CAPÍTULO 17: SENTIMIENTOS DE IMPOTENCIA.

85 3 0
                                    

Tras leer la nota percibo que las fuerzas me abandonan y hago un amago de caer al suelo pero Mario me sostiene entre sus brazos y segundos después, al recuperar el aliento, le entrego el ramo y salgo corriendo a toda prisa. Roxie a dicho que se lo acaban de entregar así que quizá consiga alcanzarle. Corro escaleras abajo lo más rápido que me permiten mis zapatos de tacón. Atropello a varios empleados que me miran confundidos y algunos me gritan molestos, pero me da igual, guardo mi objetivo en mente que es la puerta que ya está a unos metros de mi.

"Mierda" me tuerzo un pie por culpa de los malditos zapatos así que me los quito rápidamente y los sostengo en la mano mientras corro hasta la puerta.

Al salir de la Universal la luz del sol me ciega pero rápidamente me pongo a examinar mi entorno.

"Donde estas maldita sea" a unos pocos metros de mi encuentro a un hombre que va vestido con una gabardina color camel, un sombrero de Panamá oscuro y unas gafas de lentes casi negras. Tiene toda la pinta de ser él. Está bastante lejos de mí pero le alcanzaré. Me vuelvo a colocar los zapatos y comienzo la persecución.

Como no quiero llamar la atención no corro, ando deprisa observando todos sus movimientos. El sujeto anda bastante tranquilo con las manos metidas en los bolsillos y andares seguros. Cuando estoy a unos cinco metros de él se mete con un rápido movimiento dentro de un coche negro con matrícula extranjera.

"No no" pienso para mí.

Esta vez si echo a correr pero es inútil arranca el motor y desaparece de mi vista entre una nube de humo de motor. Hinco las rodillas en el suelo y sostengo mi cara entre mis manos. Instantes después dos brazos fuertes me sostienen por detrás. Me tenso un poco pero al mirar sus manos entiendo que es Mario.

-Menuda carrera te has dado...- me ayuda a levantarme, no levanto la mirada del suelo por miedo a que la rabia impotente que siento se libere a base de lágrimas.

-Hey, mírame - me coje suavemente de la barbilla y me la levanta para que lo mire a los ojos- no te preocupes lo atraparemos.

No aguanto más la presión y estallo en lágrimas contra su pecho mientras él me rodea con los brazos.

-No llores- susurra.- Ten- extiende su mano y me da un pañuelo de tela igual que el que me dio en el cine.

-Los coleccionas o que?- le digo mientras trato de dibujar una sonrisa en mi cara.

-Venga volvamos, aún no hemos terminado la guía y he de decir que hasta ahora lo estás haciendo genial- sonríe brillante y eso me reconforta. Se perfectamente todo lo que me ha hecho, pero en estos momentos es todo mi alivio tenerle cerca.

-Gracias- susurro muy bajito, creo que lo he dicho en voz alta mientras lo pensaba. Aunque se que me ha oído porque sonríe satisfecho.

*******
Ya he completado la guía por todo el piso de arriba y parte de la primera planta. Son las dos de la tarde y toca descanso para comer.

-Tienes hambre?- me pregunta Mario.

La verdad en comer es lo último en lo que estoy pensando ahora mismo, todo esto me tiene muy pérdida. Me siento indefensa porque ya son demasiadas casualidades y me temo que las intenciones de esa persona no son buenas. ¿y si quiere hacerme daño? O peor ¿y si hiciera daño a Kate? Aunque bueno hasta ahora parece que su mira está puesta en mí y eso en parte es un alivio, no quiero que mi mejor amiga corra ningún peligro.

-Tierra a Ani- me dice Mario devolviendome a la realidad.

-Perdón que decías?

-Qué si tienes hambre.

El arte de olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora