Sakura
—Así que ¿Me dice que estoy en un lugar donde sólo hay ángeles, que debemos proteger a los humanos y que esas alas son reales? —Señalé con mi dedo índice aquel par de emplumadas alas, aquello que salió de mi boca sonaba como un diálogo mediocre de una película cómica de fantasía para adolescentes, sinceramente estaba esperando a que en cualquier momento las paredes se cayeran revelando que eran de cartón y un hombre con mandíbula excesivamente marcada dijera que todo había sido una broma de cámara oculta.
Pero como era obvio, ese momento nunca llegó, en cambio Tsunade me miró como si supiera exactamente qué haría, y no lo dudaba, si era real aquella historia, la mujer frente a mi tenía miles de años, así que podía hacerme la idea de cuántas veces no habrá contado la historia o lidiado con personas histéricas ante esta nueva verdad, y de seguro yo no estaba muy lejos de compararme con ellas. Mi pecho subía y bajaba sin un ritmo fijo, comenzaba a hiperventilar y mis manos no parecían querer estar quietas, ya que se retorcían entre si encima de mis piernas.
—Cálma —musitó Tsunade, negando levemente.
Ni siquiera fui capaz de responder, esta vez no tenía ni siquiera una idea de lo que sucedía, aceptaba que había muerto, pero quiero que alguien me entienda, ¡Todos reaccionan como si aquello fuera completamente normal! Nunca he sido de las que dependen de los demás, pero necesito saber que alguien me comprende y no soy la única que siente como se está ahogando, sin poder hacer nada, sin poder dejar en claro su completa estupefacción.
De pronto, siento una mano en mi hombro, pero no me encuentro en las capacidades para voltear a ver de quién se trata, no quiero hacerlo por nada del mundo, así que ni siquiera me muevo. Sólo estoy ahí, sentada en una habitación gigantesca, estaría congelada cual estatua si mis manos y pechos no parecieran tener control sobre si mismos. Estaba en aquellos momentos descubriendo que el mundo como lo conocía no es más que una farsa, o por lo menos en lo que a religión se refiere, porque no tenía ninguna y creía que todo era una vil mentira utilizada para que los crédulos adoraran a un ser inexistente o simplemente para atribuirle la culpa o solución de ciertas situaciones a un ente más poderoso desde tu punto de vista, todo esto era simplemente impensable para mi un día antes, o por lo menos creo que ha pasado un día, ciertamente no sé ni siquiera la fecha.
—¿Hay un Dios? ¿Dónde se encuentra? ¿Somos capaces de verle? —interrogo sin poder contenerme más, mi voz sale tan irregular como mis respiraciones, y apenas logro notar que la mano que se ha mantenido en mi hombro dando un pequeño apretón ha sido la de aquél antipático pelirrojo.
La mirada que me Sasori me enviaba era una de completo entendimiento, sé que al ser un ángel él debió pasar por esto, aunque a juzgar por como se comportaba y sus palabras, debió ser hace mucho, pero el tiempo no borra la sorpresa inicial, ni lo que sientes al saber que no eres lo que creías.
—No pequeña, o al menos ninguno de nosotros lo ha visto —confiesa la rubia repentinamente, clavo mi mirada en ella y hago un asentimiento para que prosiga, quiero escuchar lo qué sea que diga—, aunque sabemos que algo debió convertirnos en lo que somos ahora, o por lo menos debe haber una razón para que justamente nosotros fuésemos los elegidos, sin embargo aunque ha pasado mucho, no hemos encontrado un factor común... Ni siquiera una pista de quién nos ha enviado, o vuelto a traer más que nuestros propósitos en el mundo, pero dudo que cuente como tal cosa.
—¿Propósitos? ¿No era mantener vivos a los humanos hasta su momento dado?
—Así es, pero ese es sólo un pequeño grano de arena. Hay varios tipos de ángel, los guerreros; quienes son entrenados solamente para el campo de batalla —hizo una pausa, como saboreando el nombre recién pronunciado, que causó un pequeño escalofrío en mi espina dorsal—, mientras que algunos son llamados ángeles de la muerte, o distribuidores, deben de seguir a ciertos humanos durante unos meses previos a su fallecimiento para estar en el momento justo que sucede, recolectar su alma e implantarla en un feto, así mantenemos un equilibrio.
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Tú eres mi Ángel [Sasosaku]
FanfictionSakura Haruno era una joven normal, tenía un novio al que amaba con locura y buenos amigos que darían la vida por ella. Hasta que un accidente hace que su vida acabe de una forma temprana e inesperada. Ahora debe ser una espectadora de como todo ca...