Era todo tan enfermo, tan morboso, tan hijueputa, que Pluma del Legado había hecho un segundo tiraje de cinco mil ejemplares que ni bien habían llegado a las librerías y ya se habían agotado; a 159Q cada uno, calculando que hubiera logrado negociar el 15% de regalías por sobre las ganancias netas, lo lógico era que la editorial ordenara un tercer tiraje.
Para aquellos que no querían o podían apoyar la economía de Beatriz, pero sí estaban interesados en estar al tanto de todo, había suficientes creadores de contenido que se habían encargado de reproducir la historia de tantas formas como fueran capitalizables: GRWM, story time, hilos, y qué sé yo qué más. Había otros que, para no tener problemas con propiedad intelectual o algo por el estilo, se habían limitado a armar entramados complejos de líneas de tiempo, perfiles sociales, caracterizaciones, árboles genealógicos, teorías, bancos de fotos y videos de algún tipo, y otro montón de pendejadas.
Y había otros, quizá los que más miedo daban, que se habían convertido en "periodistas" o "reporteros" de ocasión, casi creyéndose parte del personal Guatevisión que por lo general se apostaba a la entrada de la fiscalía, para lograr un comentario mediante el acoso. Se dedicaron a (per)seguir a las amigas, atacándolas con preguntas que no servían de nada porque no eran lo suficientemente incisivas como para provocar una reacción: "¿qué piensa de lo que se ha dicho recientemente de usted?", "¿cómo responde usted a las acusaciones que hace la señora Samayoa?", "si pudiera decirle algo a la sociedad guatemalteca, ¿qué le diría?"; pendejadas por el estilo.
Eventualmente, todas dejaron de ignorarlos y hacían comentarios como muertos: "es ficción", "es expresión artística", "cada quién con su tema", "no soy la única María Dolores Hernández en Guatemala"; pendejadas por el estilo.
Asunción de Rodríguez, por ejemplo, salió un día del Starbucks de Cayalá e invitó a los seis acosadores a un café; Edurne de Villatoro, por su parte, respondió a algunas preguntas (las más inocentes) y luego redirigió la conversación hacia el hecho de que no entendía por qué un libro de esa naturaleza, para un país que por lo general no le apostaba para nada a la lectura, se había vuelto más interesante e importante que lo que estaba haciendo el honorable Congreso de la República al quitarle casi 500 millones de quetzales a Educación: "si esto resulta atractivo ahorita, ¿qué nos espera para después? ¿Analfabetismo?".
La mezcla del conocimiento popular de los perfiles, más las pocas interacciones, hicieron que la gente, no sé si por verdadera convicción o por joder, crearan categorías, nombradas según las exalumnas del Entrepinos, que respondían a descriptores de personalidad, carácter y demás. Sí, así como había quienes creían en que la astrología los determinaba más allá del mero hecho de ser lo que en realidad eran. O sea, algunos decían que eran Beatrices; otros, que se sentían más Isabel; algunos, que se identificaban más como Asunciones, y así sucesivamente, hasta que aparecían los que se adueñaban del título de Amparos. ¿Por qué? Porque era tan invisible e irrelevante que había sido a la única a la que no había mencionado, además de a la mamá de Dante (QDDG), pero ¿para qué, si no había salido de su casa desde la vergüenza pública que la había hecho pasar el Chompipe? Con eso, ya nada de lo que se dijera de ella podía ser peor.
Los juegos se terminaron luego de que a uno de los reporteros de TikTok se le ocurrió gritarle a Soledad de Arroyo que Ludovico, el marido, debía tener "una verga de dos metros como para lograr meterla entre ese perro culazo que se maneja".
El video, tomado por otro pendejo, mostraba que la mamá de Fernando, al oír esto, se había detenido en seco, se había quitado los lentes oscuros, y había iniciado la pela más vulgar de su vida con un "quizás a usted le mide eso como para que el cerebro se le quede sin sangre y diga algo tan de mal gusto; pero, ya que lo dijo, quiero que sepa que me da lástima que sea usted tan imbécil como para creerse todo lo que lee, especialmente cuando su fuente es un texto de ficción, algo que sabría si tan solo hubiera estudiado algo digno en la universidad".
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Huevos Tibios
Romance"Huevos Tibios" es la historia de una amistad de toda la vida entre dos mujeres cuyas vidas se cruzan y se separan por mano ajena en los momentos más esperados. La narradora, cuyo nombre nunca se da a conocer, reconstruye, a través de episodios dulc...