Había permanecido en ese lugar demasiado tiempo para mi gusto, el tiempo parecía transcurrir más lento de lo normal en las manillas del reloj que se encontraba situado al fondo de la habitación. Los dos guardias que Sasori me había asignado permanecían firmes a cada lado de la puerta, sus rostros duros y miradas vacías que evitaban fijar en mí comenzaban a desesperarme.
Creo que lo peor del caso era el desconocer lo que estaba sucediendo fuera de mi confinamiento, si bien no deseaba salir, más por sentido común que otra cosa, estar de esa manera, ajena a los hechos, acaba poco a poco con mi cordura. ¿Habrían muerto ya algunos soldados? ¿Sasori se encontraría bien? Nunca vi algún demostramiento de su poder entero, sólo dejaba ver, lo que a mí jurisdicción, parecía ser una pequeña parte de este. Y si bien entendía que era poderoso, el saber que estaba enfrentándose con alguien de su mismo rango me tenía inquieta.
¿Y si lo perdía antes de poder haberlo tenido? No sé en qué momento dejé de pensar con miedo de él, francamente, incluso antes de que todo sucediera había optado por alejarme... Y ahí estaba yo, casi llorando por no saber si se encontraba bien o no.
Me puse de pie, ya que no podía permanecer más en aquellos mullidos sillones. En un vano intento de controlar mis ansias comencé a dar vueltas por todo el lugar. Me situé frente a un librero de considerable tamaño, y tomé el primer título cuyo idioma entendí. Comencé a ojearlo para distraer mi activa mente que no hacía más que imaginar los peores escenarios donde cierto pelirrojo se veía involucrado.
El estaba bien, me repetía una y otra vez. Pero aquella sensación de vértigo, ese mal presentimiento que poco a poco amargaba mi gusto me estaba convenciendo de lo contrario. Era como si, desde mi perspectiva ajena a todo, minuto a minuto allá afuera la situación se volvía peor.
Él está bien.
Él se encuentra bien.
Saldrá ileso.
Intenté convencerme de ello, utilicé dichas frases como mi mantra a la vez que cerraba los ojos, suspiré y, justo cuando mis ganas de gritar para liberar todo ese cúmulo de sensaciones desalentadoras se volvían más potentes, sucedió.
Fue demasiado rápido. Una explosión hizo que la gran puerta volará en pedazos. De pronto, algo insólito ocurrió ante mis ojos, los guardias que estaban protegiendo afuera comenzaron a entrar y atacar a los que estaban dentro conmigo. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Estaban traicionando a Sasori? Corrí con rapidez hacia el cuadro que movería el pesado muro que me mantendría.
Este lugar comenzó a abrirse con un ruido característico de las rocas siendo arrastradas. Y justo cuando la abertura fue suficiente para poder cruzar el umbral hacia la protección. Alguien salió de allí.
Mi cuerpo se quedó estático, apenas escuchando el ruido del encuentro bélico que se llevaba a cabo a sólo metros de mi.
—¿Q-Quién eres? —balbuceé, intentando ver si podría escapar por algún otro lugar. Pero mis esperanzas caían estrepitosamente con cada segundo que transcurría.
—Oh, no me he presentado ante la señorita —expresó con fingida sorpresa y una sonrisa escofriante en su rostro bicolor-, mi nombre es Zetsu, mejor conocido como Zetsu... tú, ya que eres guapa, puedes llamarme Zetsu. Ahora, te agradecería que me acompañaras voluntariamente.
Y de pronto no estaba frente a mi, la tierra se lo había tragado. No pude prevenir lo que sucedería hasta que sentí su respiración en mi cuello.
Vi por el rabillo del ojo como uno de los soldados traidores mutaba de una manera bastante perturbadora al ser derrotado. Dejando una masa humanoide blanca cual alabastro, bastante similar a la que Zetsu.
Creo que lo más molesto de esa situación era saber que nadie vendría a mi auxilio, porque en lo absoluto sabían de mi situación, todos estaban ocupados en el enfrentamiento de magnitudes astronómicas que se llevaba a cabo en ese mismo momento.
Fue entonces que asentí, decidí ayudarle voluntariamente hasta poder encontrar una forma de escapar, no era estúpida, en ese tipo de situaciones, ¿qué otra opción me quedaba? La vida, Dios, quién quiera que fuese me había dado otra oportunidad después de la muerte, y Sasori, de alguna manera, me impulsaba a desear que esta durara lo máximo posible.
—¿A dónde me llevarás? —pregunté al aire. Porque mientras yo pensaba, su presencia a mis espaldas se habia esfumado, ni siquiera se encontraba dentro de mi rango de visión. Un escalofrío me recorrió entera ante tal habilidad.
—Tranquila, es una... sorpresa —murmuró cerca de mi, pude sentir su aliento sobre mi oído, y la diversión en su voz. Tuve que hacer mi mayor esfuerzo para reprimir el asco que me producía tenerle tan cerca.
De pronto, salió del suelo frente a mí, y con un ademán de su mano me indicó que debía seguirle. Sumisamente obedecí, intentando igualar su rápido paso. A medida que caminaba, observaba a los supuestos guardias por el rabillo del ojo, muchos de ellos yacían en el piso, hechos un blancuzco despojo del ser que me guiaba.
A medida que avanzábamos por el ancho pasillo, y girábamos en las interminables esquinas, las detonaciones se hacían más notables, hasta el punto en que fue casi imposible ignorarlas, cada vez que ocurría una, mi cuerpo daba un salto cual gato tomado por sorpresa.
Y tardé mucho en darme cuenta de la intención de aquel ser al llevarme consigo. Porque cuando descubrí lo que intentaba, ya me encontraba a sólo unos cuántos pasos del gran portón de madera que separaba al castillo de una masacre.
Mi cuerpo se quedó helado, rígido ante el imponente muro me madera que se abría frente a mí con una lentitud desquiciante.
Una lágrima se escurrió por mi rostro hasta perderse donde comienza el cuello, y como si un balde de agua cayera sobre mí, el ruido de la batalla aumentó.
Zetsu tiró de mi, hasta notar que no me movería de aquel sitio por cuenta propia. Sólo podía observar aquello que ocurría frente a mis ojos como si realmente no estuviera ahí, estaba estupefacta ante tanta desgracia, tantos seres llenos de poder y gracia enfrentándose me revolvió el estómago, y no pasó mucho antes de que la bilis subiera por mi garganta y fuera expulsada a mis pies, justo cuando observaba a un ángel siendo torturado mientras tiraban de sus alas con una fuera descomunal, arrancandolas por completo de su espalda.
Apenas y noté, luego de ello, como mis pies dejaron de tocar el piso. De pronto, me sentí ahogada, sin aire, y mi mirada se nubló.
Cuando mi conciencia volvió, me encontraba en el centro de batalla. Alcé la mirada en el momento justo, deteniéndola en una conocida mata de cabello roja. Y como si él la sintiera, desvío su atención de aquel ser con el que combatía para fijarse en mí.
La desesperación que pude vislumbrar hizo que mi llanto volviera, antes de que una alarma me despertara, antes de mover mis brazos señalando al otro ángel con el que Sasori luchaba, quien no estaba dispuesto a ignorar aquella oportunidad para darle el golpe de gracia.
Y mis gritos sólo se detuvieron cuando el arcángel volvió su atención a la pelea y detuvo el avance de ese ser.
No pude apartar la mirada de mi compañero en ningún momento, rogando para que saliera ileso, no sabía con quién se encontraba batallando, pero me dejó en claro que no se trataba de Kakuzu cuando, segundos después, el cuerpo caía en picada y se estrellaba contra el suelo de una manera bastante dolorosa.
Llevé una mano a mi pecho, y grité con el dolor que sentía en mi corazón, ese sentimiento ajeno volvía a invadirme, no era la dueña de mis sensaciones, mi cuerpo parecía haber sido invadido por alguien más, y apenas en ese momento comprendí, ese alguien era Sasori.
Aquello apenas estaba comenzando, y prometía un futuro para nada alentador.
†
Disculpen la tardanza, feliz navidad, año nuevo, día de reyes y idk, a todos. Espero les haya gustado. ❣️
Ya faltan pocos capítulos para el final.💕
Probablemente tiene mil y un errores de redacción, digamos que tengo mucho sueño y no puedo pensar muy bien en lo que debo escribir para que suene coherente. Ya mañana lo editaré para que sea más chido xD
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Tú eres mi Ángel [Sasosaku]
FanfictionSakura Haruno era una joven normal, tenía un novio al que amaba con locura y buenos amigos que darían la vida por ella. Hasta que un accidente hace que su vida acabe de una forma temprana e inesperada. Ahora debe ser una espectadora de como todo ca...