ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 17

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Capítulo 17:Tempestades y Calma

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Capítulo 17:
Tempestades y Calma

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Los días posteriores a aquella noche parecían un delicado equilibrio entre las emociones que Emilia todavía trataba de comprender y la creciente cercanía con Max. A pesar de todo lo que sentía, una parte de ella aún dudaba, aún se debatía entre el recuerdo de Marco y lo que estaba empezando a construir con Max. Esa lucha interna a menudo la dejaba exhausta, pero Max, como siempre, estaba a su lado, con su paciencia infinita y su inquebrantable apoyo.

Este fin de semana trajo una nueva carrera, esta vez en Silverstone, y para Emilia, el simple hecho de estar de nuevo en el paddock removía antiguas cicatrices. Mientras caminaba por el pit lane, las voces y sonidos familiares le traían recuerdos mezclados, agridulces. No era solo el lugar donde Marco había sido su compañero de vida, sino ahora también el escenario donde Max competía, donde arriesgaba su vida cada vez que se subía a un coche.

Max la había invitado a unirse a él, pero Emilia se mantenía a cierta distancia, observando desde las sombras, aún no lista para exponerse por completo en ese entorno. Las emociones la golpeaban en oleadas, pero, como siempre, ella trataba de mantenerlas bajo control. Lo que no esperaba era la tormenta que estaba por desatarse dentro de ella.

Durante el almuerzo con el equipo, Emilia escuchó algo que la hizo detenerse en seco.

—Al final, Checo logró reemplazar definitivamente a Marco en el equipo —comentó uno de los ingenieros, sin percatarse de la presencia de Emilia—. Está haciendo un gran trabajo, ¿no creen?

Esas palabras, tan simples y tan casuales, se sintieron como una bofetada en la cara. Emilia apenas pudo contener su sorpresa, pero el dolor fue inmediato. Aquel comentario reavivó algo profundo y oscuro dentro de ella: la idea de que Marco estaba siendo reemplazado tan rápidamente. La sensación de injusticia, de que la memoria de Marco estaba siendo relegada, creció en su pecho hasta volverse insoportable.

Sin decir una palabra, Emilia se levantó bruscamente de la mesa, llamando la atención de todos en el lugar, y salió del área del equipo. Su corazón latía con fuerza, el aire parecía faltarle. Se dirigió a uno de los rincones más tranquilos del circuito, lejos del bullicio. El sentimiento de traición la envolvía como una sombra, y antes de que pudiera detenerse, las lágrimas comenzaron a correr por su rostro.

Max la encontró minutos después, su rostro reflejando preocupación. Él no había escuchado la conversación, pero al verla, supo que algo andaba muy mal.

—Emilia… —susurró, acercándose a ella con cuidado.

—No puedo… —dijo Emilia entre sollozos, apartando la mirada de él—. No puedo soportarlo, Max. Marco… es como si ya lo hubieran olvidado, como si nunca hubiera existido.

Max suspiró profundamente, dándole espacio pero sin alejarse. Sabía que ella necesitaba desahogarse, y sabía que no sería fácil calmarla.

—Sé que parece que lo están reemplazando —dijo suavemente—, pero eso no significa que lo hayan olvidado. Nadie podría olvidar a Marco, y mucho menos yo.

Emilia negó con la cabeza, la ira y la tristeza mezclándose en su interior.

—¡Pero lo están reemplazando, Max! —exclamó, su voz quebrándose—. ¡Checo va a tomar su lugar y… y simplemente van a seguir adelante como si nunca hubiera pasado nada! ¿Cómo pueden hacer eso?

Max se acercó un poco más, esta vez lo suficientemente cerca como para tomar sus manos, aunque Emilia intentó apartarse al principio. Él no la soltó.

—Emilia, escúchame —dijo con firmeza, pero con suavidad—. Nadie puede reemplazar a Marco en nuestros corazones, ni en la historia de este equipo. Pero este es el mundo del automovilismo. No es que lo olviden, es que la vida sigue, aunque duela. Y tú lo sabes.

Emilia lo miró, sus ojos todavía llenos de lágrimas, pero sus palabras comenzaban a penetrar la neblina de su ira.

—Eso no significa que su recuerdo se borre, ni que él no importe. Marco siempre será una parte de nosotros, pero… esto es lo que él amaba, ¿recuerdas? Las carreras no se detienen. No significa que lo quieran menos, ni que signifique menos.

Max soltó una de sus manos y, con la otra, levantó la barbilla de Emilia suavemente, obligándola a mirarlo a los ojos.

—Sé que esto es difícil. Pero no estás sola en esto. Yo lo siento también, todos lo sentimos. Pero seguir adelante no significa olvidar.

Emilia lo miró en silencio, su respiración aún agitada por el llanto, pero poco a poco, las palabras de Max comenzaban a calmarla. Sabía que tenía razón, pero el dolor aún era tan profundo que a veces se volvía irracional, una mezcla de pérdida y rabia que ella misma no podía controlar.

—Max… no sé si puedo seguir haciendo esto. —Su voz era un susurro débil, cargado de vulnerabilidad—. No sé si puedo seguir viniendo aquí y fingir que estoy bien.

Max la miró con compasión, sus ojos llenos de comprensión. Se inclinó hacia ella y, sin decir nada más, la abrazó con fuerza, permitiéndole apoyarse en él. El simple contacto parecía hacer que el mundo se detuviera por un momento.

—No tienes que fingir que estás bien, Emilia —le susurró al oído—. No conmigo. Estoy aquí para ti, y no tienes que hacer esto sola. Cuando estés lista para volver, lo harás a tu ritmo. No te sientas obligada a venir solo por mí, jamás lo querría así.

Emilia se aferró a él, dejando que el peso de sus emociones fluyera por fin. Sintió que, con Max, no necesitaba esconder su fragilidad, no tenía que ser fuerte todo el tiempo. Con él, podía permitirse ser ella misma, con todo su dolor y sus miedos.

Después de unos minutos, cuando el llanto se fue apagando, Emilia levantó la mirada hacia Max, sus ojos todavía brillantes, pero con una calma renovada.

—Gracias —susurró, con una gratitud genuina—. No sé qué haría sin ti.

Max sonrió suavemente, acariciando su mejilla.

—No tienes que agradecerme. Siempre estaré aquí para ti, Emilia. Siempre.

Y en ese momento, mientras el sol comenzaba a caer detrás del horizonte y el mundo seguía girando a su alrededor, Emilia se dio cuenta de que, aunque la pérdida de Marco nunca desaparecería, había encontrado en Max una nueva forma de seguir adelante. No solo con la memoria de su pasado, sino con la posibilidad de un futuro.

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Renacer En La Velocidad | Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora