ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 26

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Capítulo 26:Reconciliaciones y Nuevas Familias

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Capítulo 26:
Reconciliaciones y Nuevas Familias

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El silencio entre Max y Emilia se fue llenando de una calma cálida. Ambos permanecieron abrazados por un largo rato, compartiendo el peso de lo que acababa de suceder. Las palabras de Jos habían sacado a la luz miedos latentes, pero al mismo tiempo, habían reafirmado la fuerza que compartían.

—No sé si alguna vez dejaré de sentirme culpable —susurró Emilia, acariciando el cabello de Max—. Marco fue importante para los dos, y a veces siento que no tengo derecho a estar feliz.

Max se apartó ligeramente para mirarla a los ojos, su expresión cargada de ternura.

—Emi, tú mereces ser feliz. Hemos pasado por mucho, pero nada de esto es traición. Marco no querría que vivieras con esa culpa, y lo sabes. Hemos hablado de esto tantas veces… No podemos dejar que el pasado controle nuestras vidas.

Emilia asintió lentamente, sabiendo en el fondo que Max tenía razón, pero el dolor seguía siendo difícil de superar. Sin embargo, con él a su lado, todo parecía más soportable.

De pronto, un suave golpe en la puerta interrumpió el momento.

—¿Max? —era la voz de Sophie—. ¿Podemos pasar?

Max miró a Emilia, que asintió en silencio. Él abrió la puerta, y Sophie y Victoria entraron, acompañadas por los niños, quienes corrieron directamente hacia Emilia.

—¡Tía Emi! —gritaron al unísono, tirándose sobre ella con una mezcla de risas y abrazos.

La mirada sorprendida de Max se encontró con la de su madre y hermana, quienes sonreían ampliamente al ver la naturalidad con la que los niños se referían a ella como su tía. Max, al ver la escena, sintió una calidez profunda en el pecho. Esa era su familia, y ver a Emilia encajar tan perfectamente, incluso en medio de todo el caos, era algo que jamás había esperado, pero que ahora no cambiaría por nada.

—¿Te duele algo, tía? —preguntó el más pequeño, observando su expresión preocupada.

—No, cariño —dijo Emilia con una sonrisa mientras secaba las lágrimas que aún quedaban en sus mejillas—. Solo estaba un poco triste, pero ustedes me han hecho sentir mejor.

—Nosotros te cuidamos —dijo el mayor, abrazándola aún más fuerte.

Sophie y Victoria intercambiaron una mirada cómplice antes de que Victoria rompiera el silencio.

—Emi, mamá y yo queríamos decirte algo —comenzó Victoria—. Sabemos que papá fue un imbécil, y lo que dijo no es justo. Queremos que sepas que te apoyamos, y que te hemos visto traerle tanta felicidad a Max. Para nosotras eres parte de la familia.

Emilia sintió un nudo en la garganta, esta vez de pura emoción. Nunca había imaginado que encajaría tan bien en el entorno familiar de Max, y escuchar esas palabras de Sophie y Victoria era más de lo que había soñado.

—Gracias —susurró Emilia, sin poder contener una nueva oleada de lágrimas—. No saben lo mucho que significa para mí.

—Eres parte de todo esto —dijo Sophie suavemente, acercándose para acariciar su cabello—. Y si ellos te llaman tía, es porque te ven como parte de nosotros.

Los niños comenzaron a arrastrar a Emilia hacia la sala, queriendo jugar con ella, mientras Sophie, Max y Victoria los seguían con sonrisas. Pero mientras Emilia se entretenía con los pequeños, Sophie detuvo a Max y le pidió que se sentara con ella y Victoria.

—Tenemos que hablar de papá —dijo Sophie con un tono serio, pero no frío.

Max asintió, sabiendo que la conversación era inevitable. Se sentó junto a ellas, su rostro cansado pero dispuesto.

—Sé que lo que dijo no fue justo —comenzó Sophie—. No podemos justificarlo, pero conocemos a Jos. Él siempre ha sido terco, y todo esto de Marco… bueno, lo ha tomado de una forma extraña. Marco era como un hijo para él. Aunque no lo parezca, esto lo afectó mucho.

Victoria asintió.

—Eso no lo excusa, claro está. Lo que hizo fue inaceptable. Pero papá no es una mala persona, Max. Solo necesita tiempo para entender lo que tú y Emilia están viviendo. Y te aseguro que va a cambiar de opinión. Lo vimos con los niños. Después de lo que pasó, cuando escuchó cómo los pequeños hablan de Emilia, se quedó pensativo.

Max suspiró, inclinándose hacia adelante, apoyando sus codos en las rodillas.

—Sé que papá siempre ha sido así, pero lo que más me dolió fue que cuestionara lo que Emilia y yo tenemos, como si fuera algo sucio o incorrecto. Eso no lo puedo tolerar. Y tampoco que le falte el respeto a ella.

Sophie puso una mano sobre el hombro de Max.

—Lo sé. Y tienes todo el derecho de sentirte así. Pero también sabes que, tarde o temprano, tu padre va a reflexionar. Si hay algo que sé sobre Jos, es que, cuando se da cuenta de que ha metido la pata, siempre trata de enmendarlo.

Victoria se unió al gesto de consuelo, colocando una mano en la rodilla de Max.

—Él va a verlo, Max. No puede ignorar lo obvio. Emilia es buena para ti. Es buena para todos nosotros. Ya forma parte de esta familia, y estoy segura de que nuestro padre lo entenderá pronto.

Max respiró hondo, sintiéndose algo más aliviado al escuchar las palabras de su madre y hermana. Ellas siempre habían sido su apoyo, y ver que también lo eran para Emilia le daba una fuerza renovada.

—Gracias, de verdad. No sé qué haría sin ustedes —dijo, esbozando una pequeña sonrisa.

Sophie sonrió de vuelta y le dio un suave beso en la frente.

—No tienes que agradecer nada. Para eso estamos. Además, tengo la sensación de que tu padre va a venir a disculparse más pronto de lo que piensas.

Victoria asintió, y con un tono juguetón añadió:

—Y cuando lo haga, probablemente va a ser uno de esos momentos incómodos donde finge que no sabe cómo pedir perdón.

Max rió por primera vez en lo que parecía ser un día demasiado largo, y aunque sabía que el camino para sanar todas las heridas aún sería largo, tener a su familia y a Emilia a su lado hacía todo más soportable.

Mientras tanto, Jos, no podía dejar de pensar en la charla con sus nietos. Se había dejado llevar por su propio dolor y orgullo, sin darse cuenta de lo mucho que Emilia significaba para Max, para su familia… y para los niños. No pudo evitar sonreír al recordar cómo la llamaban "tía". Era evidente que ella se había ganado su cariño sin esfuerzo, con su forma de ser auténtica y amorosa.

Quizás él había sido demasiado duro, demasiado rápido para juzgar lo que no entendía. Mientras reflexionaba, supo que tarde o temprano tendría que enfrentar a Max y a Emilia de nuevo, pero esta vez, con las palabras adecuadas. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesto a intentarlo.

Emilia, ajena a las reflexiones de Jos, seguía jugando con los niños en la sala, riendo y dejándose llevar por la inocencia de su compañía. Y mientras lo hacía, Max la observaba desde el umbral, sintiendo que, a pesar de todas las dificultades, estaba donde debía estar.

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Holaa! Sé que no suelo dejar muchos mensajes escritos, pero es para no interferir en la historia. De todas formas, me gustaría que vayan comentando que tal les parece la trama, los personajes, y la historia en general.

No molesto mas. Disfruten de su lectura! :) ♡

Renacer En La Velocidad | Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora