Epílogo... Bueno, no.

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Más que un epílogo, es el comienzo, o da pie a una nueva historia que tendrá como protagonista a nuestro rubio guapo, será de temática yaoi, si no quieren leerlo, lo entenderé y por eso lo aviso antes, pero por favor no se vayan sin pasar por las notas finales🥺

DEIDARA

Mi mirada se posa sobre la escena que ocurre a unos metros de distancia, y siento ese familiar dolor en mi pecho, punzante y creciendo conforme pasa el tiempo, apoderándose poco a poco de mi. Sin embargo, mi rostro no refleja nada.

Él deja un suave beso en su mejilla, y entonces la toma entre sus brazos para dar algunas vueltas alrededor de la cúpula más alta que posee la estructura.

Ese dolor lleva allí meses, y día a día aprendo cada vez más a lidiar con el. Aunque no por ello, sea menos desgarrador verlo junto a ella.

Termino por apartar la mirada, como el vil cobarde que soy.

Nunca esperé ser correspondido, aunque no la conocí, siempre supe que había alguien, por siglos enteros lo acompañé sabiendo que se ausentaba en largos períodos sin explicación, buscándola y pasando el poco tiempo que podía a su lado, antes de que la muerte la llamase, y volviera a comenzar el ciclo, siempre supe que su corazón pertenecía a alguien más, pero no pude evitar entregarle el mío.

Desde el momento en que lo conocí, viéndose tan altivo y poderoso, en comparación con mi pobre existencia, se pudo apreciar la abismal diferencia. Recién había despertado en un mundo completamente nuevo, habiendo sufrido el peor de los castigos por mis pecados, y aún así, se me había otorgado la oportunidad de seguir en este mundo. No podía entenderlo, aún ahora, no lo hago e intento no hacer de ello un pensamiento recurrente.

Sasori me recibió, me enseñó todo lo que sé, y me entrenó hacer que la brecha de poder fuese menor, para que pudiese servirle llegado el momento. Y no podía haber estado más encantando de sentirme apreciado, de realmente... Encajar en algún lugar.

Solté un suspiro, volviendo mi atención a lo que realmente importaba. El castillo había quedado en pésimas condiciones, por no decir que se mantenía aún en pie gracias a algo allá arriba que no nos quería dejar desamparados. Por eso, habiendo terminado de despedir a nuestros compañeros y hermanos caídos, no pudimos pasar mucho sin hacer nada. Era ahora más que nunca cuando debíamos enfocarnos en reparar todo lo posible. Ya tendríamos tiempo libre después, nos lo merecíamos.

Horas después, posiblemente siendo mediodía, las alarmas rompen el cómodo silencio en el que nos encontramos, cada uno en sus ocupaciones para echar adelante el lugar. El ambiente cambia drásticamente, sabiendo perfectamente que la última vez que sonó, el resultado había sido terrible.

Pocos minutos pasan antes de que una horda de ángeles aparezca en nuestra visión, estos poco a poco acortan la distancia con una dirección fija, la entrada principal, o lo que fue esta antes de la batalla. Clavo mi mirada en Sasori, quien ya lo había hecho hacia mí, me da un asentimiento que correspondo, sé qué debo hacer.

Por el emblema en sus armaduras, distingo perfectamente de quién se trata antes de tener la oportunidad de verlo, y no puedo hacer más que fruncir mi ceño, antes de dirigirme con rapidez hacia allá.

Cuando llego, no transcurre mucho antes de tener a la multitud frente a mi. Sasori se encuentra en el gran salón, me permito escanear. Forman un círculo alrededor de él, y cada uno de ellos es un personaje de lo más extraño, conozco a algunos, claro está. Kizame, el hombre con una apariencia semejante a la de un tiburón, destaca sobre todos con su altura y aura que irradia peligro, debo tener un ojo sobre él. Luego de algunos segundos, uno de ellos es quien habla.

Tú eres mi Ángel [Sasosaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora