Carta 2 - Memorias y amistades.

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8 de Enero, 1914

Sin destino

La abuela decía que cuando escribes sobre tus problemas, puedes escuchar y comprender a tu "yo" interior pero, refiriéndote a ti como otra persona. Nunca intente descubrir quién era de niño, ni sobre mi destino en el Reino. No fue hasta que cumplí 10 años que comprendí quién se suponía que debía ser y nieto de quién era.

Una vez, recuerdo que ella estaba en su oficina llena de papeles y a pesar de la gran carga de trabajo que tuviera, siempre tenía tiempo para mí. Como la Reina de Inglaterra, debía ser dura y sobretodo debía mantener una postura firme todo el tiempo. Sin embargo, cuando solo éramos ella y yo, era el ser el más dulce y amable que alguien podría conocer. 

- ¿Por qué escribes en hojas sueltas todo el tiempo, abuela? —
Su caligrafía era algo que me fascinaba observar. Manuscrita y clara en tinta negra que goteaba de una pluma blanca con pequeños destellos azules a los costados.

- Verás Lou. Me gusta escribir, me fascina, es algo que me reconforta cuando necesito un poco de paz. Y cada día hay algo nuevo en nuestra vida.

Es raro escribir esto porque vuelvo a leerlo y puedo oír su cálida, pero firme voz en mi mente. 

- ¿Y no es más fácil que escribas en un cuadernillo lo que te pasa? Como un diario.

Solamente cuando decía algo muy serio o dudaba de alguien, era cuando se quitaba sus anteojos y ese momento no fue la excepción. Tal vez se sintió asombrada o enojada, nunca supe porqué lo había hecho y ya que su mirada siempre ocultaba un enigma.

- Un diario, cualquiera lo puede encontrar, robarlo, descubrir tus fuerzas y debilidades. Cuando escribes en hojas sueltas para carta, puedes esconder cada una en diferentes lugares, quemarlas, enterrarlas, escribir unas con relatos falsos. Haces de ellas lo que quieras y nadie sabría cuales son las reales, solo recuerda siempre guarda las tuyas para ti - acaricio mi mejilla con su pulgar y besó la coronilla de mi cabeza - Escucha bien, Louis. Cuando le cuentas a alguien el más mínimo de tus secretos, pierdes tu libertad.

De esa gran mujer aprendí este "confesionario". No comencé formalmente a practicarlo hasta hace unos días. Las antiguas cartas que tenía las tire y algunas se las di a Eleanor. No todas tenían importancia pero, la que comencé hace unos días marca el inicio formal de estas cartas. Al igual que el inicio de mi anuncio como príncipe de Cambridge.

Dios salve y cuide a la reina. Es de los mejores recuerdos y frases que tengo de mi abuela. Después de aquellas fuertes palabras supe porqué era la reina de Inglaterra y me sentía orgulloso de ser su nieto.

Sin embargo, hoy fue uno de esos días donde no desearía ser nieto ni hijo ni ningún miembro de la familia real. Nadie comprendería lo difícil que es vivir de esta manera. Muchos creerían que es una vida sencilla y fácil pero, tiene más problemas de los que uno podría imaginar. Mi familia es una de las causas de que piense de esa manera, en especial mi padre. Aunque por suerte cuento con Liam, el consejero real, siempre dispuesto a ayudar y hacerme sentir mejor.

Mi padre insistía por enésima vez en buscarme una mujer para empezar a formalizar y conocer los legados del Reino. Comenzó a decir estupideces y sermonear sobre cómo manejar mi vida y tiempo. Lo deje hablando solo (ya sé que eso es una máxima falta de respeto hacia el rey pero no le daría mi respeto a un rey que no me estaba demostrando el suyo). Subí a mi habitación y cerré la puerta, fumar me tranquilizaba en momentos de ira como estos.

Un par de minutos después, Liam tocó a mi puerta. A veces creo que ese hombre merece ser algo más que un consejero. Todo el tiempo estaba de aquí para allá, atendiendo a cada miembro de la familia, gente del parlamento que llegaba a hablar con mi padre, redactando y recibiendo documentos importantes, en fin era mucho trabajo para una persona.

— No debiste comportarte de esa manera — un último sorbo a mi cigarro fue lo único que pude decir en respuesta Louis, en serio, a este paso vas a matarlo de un coraje y te volverás más rápido lo que menos deseas ser...

En eso siempre tenía razón, ser rey no era mi prioridad aunque tampoco lo descartaba. Es decir, pienso que mi reinado será diferente, todo equitativo que haga que Inglaterra crezca no solo económicamente también en moralidad.

— Lo sé, es solo que a veces me saca de mis casillas, tú sabes que eso del amor y la familia y demás no es algo de mi interés desde...
- Desde Eleanor, lo sé pero, debes empezar a considerarlo un poco por el bien de todos y sobre todo para lo que tanto planeas, debes conocer cómo se manejan las cosas más allá de lo que ya sabes.

Liam tan sabio, es mi conciencia hecha humano.

Después de esa conversación, decidimos salir al jardín a almorzar algo. Era media mañana y es parte del código de etiqueta tomar algo a esa hora y como príncipe debía de cumplir, era algo que me agradaba desde niño.

- Aquí están sus tazas de té y los bocadillos, si se le ofrece algo más no dude en llamarme joven Tom...
- Zayn, ya te lo he dicho, no me llames así. Ve por tu té, ya sabes que lo bebes aquí conmigo y Liam, no en la cocina.

25 años en el castillo y Zayn sigue con su protocolo de mayordomo y seguir la tonta idea de no sentarse en la misma mesa que yo. No tener a este chico conmigo sería una buena razón para dejar este castillo. Mi mejor amigo desde que tengo memoria.
Era hijo de una de mis nanas, crecimos a la par solo que en cunas diferentes...como ese dicho dice...me tocó "nacer en cuna de oro" pero, para mí, zayn nunca fue menos en mi vida y mucho menos ahora, a pesar de que es mi sirviente.

Liam y él, formaban parte de mi trío de oro. Personas con las que siempre podía contar sin importar que yo fuera el superior. Para ellos solo era Louis, nada de Príncipe William, Joven Tomlinson o Amo Louis, solo era yo mismo.


L.W. TOMLINSON

The Royal letters || L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora