Veintiuno

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Y es ahora cuando me pregunto qué he hecho mal, en qué me he equivocado, o si he sido una persona tan horrible como para que esto me esté sucediendo. Esto es simplemente impensable, recorro nerviosamente la habitación con la mirada, y es entonces cuando decide alejarse de mi. Puedo respirar tranquilamente en el momento que me suelta, pero lo que veo me deja helada, sus hermosos ojos café se encuentran abnegados de lágrimas, con cierto tono rojizo en su esclerótica, muerde con fuerza su labio inferior, y verlo tan débil me duele, ver a aquel orgulloso arcángel llorando como un pequeño niño hace que mi pecho se contraiga.

Entrelazo mis temblorosas manos y aparto la mirada, porque algo dentro de mi quiere abrazarlo, quiere que deje de llorar, quiere parar su sufrimiento, mientras que mi otra parte dice que se lo merece, por lo que me ha hecho a mi. Aún así, como si una especie de debate fuese llevado a cabo en mi mente, me respondo a mi misma que lo ha hecho dejándose llevar por el dolor, y es que sé perfectamente lo que es cometer acciones desesperadas al encontrarse sufriendo. Lo defiendo casi involuntariamente, y es que siento como si me ahogara cuando objeto algo en su contra.

Con mis dedos índice y medio todo mi manos y la tapo, respirando por la boca, justo como hacía en mi adolescencia cuando quería llorar pero no deseaba hacerlo frente a los demás, mi pie repiquetea frenéticamente contra el piso, incluso mordí mis labios en busca de algo que me distrajera. Pero después de subir la mirada, casi por inercia, al escuchar un sonido proveniente de él —lo que pronto descubrí era un sollozo ahogado— me veo perdiendo la batalla contra mi misma y el llanto, y es entonces cuando, sin siquiera reparar en lo que haré, me lanzo a sus brazos, escondiendo mi cara en su pecho. En esa situación él debería ser el consolado, aún así sus suaves manos en mi cabellera logran calmarme, su cuerpo hace una pequeña danza que me recuerda a la de las nanas cuando un bebé no desea dormirse, su agarre en mi cintura es fuerte, mientras que sus caricias son tan cálidas y suaves como un viento de verano, reconfortándome inesperadamente.

Sé que debería estar lejos de él en estos momentos, sé que debería aclararle que no sé qué rayos sucede conmigo misma y su persona, y que no me importa. Pero ahí me encuentro, completamente embriagada por su cercanía y sin poder concebir la idea de separarme por un momento de Sasori. Si pudiera utilizar alguna referencia para hacer un pequeño acercamiento a lo que siento, diría que es como si fuese un día soleado, pero aún así cayera una gran tormenta que nadie sabe de dónde ha salido.

—¿Todavía piensas en él? —A pesar de que no dice ningún nombre, sé a quién se refiere. Y no sé que es peor para mi, el hecho de que si no fuera por su misma curiosidad yo no hubiese recordado a Sasuke, o que no me sienta del todo mal por ello.

Me estremezco, y tomo una respiración profunda para separarme, aunque mi cuerpo no lo desee. Doy un par de pasos de espaldas hasta chocar con una escultura de piedra, la veo de reojo, efectivamente, soy yo. ¿Debería sentirme asustada? Si hace algunos meses descubriera esto acusaría a la persona por ser un acosador, temería y me alejaría lo más posible, en caso de no conseguir una orden de alejamiento, claro está.

Entonces, ¿por qué todo esto me resulta normal e incluso romántico? No lo entiendo, no me siento como yo misma, es como si con el pasar de los días aquí, cada una de mis opiniones hayan dado un giro de 180º, como si mi toma de decisiones estuviera tan afectada, que muchas de las respuesta que en algún momento encontré coherentes para diversas situaciones, ahora tuvieran que ser replanteadas por mi misma, como si alguien hubiera cambiado mi manera de ver o hacer las cosas, ¿por qué hago esto? Siento que esa pregunta me ha seguido desde que desperté en aquella extraña habitación.

—Supongo que deberíamos seguir con... —suspira, y sé que su respiración sigue algo errática, sin contar que su voz parece de alguna manera más ronca—, nuestra plática. ¿Qué somos? En realidad, esto ya lo sabes, pero aún así deberé aclararte algunas cosas.

Tú eres mi Ángel [Sasosaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora