Unos días después, mientras Abril descansaba en el sofá, acariciando distraídamente su vientre, el teléfono de Samantha vibró sobre la mesa. Era un mensaje de Osvaldo
**Osvaldo**: *"Samy, tienes que salir esta noche. Necesitas despejarte. Estoy yendo al club nuevo, ¿vienes? 😉"*
Samantha leyó el mensaje mientras llenaba un vaso de agua para Abril. Durante las últimas semanas, la rutina se había vuelto monótona. Entre las preocupaciones del embarazo y la vida diaria, no había tenido mucho tiempo para sí misma. Aunque adoraba a Abril y estaba emocionada por el bebé, no podía negar que sentía una ligera presión por ser la pareja perfecta.
Abril, con su habilidad casi sobrenatural para notar cambios en Samantha, alzó la vista desde el sofá.
-¿Quién es? -preguntó casualmente, aunque el tono de curiosidad era evidente.
-Osvaldo, quiere que salga con él esta noche. Dice que es para "despejarme".
Abril se encogió de hombros, esbozando una pequeña sonrisa.
-Podrías ir, ¿no? Yo estaré bien aquí. Además, Vicky estará con tu mamá esta noche, así que no hay mucho que hacer.
Samantha vaciló. Aunque la idea de una noche libre sonaba tentadora, no estaba segura de cómo Abril lo tomaría en realidad.
-¿Estás segura? No quiero que pienses que te estoy dejando sola.
-Por favor, Samy. Sal, diviértete. Sé que últimamente no hemos tenido mucho tiempo para nosotras, pero quiero que te cuides también.
Esa fue la confirmación que Samantha necesitaba. Se cambió rápidamente, optando por unos jeans ajustados y una camisa negra con un corte que dejaba ver lo justo. Antes de salir, le dio un beso rápido a Abril, quien le sonrió desde el sofá.
-Diviértete. Y, por favor, no dejes que Osvaldo te meta en problemas.
-Prometido.
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El club era un contraste total con el ambiente cálido y tranquilo de su hogar. Las luces estroboscópicas iluminaban la pista de baile, mientras la música retumbaba en cada rincón. Osvaldo la esperaba en la barra, vestido con su típico estilo despreocupado y una sonrisa amplia que indicaba que ya había comenzado a beber.
-¡Samantha! -exclamó, abrazándola efusivamente-. Te ves increíble. Ya era hora de que salieras a recordar que también eres una persona y no solo una futura mamá.
Samantha rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír.
-Solo estoy aquí para distraerme un rato, nada de locuras, ¿entendido?
Osvaldo levantó las manos en señal de inocencia.
-Lo que tú digas. Aunque... no te culparía si quisieras algo más.
Antes de que pudiera responder, alguien interrumpió la conversación.
-¿Samantha? -dijo una voz femenina detrás de ella.
Samantha se giró y vio a Natalia, una conocida de su pasado, alguien con quien había tenido cierta... química, aunque nunca pasó nada. Natalia estaba tan radiante como siempre, con un vestido rojo que dejaba poco a la imaginación y una mirada que podía derretir acero.
-No puedo creer que estés aquí. -Natalia le sonrió y se acercó, dejando un beso en su mejilla que duró un segundo más de lo necesario-. ¿Qué te trae por aquí?
Samantha sintió un leve calor subirle por el cuello.
-Osvaldo insistió en que necesitaba despejarme. Ya sabes cómo es.
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black death (rivari g¡p)
Sonstigessamantha rivera la mafiosa más peligroso y temerario que existe. Como abelardo de la mafia rusa, todos desean ser sus aliados y muy pocos -solo los dementes- samantha lo es todo, menos una mujer acta para el matrimonio y el cuidado de una mexicana...