Antes

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¡Vamos a empezar con todo! Antes de comenzar, te voy a pedir todo el autocontrol que puedas darme porque necesitamos trabajar en algo muy importante: el famoso contacto cero. Sí, amiga, el temido, pero poderoso, contacto cero. Te voy a necesitar firme, así que eliminamos, bloqueamos y sacamos de redes sociales. Ahora, si eres de las que dicen "¡Uy, no, eso es muy infantil!", perfecto, ¡pero ojo a esto! ¡No tienes permitido escribirle! Es lo único que te prohibiré, y créeme, necesitarás toda tu fuerza de voluntad para lograrlo. El problema es que, si lo ves en redes y "¡oh casualidad!" te enteras de que está enfermo o lo que sea, vas a querer escribirle porque "pobrecito, mira cómo está", y NOOO, es una trampa. ¡Liberémonos de esas ganas! O si lo ves con alguien más y piensas: "¿Cómo puede estar con otra tan pronto?", te lo digo así, sin filtros: ya no es tu problema. Repítelo conmigo: no nos importa. Bien, ¿lo tienes claro? Perfecto. Ahora, por favor, no le mandes ese mensaje largo y desgarrador porque te juro que no le va a importar. Y aquí entre nosotras, te voy a dejar este secretito: la peor venganza (y yo no soy fan de la venganza, pero si tú sí...) es nunca más nombrarlo. No tiene por qué saber que estás dolida, porque a veces eso solo le sube el ego. Contacto cero, amiga, repítelo conmigo... Contacto cero. ¡Que Diosito te lo aplauda! Ahora, si tienen hijos en común, cambia un poco la cosa, pero no demasiado. Solo le escribes sobre cosas estrictamente necesarias por los niños. Repito: estrictamente necesarias. Y si resulta que trabajan en el mismo lugar... bueno, eso es otro nivel de complicación. Pero te dejaré esto como aprendizaje: nunca más salgas con alguien del trabajo. El procedimiento es el mismo: solo habla lo necesario. Confío en ti, amiga. ¡Compromiso! Y, si caes y le escribes... bueno, vuelves a empezar el contacto cero. 

"21 días: Una guía para mujeres": "Resetea tu corazón"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora