cap 33 -La Sombra del Infierno

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El cielo se alzaba majestuoso, sus nubes blancas y doradas reflejando la luz celestial. Sin embargo, una sombra de inquietud se cernía sobre la paz y la armonía que solían reinar en la morada de Dios.

Adán, el primer hombre, caminaba con paso lento y pensativo por las calles doradas de la ciudad celestial. La belleza del cielo no lograba distraerlo de la profunda preocupación que lo carcomía.  Una energía oscura se extendía desde el Infierno, cada vez más potente,  más amenazante.

El pentagrama, que antes se sentía débil y desgastado, ahora pulsaba con fuerza,  como un corazón latente.

Las palabras de los ángeles resonaban en sus oídos: “El Infierno se está fortaleciendo, Adán.  Se habla de una  nueva era de poder en las tinieblas.  Es necesario actuar”.

El cielo se había mantenido ajeno a los asuntos del Infierno durante años, creyendo que la amenaza de las tinieblas  ya había sido  controlada.

Pero la reciente fuerza que emanaba el infierno, la repentina reaparición de lucifer y el  creciente poder del pentagrama  habían despertado el miedo en el corazón de todos los seres celestiales.

La incertidumbre  crecía. ¿Estaba el Infierno planeando un ataque?  ¿Sería este el comienzo de una guerra?

Adán,  como representante del cielo, fue elegido para  abordar  esta  situación. 

Un pesado  contrato  de paz  fue  preparado,  escrito en  oro y  encerrado  en un  lacre de  plata.  Un  acuerdo  para  asegurar  la  tranquilidad  en  ambos  bandos.  Pero ¿sería  suficiente  para  calmar  la  furia  del  Infierno?

Con  la  inyección de  evitar  una  guerra  devastadora,  Adán  se  preparó  para  iniciar  su  viaje  hacia  el  Infierno.  Con  el  contrato  de  paz  en  sus  manos  y  el permiso de los reyes del infierno,  se  abrió  un  portal  que  lo  traspasó  a  las  tinieblas.

El  Infierno  lo  recibió  con  un  silencio  opresor.  La  energía  del  pentagrama  se  sentía  más  intensa  que  nunca,  y  un  aire  frío  y  desagradable  le  heló  la  piel.  A  lo  lejos,  se  veía  el  palacio  de  los  gobernantes,  un  castillo que  parecía  observarlo  con  desprecio.

Con  pasos  firmes,  Adán  se  dirigió  al  palacio.  Sabía  que  la  situación  era  delicada  y  que  el  futuro  de  ambos  bandos dependía  de  la  decisión  que  se  tomará  en  ese  lugar.

Mientras  se  acercaba  a  la  puerta  principal,  dos  guardianes  de  fiera  apariencia  lo  recibieron.  Sus  ojos  de  fuego  lo  observaban  con  desconfianza.

_ ¿Quién  eres  y  qué  buscas  en  el  Infierno? _  preguntó  uno  de  los  guardianes  con  una  voz  grave  y   amenazante.

_ Soy  Adán,  el  primer  hombre,  ya degame entrar _   respondió  Adán,  sosteniendo  el  contrato  de  paz  con  firmeza _ Traigo un mensaje del Cielo _

Los  guardianes  se  intercambiaron  una  mirada  de  desconfianza.  _ ¿Un  mensaje  del  Cielo? _  repitió  uno  de  ellos  con  escepticismo. _ No  nos  convence  tu  historia _

_ Dejen  pasar  a  Adán _  una  voz  seca  y  profunda  resonó  desde  el  interior  del  palacio.

Los guardianes se apartaron, abriendo paso a Adán, quien entró con paso firme y una sonrisa arogante.

El segundo gobernante después de la historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora