XXXIV

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Después de trabajar con Saori en la batalla contra el villano, me encontré vagando sin rumbo fijo

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Después de trabajar con Saori en la batalla contra el villano, me encontré vagando sin rumbo fijo. Mi mente estaba atrapada en esos momentos que habíamos compartido en combate, en cómo ambos, en una especie de sincronía espontánea, logramos enfrentarlo y, al mismo tiempo, esquivar los errores del pasado. Saori había crecido. Había algo en su forma de moverse, en cómo manejaba su Quirk de manera impecable, que me hablaba de todo el camino que había recorrido en los últimos años.

Mientras recordaba su destreza, su energía y la determinación en sus ojos, me invadía una mezcla extraña de orgullo y nostalgia. En esos años fuera de Japón, algo había cambiado en ella. Había aprendido a caminar sola, a ser fuerte sin necesidad de apoyarse en nadie. Y en mí, eso despertaba una leve sensación de celos; ¿por qué ella había logrado eso y yo, aún a veces, sentía el peso de mi padre sobre mis hombros?

El combate había sacado algo más a flote, algo que había estado tratando de enterrar. Mi relación con Saori, lo que alguna vez habíamos compartido... todo eso me venía a la mente, aunque intentaba no ahondar demasiado en esos recuerdos. Sin embargo, era difícil escapar de la sensación de que había perdido a alguien importante en el momento en que se había ido. Aquel combate, aunque breve, había revivido esa chispa que, a pesar de los años, seguía ardiendo en el fondo de mi ser. Me preguntaba si ella sentía lo mismo.

Al día siguiente, el incidente ya estaba en las noticias. Mi colaboración con Saori en la captura del villano había sido captada por las cámaras y difundida por todos los medios. Sabía que eso levantaría sospechas, y sobre todo, que llegaría a oídos de mi padre. No tenía duda de que él vería esta colaboración como algo inaceptable. Y parte de mí estaba expectante, esperando la reacción que sabía que vendría, una reacción cargada de desdén, de esas que usaba cuando intentaba manipularme para que hiciera lo que él quería.

Con esa actitud desafiante, me dirigí a la agencia de Endeavor, sin prisa alguna. Cada paso que daba me acercaba a ese momento inevitable de confrontación. Al entrar, vi a los asistentes mirarme de reojo, como si ya supieran lo que se avecinaba. Me susurraron, con cierta cautela, que Endeavor me estaba esperando en su oficina, pero solo les respondí con una sonrisa sarcástica. Me gustaba la idea de dejarlo esperar.

Al cruzar la puerta, vi a mi padre de pie, con una expresión de frustración evidente en su rostro. Sin embargo, en lugar de enfrentarme directamente a él, me dirigí al refrigerador de la oficina y saqué una bebida. Era como si este pequeño acto de indiferencia fuera mi manera de mostrarle que no tenía control sobre mí, al menos no en esta situación.

Después de abrir la lata y tomar un sorbo, lo miré, apoyándome en el refrigerador con una sonrisa irónica en los labios.

—¿Querías verme, viejo? —dije con indiferencia, sabiendo que cada palabra estaba cargada de provocación.

Endeavor frunció el ceño aún más. Sentía su furia casi tangible, como si estuviera a punto de estallar.

—Touya, ¿te das cuenta de lo que has hecho? —su voz era baja, pero cargada de una tensión que casi podía cortar el aire—. Saliste en las noticias trabajando con esa chica, Saori. ¿Qué crees que pensarán todos? ¿Que te desvías de tus responsabilidades para seguir una distracción?

No pude evitar reírme suavemente ante sus palabras. Dejé que el sonido resonara en el silencio, antes de llevar la lata nuevamente a mis labios.

—¿Distracción? —respondí, fingiendo una inocencia burlona—. No sabía que ayudar a atrapar a un villano contaba como distracción. Creí que ser héroe significaba estar ahí cuando se necesita, ¿no?

Endeavor apretó los puños, frustrado ante mi respuesta. Dio un paso hacia mí, su rostro en una mezcla de desaprobación y desesperación. Sabía que no era lo que él quería escuchar, y la incomodidad en sus ojos solo hacía que quisiera seguir provocándolo.

