Pov Abril
Estaba harta, exhausta y furiosa de siempre ser tan débil.
¡Odiaba ser débil!
Aún así, jamás era capaz de controlarme alrededor de mis miedos y los recuerdos.
Siempre estaba esperando un golpe o un grito. Una humillación.
Siendo sincera, esperé que las cosas con Samantha fuesen como en casa. Esperé órdenes, gritos e intimidación, sin embargo, para mí sorpresa... Aquello no estaba pasando. Aquello no fue así.
No era tan estúpida como para olvidar la clase de persona peligrosa y sanguinaria que era ella, pero tampoco iba a omitir cómo me estaba tratando con respeto y paciencia. Como me daba mi lugar sin ni siquiera esforzarse.
Todo terminó de cambiar en mi mente alrededor de ella, cuando conocí a la pequeña vicky. Era la criatura más hermosa y perspicaz que había conocido en mi vida. Tan identifica a ella que era imposible negar el hecho de que era su hija.
La semana que transcurrí en el penthouse de Samantha -ahora mi casa también-. Noté la dinámica entre madre e hija y no pude evitar que mi corazón se ablandara ante la imagen de ella siendo tan paciente y atento con ella.
De nuevo, no olvidaba que era mala, pero... Sam no traía esa maldad a casa, no necesitaba golpear o gritar a su hija para recordarse a sí mismo la clase de mujer poderosa y sedienta de sangre que era.
-Mamá es muy buena contigo -le dije una mañana a Vicky, justo cuando Samantha tuvo que encerrarse unos minutos en su oficina para atender una Ilamada.
Ella me sonrió y le devolví suavemente la sonrisa.
Jamás pensé en Samantha como un madre y tampoco creí que me agradara tanto el casarme con una mujer que ya tenía una familia, sin embargo, esa pequeña criatura me gustaba.
-Mami es muy buena -dijo en ruso y agradecí que no hablara tan rápido y me fuese posible el entenderla-. Me compró muchos juguetes y prometió comprar más.
Me reí y piqué un poco del desayuno que me había hecho ella.
Más temprano me había preguntado qué deseaba desayunar y mi inseguridad e indecisión me Ilevaron a decirle que cualquier cosa que ella pensara que estuviese bien.
Samantha asintió ante mis palabras y preguntó: ¿Qué es mejor? ¿Dulce o salado?
Cuando respondí que dulce, preparó pancakes con crema de avellana y alguna clase de fruta exótica que no había visto jamás en mi vida.
También debió de ser una sorpresa el saber que cocinaba, pero teniendo en cuenta que había criado prácticamente solo a una pequeña desde los cinco días de nacida, no lo fue tanto.
-No quiero que mamá se vaya de nuevo -me había dicho vicky-. La extraño mucho.
Sin saber porque, estiré mi mano y toqué su mejilla.
-Ya no volverá a irse.
-¿Tú tampoco, Ari?
Mi corazón se estrujó.
-¿Quieres que me quede?
Los ojos grises de la niña analizaron mi rostro y asintió, mientras decía en voz baja, en modo de secreto: -mamá me pidió que fuera amable contigo, dijo que debíamos darte espacio y ser lindas para que te quieras quedar con nosostros.
La calidez llenó mi corazón.
-Ari, si soy buena contigo... ¿Te quedarás siempre con mamá?
-Me quedaré con ambas, sí -le prometí a la pequeña-. Ahora no quiero estar en ninguna otra parte que no sea aquí.
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black death (rivari g¡p)
Casualesamantha rivera la mafiosa más peligroso y temerario que existe. Como abelardo de la mafia rusa, todos desean ser sus aliados y muy pocos -solo los dementes- samantha lo es todo, menos una mujer acta para el matrimonio y el cuidado de una mexicana...