capitulo 8

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Pov Samantha

Si había cosas que yo simplemente no soportaba y tampoco avalaba. Era la desobediencia, la traición y la mentira.

Siempre fueron esas tres, pero, ahora había una nueva cosa que yo simplemente no toleraría: Que alguien se metiera con Abril.

Daba igual quien o quiénes fuesen.

Faltarle el respeto a Abril era faltarme al respeto a mí directamente, porque como mi esposa, debían servirle sin quejas o reclamos. Aún así, algo que jamás le diría a alguien e incluso me costaba admitirme a mí mismo, era que no soportaba verla llorar.

Los ojos avellanos de Abril no estaban hechos para estar repletos de lágrimas, daba igual si gran parte de su vida lloró por culpa del bastardo de su padre.

No sucedería de nuevo. No mientras yo estuviera viva.

Le sugerí a ella que se abrigara un poco más para bajar a la sala común del edificio. Era verdad que estaba haciendo frío, pero ociosamente admitía que no deseaba que nadie más pudiera verle como yo la estaba viendo en ese momento, porque después de todo, era mía y solo mía.

La sala común del edificio quedaba en el tercer piso. Era un espacio gigante en donde normalmente mis hombres solían reunirse a comer y pasar el rato, sin embargo, en ese momento fue diferente porque cuando yo entré junto con mi esposa, la mayoría de ellos estaban de pie en total silencio, esperando lo que sea que estaba por venir.

Ronny y Osvaldo ya estaban ahí también y por la mirada de ambos, supe que se encontraban igual de furiosos que yo.

Abril se tensó a mi lado y tuve la intención de estirar la mano y tocarla para dejarle en claro que estaba ahí y que nada malo podría pasarle, pero me controlé y solo le indiqué en voz baja para que llegara conmigo hasta el final de la habitación.

Ahí no habían más de cuarenta hombres, no era ni el uno porciento de todos aquellos que me servían, pero iban a ser los primeros en regirse alrededor de mi orden.

Mis ojos fueron directo al bastardo de Calex, el cual fue el encargado de abrirle la puerta a homero, para que entrara y fuese directamente al lugar en donde estaba mi esposa.

No tuve que alzar la voz para hablar más allá de mi frialdad, porque todos estaban atentos a mí:

-Hace unos minutos homero estuvo aquí en mi edificio. Dentro de mi apartamento. Al lado de mi mujer.Todos los ojos pasaron de mí, hacia Abril, la cual seguía de pie a mi lado en total silencio mirando al frente.

-¿Por qué sucedió eso?

Todos mirsrin rápidamente hacia Calex, el cual me sostuvo la mirada, pero vi el brillo de terror ahí. Ese hijo de puta sabía que la había cagado a lo grande y tendría que hacerse cargo de las consecuencias.

La más dura de todas esas: Que mi esposa llorara por su culpa.

-homero tiene remotamente prohibido acercarse a cualquier lugar en donde este yo, mis hermanos, mi hija y ahora mi esposa.

Todos asintieron.

-Esta es ABRIL RIVERA -señalé a la rubia, la cual miró con ojos muy grandes a todos a mi alrededor-. Es mi esposa y a partir de ahora, su protección, sus palabras y su seguridad es prioridad de cada uno de ustedes y si no se lleva a cabo, rodaran cabezas y no comenzaré con las suyas, sino con las de sus familias.

Como el ejercito estricto y regulado que eran. Todos mis hombres asintieron ante mis palabras sabiendo y entendiendo que sus vidas acabarían en menos de un segundo si a ella la pasaba algo malo de nuevo.-Quien le falte el respeto a Abril o cualquier cosa derivada a aquello, deberán saber que me están faltando el respeto a mí también y... -Miré a Calex-. Ya saben cómo se paga eso.

black death (rivari g¡p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora