Catorce

938 142 34
                                    

¿Nunca te has sentido sólo, sobretodo cuando estás en una multitud? Veamos, ¿cómo explicar este extraño sentimiento? Estoy rodeada de ellos, por donde sea que mires habrá alguien, pero me siento vacía, podría describirse como que estoy siendo arrastrada por la corriente, si exactamente eso, sin poner resistencia alguna.

Es como si estuviera siendo llevada en cierta dirección por una corriente, quien tiene por nombre Sasori, y además de llevarme a su ritmo inalcanzable, me aterroriza lo suficiente como para simplemente seguirlo. Y se preguntarán cuanto he recapacita sobre este tema para poder haber llegado a tal conclusión, pues debo decirles que no mucho. Sólo el tiempo que he esperado por Kimimaro.

Luego de que cierto ángel desconocido para mi dijera desde el segundo que Sasori y Deidara se habían marchado, y era mejor que todos se pusieran en marcha, cada uno de los seres alados remontó vuelo, con excepción de Roman, Kimimaro y por ende, yo.

Si, el pequeño se está impacientando y yo no podría negar que también, ¿dónde se ha metido aquel hombre?

—Roman, ¿cuanto tiempo tardaríamos en llegar?

—Mi hermano me dijo que no eran muchas horas de camino... ¿trres? —confiesa en medio de la pregunta, haciendo que yo le observe consternada, Kimimaro ha dicho que llegaríamos al atardecer, viendo el sol podría atreverme a suponer que ni siquiera es medio día, ¿eso quiere decir que todavía no nos iríamos?

Odio no tener conocimiento de la zona horaria, ¿saber la fecha? Ni se diga, es como si me quedara varada, ¿realmente cuanto tiempo ha pasado? Entiendo que cuando tienes una eternidad por vivir eso deja de tener importancia, pero siento como si llegara tarde a algo, como si se me olvidara, me siento como objetivo de burlas, aunque si he de decir como me siento, no acabaría nunca, a decir verdad todos los días encuentro nuevos adjetivos con qué describirlo.

En algún momento dado, el pequeño y yo nos sentamos en el piso, cruzando las piernas.

—Sakura, ¿cómo era tu vida?

—¿eh? —Parpadeo repetidas veces al oírlo, no es esperaba esa pregunta, sin embargo me preparo a responder, colocando una sonrisa nostálgica en mi rostro—. Era buena. Estaba estudiando medicina, vivía con mi novio, Sasuke... y con frecuencia visitaba a mi mamá, quien estaba en Konoha.

El recordarlos se sentía como si me golpearan directo en el rostro, mis ojos se aguaron, ¿qué estaría haciendo mamá? ¿Sufriría por mi? No quería eso, no quería causarle dolor... Y Sasuke, ¿cómo estaría? ¿Se habría recuperado?

—¿Tenías novio? ¿No estás muy pequeña?

—No —inevitablemente mis comisuras se alzaron, formando una temblorosa sonrisa—, se supone que ya soy mayor de edad. —sonreí, y busqué una manera de cambiar de tema—. Hablemos de ti mejor, ¿hace cuanto llegaste?

—¡Hace trres meses! —Salté un poco a causa de su euforia, luego fruncí el ceño—. Extraño a mami, pero mi hermano me dijo que no me preocupara, que está bien.

—¿Tres meses? ¿Y has tomado tú sólo la decisión de pertenecer a las fuerzas de Sasori?

—Sólo iré a donde vaya mi hermano.

¿Serían realmente hermanos? Lo dudaba, sospechaba que Deidara tendría más años detrás de si de los que yo podría contar sin abandonar las matemáticas de por vida, pero en ocasiones los niños llamaban hermano a todo el que les agradara, por lo que me encogí de hombros. Y ahí volví a caer en la realidad ¿Cuánto tiempo habría pasado? miré hacía mis lados con cautela, el castillo aunque se encontraba iluminado, empezaba a tomar una especie de sombra tétrica, como si todo se hubiera quedado congelado justo en el momento que empezaba a anochecer... Vi hacía las ventanas, el sol se encontraba resplandeciente, ¿qué sucedía?

Tú eres mi Ángel [Sasosaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora