Siete

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Mis pasos metálicos se perdían en el bullicioso exterior, quizás en la noche no pude conseguir llevar a cabo mi plan y explorar, pero en estos momentos gracias a Sasori —a quien por cierto trataba de ignorar a toda costa— estaba teniendo un buen recorrido, que disfrutaría, si en mi mente no se repitiera una y otra vez lo ocurrido en el baño, esa escena estaba tatuada dentro de mi cabeza, cerraba los ojos y me encontraba con su burlona mirada café escaneando mi cuerpo, y como si fuera una pesadilla, los abría y encontraba la misma mirada llena de humor, sólo que sin el duro escrutinio de hace un rato.

Y como no quería mirarle mi atención estaba puesta en todo el lugar, detallando cada grieta de las rocas que hacían las paredes de los pasillos, cada cortina recogida a un lado de los grandes ventanales corridos por toda la extensión del "fuerte", cada detalle que posiblemente hubiera pasado por alto si la situación fuera otra.

Las personas, aunque debería decir ángeles, eran completamente impredecibles, algunos caminaban pavoneándose con sus alas, algunas realmente hermosas de colores vivos y combinaciones inimaginables, mientras que otras permanecían sin ese peso en la espalda, aunque no estaba segura de si era porque no poseían o simplemente comodidad, no podía preguntar. Quizás no tenga idea de como son las normas de etiqueta y convivencia acá, pero apostaría uno de mis pechos, casi inexistentes, a que una pregunta tan indiscreta y con tanto significado no era bien vista.

Ahora, podría hablar durante horas del castillo, porque eso es lo que es. Tiene cinco plantas. Cada una tiene una función realmente curiosa desde mi punto de vista, la primera es donde se encuentra el gran salón, donde se hacen todo tipo de eventos por lo que me pudo explicar mi pelirrojo compañero, desde congratulaciones hasta fiesta de sociedad cuando los arcángeles deben reunirse. Aunque también dijo que cuando no hay nada que celebrar, es utilizado como segundo campo de entrenamiento para los novatos, enfatizando la palabra novatos.

Luego está la segunda y tercera, donde se encuentran las habitaciones, por lo que me ha dicho Sasori muchos ángeles no pasan tiempo aquí, ya que los pertenecientes a la guardia de algún arcángel deben de permanecer al lado de este, y los desgraciados que deben trabajar con los humanos no hacen pueden realizar más de una docena de visitas para acá al año, sus palabras, no mías.

La cuarta, es una plan llana en toda su extensión, no hay mucho más que la escalera, y dos cuartos, la enfermería y el cuarto de suministros, armaduras, espadas, armas, el campo de entrenamiento número uno.

Y por último, el tan hermoso quinto piso y en realidad debería llamarlo terraza o pista de aterrizaje, puesto ahí es de donde salen o llegan los ángeles, podría decir que en los máximo viente minutos que estuvimos allí lo etiqueté como mi lugar favorito, en tan poco tiempo pude observar como tres ángeles remontaban vuelo y uno aterrizaba, si crees que has visto cosas hermosas en la vida, te aseguro que no hay nada que se pueda imaginar al hecho de ver como un ángel mueve sus alas, con fuerza, precisión y maestría notoria, es un espectáculo que no podrías recrear ni con los mejores equipos de efectos especiales, y dentro del infortunio que se cernía sobre mi, me sentí privilegiada, por ser una de las pocas perso... cierto, ya no soy una persona, pero a lo que quiero llegar, es que me sentí como el ser más afortunado, por poder ver aquel espectáculo que parece ser normal para los demás, yo no puedo evitar maravillarme con ello.

Cada ser que pasó a nuestros lado, o se encontraba cerca observó la mirada aburrida de Sasori con intriga, sin embargo nadie pronunció palabra, haciendo que la curiosidad ardiera en mi interior, y un pequeño destello de furia también, porque no recibiría respuesta por más que preguntase.

En estos momentos, Sasori se había detenido en medio del corredor del tercer piso, y me permití a mi misma dirigirle la mirada.

—¿Sucede algo?

El se encogió de hombros antes de responder—: Nada realmente.

Yo asentí con duda, sin estar convencida realmente, pero como no tenía ganas de indagar en sus pensamientos no dije nada más. Él se recompuso y seguimos nuestro recorrido.

Lentamente llevo mi mano derecha a la muñeca contraría, frotando con el dedo pulgar las visibles venas azules en contraste con mi pálida piel. Sasuke solía recorrer con su dedo cada una de mis venas, trazando una línea invisible por todo mi cuerpo, ese pensamiento me cayó como un balde de agua fría, la situación, por más entretenida que fuese, no obviaba nada, y me sentía escéptica, en una pequeña nube, como una espectadora de mi propia vida.

Por dentro de mi mente me encontraba flotando en un sueño mientras Pink Floyd sonaba a todo volumen y en cualquier momento despertaría para darle un beso a Sasuke y llamar a mi madre, pero la opresión en mi pecho me decía que era verdad, que todo era real, y igual que anoche, sentí mis ojos vidriosos.

Quisiera negarlo, pero sé que es verdad, no estoy en un sueño, nunca había tenido un sueño tan largo, siento como si me dieran un golpe en el rostro, pienso en lo que estará sufriendo mi madre, en lo que estarán sufriendo Sasuke, Hinata, Ino, Naruto, todas mis amistades que han demostrado ser verdaderas, y siento como si fuesen ellos quienes fallecieran, porque, ¿no es así? He fallecido yo desde el punto de vista mortal, he obtenido esta nueva vida, en la cual no están ellos, los perdí a todos y cada uno, no hay mucha diferencia de la muerte en este caso, porque el que todavía estén en pie no los hace parte de mi vida, no los hace vivir conmigo, y eso en palabras sencillas, es lo que ocurre cuando una persona muere, simplemente deja tu vida de una manera rápida e inesperada.

El hombre siempre está dispuesto a negar todo aquello que no comprende, y aunque lo aprendí estando viva, y lo sigo pensando ahora, no puedo evitar hacerlo. Porque, después de todo, comenzamos como humanos, como hombres, y el razonamiento de un mortal siempre va a quedar en nuestra mente como esa canción pegajosa que odias y no puedes evitar tararear, como el nombre de tu amado cuando el amor se encuentra en su punto, como las manías que nadie debería tener y aún así haces.

Y creo que ni después de un centenar de años, esa realidad no cambiará... quizás después de mil, o puede que más, nada es claro en esta realidad, y con eso sé qué preguntarle a Sasori mañana.

¡Halu! <3

Cortito, pero necesario UuU

Espero que les guste el capi, quisiera aclarar un pequeño pero monumental cambio que hice en el capítulo cuatro: Cuando Tsunade dice que Sasori es un distribuidor, por ende Sakura también, modifiqué eso porque mi idea se mezclo con otras y el hecho es que ahí, la nueva versión, no se rebela qué es Sasori, ustedes pueden intentar adivinar qué le tengo preparado a mi esposo ¬u¬

Además que con lo de los ángeles guardianes, especifiqué que los ángeles lo hacen por los beneficios que obtienen a raíz de esto, pueden intentar adivinar también a qué beneficios me refiero ¬u¬

Sin más me despido, ¡nos vemos en la próxima actualización, bellezas!

Tú eres mi Ángel [Sasosaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora