El silencio entre Abril y yo comenzó a desmoronarse, pero justo cuando parecía que las tensiones se relajaban, el teléfono en mi bolsillo vibró. Sentí cómo se me helaba la sangre al ver el nombre en la pantalla. **Guarnizo**.
—¿Quién es? —preguntó Abril, con los ojos entrecerrados, como si ya supiera la respuesta. La última pizca de vulnerabilidad que había mostrado momentos antes se desvaneció rápidamente, reemplazada por una desconfianza aguda.
Tragué saliva, sin querer responder. Habíamos llegado a un punto de tregua, pero Guarnizo… su nombre traía consigo otra dimensión del caos que yo intentaba evitar. **Guarnizo** no era solo un socio de negocios complicado; representaba todo aquello que había ocultado a Abril, todas esas decisiones oscuras que había tomado para proteger lo que habíamos construido juntas, pero que ella nunca podría perdonar si supiera la verdad completa.
—Sam —insistió, su tono ahora mucho más frío—, ¿por qué te está llamando Guarnizo? ¿Qué está pasando?
Sentí el peso de su mirada fija en mí, pero antes de que pudiera decir una palabra, el teléfono vibró de nuevo. Esta vez con un mensaje.
_"Tenemos que hablar. No queda mucho tiempo. El bebé lo complica todo."_
Abril, rápida como siempre, me arrebató el teléfono de las manos antes de que pudiera reaccionar. La expresión en su rostro cambió en cuestión de segundos. Primero confusión, luego furia.
—¿Qué significa esto, Sam? —dijo con una voz baja, controlada, aunque sus ojos parecían a punto de estallar.
Mis labios se movieron, buscando palabras, una explicación, cualquier cosa que pudiera calmar el torbellino que estaba a punto de desatarse.
—Es complicado —comencé, tratando de sonar calmada—. Guarnizo y yo… hay cosas que no te he contado, pero no es lo que crees. No tiene que ver con nosotras, con el bebé...
—¡¿No tiene que ver con el bebé?! —me interrumpió, su voz subiendo rápidamente—. ¿Me estás diciendo que este tipo sabe algo sobre nosotras que ni siquiera yo sabía hace un rato? ¿Qué demonios está pasando, Sam?
Abril retrocedió, como si no pudiera soportar estar tan cerca de mí, como si cada palabra que salía de mi boca la empujara más lejos.
—Tienes que escucharme —dije, tratando de recuperar el control de la situación—. Guarnizo es... es un hombre peligroso. He estado trabajando con él para protegernos, para mantenernos a salvo. Pero no sabía que las cosas se iban a complicar de esta manera. Nunca pensé que el embarazo cambiaría tanto las cosas.
Abril soltó una carcajada amarga.
—¡Por supuesto que lo cambia todo, Sam! ¡Un bebé lo cambia todo! ¿Qué has estado haciendo con Guarnizo? ¿Cuánto me has ocultado? —Su tono era casi desesperado, y por un momento, su voz se quebró.
Pero antes de que pudiera responder, el sonido de la puerta siendo golpeada con fuerza nos interrumpió. Ambas nos giramos al mismo tiempo hacia la entrada. Nadie debía saber que estábamos aquí, en este refugio que yo había mantenido en secreto, y sin embargo, ahí estaba el eco de puños golpeando.
El nombre de **Guarnizo** flotaba en el aire como una sombra amenazante. Y lo que temía se hacía realidad: él estaba moviendo sus piezas. Con cada segundo que pasaba, la amenaza se hacía más clara.
Abril me miró, y pude ver cómo la última pizca de confianza que tenía en mí se desmoronaba por completo.
—¿Qué hiciste, Sam? —preguntó con una mezcla de rabia y dolor—. ¿Qué hiciste para que Guarnizo nos encontrara? ¿Qué está pasando con este bebé?

ESTÁS LEYENDO
black death (rivari g¡p)
Rastgelesamantha rivera la mafiosa más peligroso y temerario que existe. Como abelardo de la mafia rusa, todos desean ser sus aliados y muy pocos -solo los dementes- samantha lo es todo, menos una mujer acta para el matrimonio y el cuidado de una mexicana...