CAPÍTULO 28: POSDATA: TE QUIERO.

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-Mamá! - grité sobresaltada, más alto de lo que en realidad quería. Al escucharme Mario me miró fijamente con un atisbo de preocupación en sus ojos. El taxi ya se había marchado y nosotros nos encontramos frente a la entrada del hotel. Kate y Oscar aún no han llegado, seguramente su taxi pilló una caravana.

-Tranquila cielo, no tengo mucho tiempo. Te llamo desde una cabina telefónica del hospital. Irving está bien- un suspiro aliviado salió de lo más profundo de mi.- Hace a penas una hora salió del quirófano y aunque aún no he podido verlo el médico me ha dicho que todo a ido bien, le extrajeron la bala.

-Qué bien mamá, estaba tan... preocupada- sin quererlo unas lágrimas empezaron a salir de mis ojos. No sabría explicar el por qué pero me sentía encogida por dentro, asustada por la situación y a la vez aliviada al saber que mi hermano estaba bien. Mario me miró tiernamente y después acunó mi cuerpo entre sus brazos mientras yo seguía al teléfono.

-Ani, hay muchas cosas que aún no sabes respecto a lo que está pasando. Pero hija mía, debes ser paciente porque por el momento tu hermano me ha dicho que no te informe. Él quiere hablar cara a cara contigo.- maldición, no me apetecía nada en ese momento ser paciente, necesitaba saber más. Todo parecía un rompecabezas sin sentido, faltan muchas piezas.- Tal y como nos dijisteis que hiciéramos, cojeremos un vuelo para Barbados en cuanto le den el alta a tu hermano. Esto posiblemente sea mañana temprano. Os mantendremos informados.

-Vale... Mamá... Te quiero.- un silencio se escuchó durante unos instantes- Dile a Irving que también lo quiero.- me pareció escuchar un sollozo de mi madre.

-Yo también te quiero hija.- dijo con la voz quebrada.- nos vemos pronto.- y sin más la llamada se cortó.

-Mamá...?- miré al teléfono con el ceño fruncido y comprobé que efectivamente la conexión se había contado.

Mario me seguía sujetando entre sus brazos, levante la mirada para encontrarme con la suya y después de hacerlo enterré mi cara en su pecho. Mis manos estaban apoyadas en su torso cubierto por una sudadera blanca. Respiré su perfecto aroma masculino a colonia y a Mario. Me sentía tan bien entre sus brazos...

Él me acariciaba el pelo con cariño queriendome hacer sentir mejor. No estaba sola en esto, lo sabía y eso me daba fuerzas. De pronto se separó parcialmente de mi y levantó mi barbilla con su mano haciendo que lo mirase.

-Echaba de menos esto, no sabes cuanto- sus palabras hicieron que se me encogiera el corazón. Miró mis labios y yo miré los suyos para después perdernos en un beso que solo nosotros sabíamos corresponder así. Sujetó mi cara entre sus manos y yo abracé su cuello con las mías. Cuando el beso comenzó a subir de intensidad nos dimos cuenta de que estábamos en medio de la calle y separamos nuestras bocas- Te quiero Anabel- me susurró al oído.

-Yo también te quiero- le susurré con una sonrisa.

******
Ya por fin estábamos dentro del gigantesco hotel. Kate, Oscar y Danniel habían llegado y se veía cierta tensión entre ellos. Después le preguntaré a Kate.

La recepción era increíble, estaba decorada con un gusto exquisito y era muy espaciosa.

Una mujer con un uniforme verde salió de su puesto tras el mostrador de la recepción y nos recibió con una sonrisa. Era rubia (pero de bote), con enormes ojos cafés. Menuda de cuerpo pero con buena figura. He de decir que su atuendo parecía dos tallas menos de la suya. Constaba de una falda verde ceñida y bastante por encima de las rodillas, más una camisa blanca con una chaqueta verde a juego con la falda.

-Bienvenidos a five avenide, espero que hayan tenido un vuelo agradable. La dueña del hotel me pidió que os recibiera en su lugar ya que ella no vendrá hasta esta noche. Espero que disfruten de su estancia aquí. En cuanto al gato- dijo dirigiéndose a Kate que llevaba el transportin de Peluche.- No puede salir de la habitación en la que se quede, y si hace algún daño al mobiliario del hotel tendrán que pagar una penalización.

El arte de olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora