sido como un bálsamo para sus ansiedades.
Pero había algo más, un pensamiento constante que, aunque tratara de ocultarlo, seguía presente, como un eco en su mente. El reemplazo de Marco en Red Bull. Sergio “Checo” Pérez había sido anunciado oficialmente como el nuevo compañero de Max, y aunque sabía que era algo inevitable, a Emilia la noticia le había caído como un golpe. Era como si una parte de Marco desapareciera para siempre, su nombre borrado, sustituido.
No podía culpar a Checo, ni al equipo. Sabía que era necesario para que Red Bull siguiera avanzando. Pero la realidad era más dolorosa de lo que esperaba. Ver a alguien más en ese asiento era como presenciar el borrado de la huella de Marco, como si sus sacrificios, su talento, su vida… simplemente se desvanecieran en la niebla del pasado.
Intentó concentrarse en su música mientras se ajustaba el micrófono, pero su mente volvía, una y otra vez, a la imagen del asiento vacío, reemplazado por otro piloto, y la presión en su pecho comenzó a crecer.
Minutos después, Emilia se soltó a escribie. Las palabras la recibieron como una ola cálida, y por un momento, todo lo demás desapareció. Debía ser su regreso, su momento de reconectar con ella misma. Pero incluso mientras escribía, la emoción palpitante del dolor la mantenía atrapada. Cada nota, cada palabra que salía de sus labios, resonaba en su propio corazón como un eco de todo lo que no podía decir.
Estaba creando una nueva canción, la que había decidido continuar con la ayuda de Max. Era una pieza que hablaba de amor, pérdida y superación, un reflejo de su propia vida. Sabía, o esperaba, que la audiencia la recibiría bien.
Max estaba fuera del estudio, esperándola sentado sobre el sillón mientras revisaba su teléfono. Había visto en la mirada y en el comportamiento de Emilia algo que no le había gustado. Él la conocía, y sabía que algo no estaba bien.
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Esa noche, después de estar en el estudio, Max y Emilia regresaron en silencio al departamento del chico. Ella se dejó caer en el sofá, agotada tanto física como emocionalmente. Max se sentó a su lado, percibiendo el malestar que ella había intentado ocultar todo el día. El silencio entre ellos se volvió denso, cargado de una tensión que él no podía ignorar.
