Capítulo 49

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Mikaela y Yuu caminaban tranquilamente por los jardines, Yuu tímidamente tomando la mano del vampiro, sabiendo que aún no se ocultaba el sol, y que personas de la servidumbre los observaban. Sí, definitivamente los rumores de que estaban juntos no tardarían mucho en hacerse fuertes.

Yuu miraba a Mika unos segundos, su sombrilla topaba con sus cuernos, temía romperla, pero también pensó en la expresión tan relajada que tenía, y en el hecho de que sus cuernos no eran tan puntiagudos como para tomarse la molestia de pedirle apartar un poco más la sombrilla de su lado.

— Has progresado bastante en tu uso de magia, Yuu-Chan —Mika rompió su silencio, aún sin mirarlo—.

— Aún debo aprender más —.

— No seas modesto. No está nada mal para el poco tiempo que llevas —Mika no sonreía, pero tenía un tono de voz tan agradable que Yuu sentía que lo estaba haciendo—.

En efecto, sí que llevaba buenos avances, pero aún no eran suficientes, aún no podía teletransportarse ni abrir portales como su padre... aún no era fuerte porque no había comido nada desde que se convirtió en un demonio.

Comía como humano, devoraba cualquier cosa que se le pusiera en frente, tenía un enorme apetito, desde siempre fue así, pero jamás quiso hacer lo que su instinto pedía.

Los demonios se alimentan principalmente a base de deseos, pueden leer a las personas, saber qué cosa anhelan, qué cosa resienten, qué cosa extrañan... es primitivo, depende de la inteligencia y sensatez del demonio deducir con claridad qué es lo que desea el individuo, alguien con la mente tan brillante como su padre lo puede deducir en no mucho tiempo. Pero él no. Esas cosas no son su fuerte. Además que aún le cuesta acostumbrarse a lo íntimo que es poder leer los sentimientos de las personas de forma tan fácil.

Shihou le presionaba con que debía hacerlo, solo así conseguiría alcanzar más rápido sus metas. Las cicatrices de Mika eran curables, nada es imposible para la magia oscura, él puede curarlo pero por más que se esfuerce, no es suficiente, necesita comer para poder alcanzar ese poder.

— Yuu-Chan —llamó Mika, colándose en sus pensamientos— ¿Está todo bien? —Una de las manos de Mika tomó su rostro, su mirada preocupada le daba tanto pesar en el corazón...—.

— Quiero sanarte —murmuró, dejando un eso sobre su mano— debo hacerlo porque yo te lastimé mucho —.

— Lo resolveremos, no debes angustiarte de esa manera —Yuu había dejado de mirarlo, se tomó el atrevimiento de abrazarlo, apropiarse de su aroma unos momentos más, tenerlo solo para él—.

— ¿Me lo merezco? —Mika lo separó para mirar su rostro, el dolor más grande que jamás pensó ver en sus ojos esmeraldas era el protagonista ahora, dejando atrás lo que alguna vez brilló en felicidad, amor y esperanza— He sido un idiota contigo todo este tiempo.... Pero te quiero tanto Mika... Por favor, déjame intentar al menos curarte, es lo menos que puedo hacer —.

— Estas diciendo tonterías, Yuu-Chan —el rubio suspiró— Lo mereces, mereces que te quieran. Tus amigos, tus padres, y la familia que tendrás —uno de sus dedos acaricio con suavidad su mejilla— incluso tu pueblo, estabas dispuesto a casarte solo para traer más estabilidad a tu reino —ambos se rieron un poco por eso— mereces amor, mi querido Yuu —.

Las palabras de Mika le hacían calmarse, tomó el atrevimiento de indagar un poco en sus deseos tras nuevamente abrazarlo más.

El vampiro tenía en su interior un deseo grande, tan grande que se siente culposo y terrible, un deseo egoísta. Es un deseo tan poderoso porque es algo a lo que él jamás se ha visto expuesto. Desea algo que no tiene y que piensa, no puede obtener.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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