—Touya, sabes perfectamente a lo que me refiero. Saori te hizo perder el rumbo una vez, y ahora estás repitiendo el mismo error. Esa chica... ella no es buena para ti —su tono se tornó más severo, casi como si intentara convencerme de algo que ni él mismo creía del todo—. Si quieres ser un verdadero héroe, uno en quien los demás confíen, debes mantenerte enfocado. Alejado de distracciones como ella.

Lo observé por un momento, tomando otro sorbo de mi bebida antes de responder. Su incapacidad para comprender lo que realmente era importante me resultaba casi patética.

—¿Distracciones? —dije, imitando su tono con una sonrisa burlona—. Lo que tú llamas distracción, yo lo llamo tener una vida. ¿Sabes, padre? Por mucho que intentes que yo me convierta en la versión que tú quieres de un héroe, tal vez deberías entender que no me importa. No necesito ser tu modelo perfecto. Si me apetece colaborar con Saori, lo haré, y si eso te molesta... mejor aún.

Su expresión se endureció, y sentí que se acercaba a un límite. Endeavor, el héroe inquebrantable, estaba frente a mí con una vulnerabilidad que pocas veces dejaba ver. Pero sabía que no podía detenerme, no cuando la oportunidad de enfrentarlo estaba justo frente a mí.

—Touya, ¿por qué tienes que ser tan... difícil? —dijo, su voz teñida de frustración—. No te das cuenta de lo que está en juego aquí. Tu reputación, tu futuro como héroe...

Me encogí de hombros, cruzando la habitación y dejándome caer en el sofá con total desinterés.

—¿Mi reputación? ¿De verdad crees que me importa lo que los demás piensen de mí? Tal vez eso sea lo que te obsesiona a ti, padre, pero yo tengo una vida. Y si eso significa trabajar con Saori, o hacer lo que me dé la gana, lo haré sin remordimientos.

Endeavor pareció perder la paciencia. Sus palabras se tornaron más duras, cargadas de una desesperación que rara vez dejaba ver.

—Escúchame bien, Touya. Esa chica... —dudó por un momento, como si intentara contenerse—. Esa chica solo te distrae, te hace perder el enfoque. Y si no entiendes eso, entonces estás destinado a fracasar.

Lo miré, sin poder evitar una sonrisa irónica. Sus palabras, en lugar de herirme, me hacían sentir más firme en mi postura.

—¿Sabes qué, viejo? Si te molesta tanto que esté cerca de Saori, tal vez debería llevarlo más lejos. Tal vez hasta... casarme con ella. ¿Qué te parece esa idea? Quizá debería invitarte a la boda y todo.

El silencio en la habitación era ensordecedor. Mi padre me miraba, su rostro congelado en una mezcla de sorpresa y furia apenas contenida. Había esperado que me replicara de inmediato, que intentara imponer su autoridad como siempre hacía. Pero en lugar de eso, vi algo en su expresión que nunca antes había visto: una verdadera incapacidad para entenderme. Tal vez no era solo frustración lo que veía en su mirada, sino también algo parecido al miedo.

Finalmente, él rompió el silencio, pero su voz era casi un susurro, como si tratara de mantener el control de sí mismo.

—Touya, estás cometiendo un error. Esto... esta idea de rebelarte, de desafiarme solo para demostrar un punto... al final solo te va a dañar a ti mismo.

Sus palabras resonaron en mi mente, pero no como un consejo. Era solo una muestra más de cómo Endeavor siempre veía el mundo a través de su propia perspectiva. Su incapacidad para ver más allá de sus propias ambiciones, de su obsesión con la perfección, era casi patética.

Me puse de pie, dejando la lata vacía sobre su escritorio, mirándolo con una mezcla de desafío y algo de lástima.

—Si tú crees que mi vida es solo una serie de errores, entonces prefiero seguir equivocándome antes que vivir según tus reglas. Y si eso significa acercarme a Saori, enfrentarme a ti, o hacer lo que me parezca, lo haré. ¿Quieres un héroe perfecto? Búscalo en otro lado. Porque yo soy Touya, no el reflejo de tus expectativas.

Sin decir más, giré sobre mis talones y me dirigí hacia la puerta, dejando a mi padre con su orgullo herido y sus sueños de control desmoronándose a sus pies.

Middle; Todoroki Touya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora