Veinte

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-¿Q... Qué quieres decir? ¿Qué es este lugar? -Recorro el lugar con mis ojos durante unos segundos, no soy tan fuerte para detallarlo, por lo que no pasa mucho antes de que baje mi mirada e intente perforar con esta el suelo.

-Te contaré tu historia, mi historia, nuestra triste y llena de karma, historia -dice, escucho sus pasos acercándose a mi. Me quedo inmóvil, si anteriormente me encontraba calmada, ahora me veo dentro de la desesperación de no saber qué esperarme, tengo -y lamento decirlo- miedo. Entrelazo nerviosamente mis manos, notando lo frías y sudadas que se encuentran estas.

-¿A qué te refieres con "nuestra historia"?

-Tsunade lo dijo, ¿no es así? Los humanos mueren y renacen, una y otra vez. ¿No sería lógico que ya nos hubiéramos conocido? -sonríe temblorosamente, noto que no soy la única con incertidumbre hacía esta conversación-. La primera vez que nos vimos, yo era apenas un guerrero a las órdenes de Acar, aquel arcángel que me cedió su puesto, aunque no voluntariamente.

»Entonces no sabía nada de las almas, compañeros o algo por el estilo, sólo me esforzaba en cumplir con mi trabajo eficientemente, los de abajo nunca han tenido consideración con nosotros. Mi vida mortal no fue nada fuera de lo común, o eso supongo, con el pasar de los siglos he olvidado muchas cosas. Y nuestra historia comienza un día de otoño, en lo que hoy se conoce como Phú Quốc, Vietnam.

»La primera vez que te vi pensé que eras hermosa, y claramente, prohibida. Me provocabas tanto con tu entonces larga cabellera rosa, tan exótica y de apariencia suave, deseaba tenerla siempre entre mis dedos, esos labios rojos que se asemejaban al color de la manzana que mordió Adán, ansiaba ver el color que tendrían después de morderlos, quería que tus ojos esmeraldas que brillaban más que cualquier piedra preciosa nunca se despegaran de mi, y esa piel tan pálida que me incitaba a pensar en las más pecaminosas situaciones con ella. Lo que sentía iba más allá de lo normal, no podía controlarme, por ello, días después de haberte visto, te busqué. Y me materialicé frente a ti, rompiendo algunas reglas con ello.

Sasori recorre el lugar con la mirada, deteniéndose en un cuadro en particular, en este se pueden encontrar dos personas, un ángel y una humana, mientras el ángel la sostiene por la cintura arriban los cielos, su sonrisa parece despreocupada mientras mantienen el contacto visual, mi sonrisa me asquea, verme de esa forma, y tan bien hecha me produce un escalofrío.

-Este cuadro fue hecho en esa época, en nuestros encuentros debía de permanecer en mi forma física, por ello, en uno de nuestros largos paseos por los cielos, un artista pudo captar la escena perfecta y plasmarla en el lienzo. Pequeños momentos de despreocupación, pequeñas distracciones en las que nos dejábamos ver, eso es esta habitación, todo lo que hay aquí son muestras de nuestra vida, como una fotografía tomada en el momento justo -continúa, y me tiende la mano, sin estar segura por completo, coloco la mía en su palma, es increible la diferencia de tamaño entre ambas, no puedo evitar pensar, pero queda olvidado apenas siento como tira de mi, hasta encontrarme envuelta entre sus brazos.

Mi cuerpo se tensa tanto que duele, tiemblo al sentir su respiración en mi cuello.

-¿Q... Qué crees que haces? -Mi voz no es más que un susurro lastimero, casi patético. El ríe falsamente, como si lo que realmente deseara es llorar, puedo sentir el dolor en su voz y como su agarre no flanquea, sino que se incrementa.

-Unos años antes, habrías volteado y me hubieras besado, ¿por qué cuando puedes estar por siempre conmigo, ya no puedes amarme? ¿Acaso hice mal en esperar tanto y dejar que él tuviera algo de tu amor? -Y escucho un sollozo de su parte que me deja helada, literalmente no sé que hacer, mi pecho duele, su dolor se siente tan real en mi que me desespero, me hiperventilo, aún más al detectar una pequeña gota cayendo en mi hombro, que baja por toda mi espalda hasta secarse-. No quiero rendirme, no después de tanto... pero saber que tu ni siquiera recuerdas lo más mínimo sobre mi duele, me quema por dentro, destroza mi corazón de mil formas. Es como si inconscientemente me dijeras que ya es momento de terminar esto, pero... ¿cuántos han sido? ¿dos mil años? ¿tres mil?

»Pareciera que todas aquellas vidas no sirvieran de nada, y esta fuera la única que importara, ¿por qué cuándo el paso del tiempo deja de ser importante, tu amor por mi muere?

-Y-Yo lo lamento -digo, sin saber qué más objetar, sus brazos sobre mi cuerpo queman como ácido, me hacen sentir débil y extrañamente eso me gusta.

-¿Por dónde estaba? -pregunta, parece ser más para si mismo que para mi, y entonces suspira-. Cada vez, después de ese momento, te busqué, te acompañé desde el momento de tu nacimiento hasta tu pautada muerte, tuve que presenciar como un recolector te apartaba de mi lado, y debía de comenzar nuevamente una búsqueda que me tomaría años enteros sin verte. Ese era el precio que debía pagar por enamorarme de una humana.

»Fue entonces que supe del lazo que nos unía, uno tan antiguo como irrompible, completamente fuera de nuestro entendimiento superior. Estábamos destinados, quizás por ello, y mis fuertes sentimientos hacía ti, nunca perdí la convicción de encontrarte, puesto sabía que algún día tu alma se amoldaría por completo a la mía y serías mi compañera por la eternidad. Claro, la última vez que te encontré, cuando aún eras sólo una niña, no pensé que tus sentimientos cambiarían con tanta rapidez.

Lo último suena como un reproche hacía mi, y debo decir que consigue lo que desea, porque sus palabras actúan en mi como una herida lacerante en mi pecho, no me ha soltado, y muy dentro de mi, admito que no quiero que lo haga. Porque sus brazos son el único soporte, su presencia es lo que me ha mantenido calmada desde que comenzó a hablar, me sorprende no haber tenido un ataque de pánico ya, y es que lo que me ha dicho es tan inverosímil que parece sacado de una novela de ficción barata, como todo lo que me ha ocurrido desde que desperté en aquella extraña sala, justo después de mi muerte.

Dentro de todos aquellos revueltos pensamientos, divagues y extrañas ideas que se encuentran en mi cabeza, hay uno que me altera más de lo que estoy, ese simple pensamiento rompe la falsa calma que me ha invadido desde que cruce el umbral de la habitación, como un trueno en un día soleado que pronostica una tormenta descomunal en breve, como una trompeta anunciando el comienzo de una guerra, como aquel campanazo proveniente de la iglesia que logra causar un revuelto de palomas en la plaza, sólo por el simple hecho de saber que es completamente cierto, sólo porque me he traicionado a mi misma al pensar y aceptar lo que realmente significa.

"Quisiera amarte, tanto como tú al parecer me amas a mi".

Holi 7w7r

Volví con rapidez, love me.

Es un capítulo corto, pero necesario. Espero que les guste.

De nuevo, gracias a todas aquellas personas que comentan y votan siempre, las veo y me hacen inmensamente feliz<3

Hasta la próxima actualización UwU.

Tú eres mi Ángel [Sasosaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora