Quince

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Abrí los ojos, encontrándome con una extraña oscuridad, miré a mi alrededor, ¿dónde me encontraba? El lugar era tan pomposo que me sentí fuera de lugar, la cama donde anteriormente estaba durmiendo era en exceso cómoda... y grande. Logré notar que estaba en una habitación de descomunal tamaño, con muchos muebles, entre ellos identifiqué mi baúl con las pertenencias que había encontrado en Akatsuki, nadie a la vista al parecer. Por precaución bajé mi mirada y noté con alivio que aunque no me encontraba con la armadura, si tenía la ropa que solía utilizar debajo de esta.

¿Es que acaso esto de despertar en lugares desconocidos se volverá una costumbre? Espero que no, por mi propia salud mental.

Con calma me siento en el borde de la cama, encontrando casi irreal el hecho de que me siento ¿segura? podría decirse, no, nunca me sentiría segura en el mismo lugar que Sasori, es más el hecho de que me encuentro tranquila en este lugar que conozco de nada, es estúpido e ingénuo de mi parte, pero podría arriesgarme a admitir que comienzo a familiarizarme con el entorno irreal en el que me he visto envuelta desde ese lamentable momento en el que desperté en el fuerte Akatsuki, aunque quizás desde mucho antes, podría ser que desde el mismo instante en el que mi alma abandonó mi cuerpo y vida terrenal. Suena tan extraño, encuentro casi aterrador el tener este tipo de pensamientos, no es normal poder hablar de tu muerte como si se tratara de algo tan común como el clima.

De una vez por todas tomo el impulso suficiente como para ponerme de pie, apoyando mis palmas en mis piernas, suelto un suspiro de cansancio que me parece extraño, a fin de cuentas no he hecho algo más que dormir. Por lo que asumo que mi poca condición física se ha ido deteriorando poco a poco, dejándome con esto que hago llamar cuerpo.

—Así que has despertado —expresa Sasori con lo que parece ser desagrado, ¿en qué momento ha llegado? No lo he notado, y a su causa me he llevado un gran susto, probablemente dí un salto parecido al de un gato sorprendido.

—De hecho, ¿por qué? ¿está mal?

—No está mal, pero hubiera preferido descansar de ti un poco más.

Parpadeo varias veces con sorpresa, antes de poner los brazos en jarras y voltear la mirada hacía un punto cualquiera del lugar, que irónicamente termina siendo un retrato de él, mi ceño se frunce con confusión ante lo que veo, es él, no hay duda de eso, sin camisa, o con una hecha por completo añicos al igual que aquellos pantalones desgastados que vestía en el momento, se encontraba blandiendo una espada con la maestría suficiente como para considerar el arma otra de sus extremidades, y la punta de aquella cosa no estaba sino enterrada en una garganta, no podría describir quién era, puesto se encuentra borroso, sin embargo esa imagen parece sacada directamente de una de mis pesadillas, sangre por doquier, hombres heridos, y la persona con quien tendré que convivir algún tiempo acabando la vida de otra, siento las arcadas venir a mi.

El parece seguir mi mirada, y se aclara la garganta, haciendo que voltee a verlo.

—Ese retrato se llama "La aniquilación de Acar, el nacimiento del nuevo arcángel" —El orgullo en su voz me asquea, y la sonrisa petulante con la que acompaña sus palabras me pone los pelos de punta, trago saliva al sentir como mi garganta se seca repentinamente, ¿cómo puede matar a alguien y no sentir ni un poco de remordimiento? Y casi como si leyera mis pensamientos, se apresura a responder—: Tenemos que hacer lo que es necesario, sin importar qué tan bizarro sea, para alcanzar nuestras metas, ¿has escuchado la frase el fin justifica los medios? Podría escudarme con ella, no me mires como si me reclamaras mis actos, es estúpido.

Sus palabras calan hondo en mi, y recuerdo lo dicho por Deidara, en segundos he llegado a la conclusión de que no fueron más que patrañas para que una ingenua recién llegada como yo se las creyera, el hombre frente a mi es malo, vil, cruel, y se merece mi miedo, sólo con escucharlo lo he comprobado.

—Estás equivocado —Casi sin notarlo me he ido alejando de él, envío una mirada a mis manos temblorosas, las empuño y ejerzo presión en ellas, no debo dejar que Sasori note como me afecta su presencia—. Si tu meta era hacerte con el poder lo lograste, ¿a qué costo? ¿una vida? Si es que no han sido más, ¿el fin justifica los medios? ¿De qué clase dictador has sacado eso? Estás tan mal que siento lástima de verte, si alcanzas tu meta con juegos sucios y a costa de una o más vidas no puedes sentirte orgulloso de tus logros, estás acabando con las metas de alguien, con sus sueños, con todo él, ¡estás lastimando a las personas por tu egoísmo! 

Ni siquiera he volteado a verlo, mi vista ha permanecido fija en mis manos entrelazadas en todo momento, y confieso que es a causa del miedo, ¿acaso me matará? Escucho sus pasos acercarse, y todo rastro de la valentía previamente exhibida desaparece con rapidez, mi cuerpo empieza a temblar  de solo imaginarme lo que podría hacerme, no he visto su fuerza, pero si sé que probablemente no le tomaría nada de esfuerzo acabar conmigo. Pero dentro de este hoyo negro de miedo e incertidumbre en el que me encuentro, sé que no me arrepiento de mis palabras, y no lo haré por más que el me asuste.

—Así que es eso, me tienes miedo —Lo dice como si apenas lo fuese notando, pero me sorprendo al sentir sus dedos en mi mandíbula, acarician esta con una lentitud y suavidad que encuentro casi irreal, de pronto sube la mano hasta que esta se halla en una de mis mejillas, y tira con cuidado de ella, mi piel se eriza ante su delicado toque—. Te aseguro que soy la única persona de la cual no deberías temer, mi vida es tuya y la tuya es mía, suena complicado ¿no es cierto? Pero pequeña e ignorante Sakura, tienes tantas cosas por aprender que casi te veo como una niña, ¿sabes esos pequeños que entran por primera vez a la escuela? No eres diferente, pero dejaré que lo aprendas todo a tu lento y aburrido ritmo.

Sonríe, como si recordara un chiste privado y antes de que pudiera procesar todo lo sucedido se aleja, sin mirar atrás camina hacía la puerta y desaparece por esta, cerrándola detrás de su cuerpo, el recuerdo de lo vivido sigue en mi como un fantasma, y por un momento dudo que haya sucedido y no sea simplemente un delirio o imaginación mía, pero volteo a ver la grotesca pintura de nuevo, no ha sido un engaño de mi mente, claramente ocurrió, y no sé que es más preocupante, que no sintiera miedo de él en ese momento o que justo cuando su cuerpo se alejó del mio, casi rogué en mis adentros que no lo hiciera.

Sé que prometí que sería el sábado, pero no he podido escribir, no tenía imaginación o ganas, y todo lo que escribía era tan... Ash, horrible, no me convencía T v T

Sin embargo, me ha gustado como quedó al final el capítulo, y espero que a ustedes también<3

Sin más, nos leemos luego, ¡besos sabor a chocolate por ser tan geniales! >u<

Tú eres mi Ángel [Sasosaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora