Llegamos a casa (y digo llegamos, porque este hombre me acompaño hasta la entrada). No sé qué me pasa. Estoy furioso con Nina, es una maldita perra.
En serio, ¿Qué le costaba decirme que estaba saliendo con otro hombre? Y el cual por cierto, no era su ex novio. Lo sé, lo sé, tenía muy en cuenta que ella no ha superado al patán de su ex novio.
- ¡Ey, chico! – su voz ronca me saca de mis pensamientos -. ¿estás bien?
Sus ojos se vuelven oscuros por culpa de la noche, es tan intimidante y seguro de sí mismo. Me acomodo los abultados lentes. Le dedico una larga mirada, me aclaro la garganta y digo:
- ¿Cuál es tu nombre? – para mi sorpresa, la voz me sale totalmente natural, creando barreras en mi interior.
Aplausos.
Exaltación.
Entusiasmo.
¡Para ya!
- Jarec Reed.
Silencio.
- Y bien, ¿cuál es tu nombre? – pregunta, pasándose la mano por su pelo negro alborotado a causa del fuerte viento cálido que sopla. Sus jeans negros y su playera de cuello V azul marino, que lo hacen parecer misterioso.
Mis manos están sudando. Las limpio rápidamente en mis pantalones.
- Zac. – y antes de dejarlo hablar, le hago una invitación -. ¿Quieres ir a por una cerveza?
Observo como su boca empieza a curvarse hacia arriba.
- Vamos, pero deja tu coche aparcado en tu casa. Iremos en el mío.
Asiento.
Abro la puerta de mi auto, Jarec se aproxima con pasos despreocupados, bajo la ventanilla de mi lado y recargando sus brazos en el marco me sacude el cabello de manera infantil.
Yo sonrío. Tomo las llaves al mando y avanzo a la cochera.
Rápidamente, entro al baño y hago pipí.
Quiero emborracharme, no saber nada de Nina. La quise mucho ¿cierto? Quizá solo estuvimos juntos para olvidarnos de nuestras anteriores parejas.
¿Pero qué me pasa? Sueno a cualquier chico superficial borracho, tirarse a cualquier mujer buena que ande por ahí, ¿o a cualquier tío bueno?
Mierda.
Frunzo el ceño. ¿Qué me está pasando? "escúchate Zac, te estás comportando como alguien que no sabe sobre su orientación sexual."
Los lentes me resbalan por la nariz, los devuelvo a su lugar cerca de mis ojos que casi tocan mis pestañas.
Saliendo de la cochera, meto mis manos a mis bolsillos, me paro frente a Jarec. Hago un movimiento con mi mano indicándole que podemos irnos, él, sin expresión alguna, asiente. Rodeamos la calle, cruzamos la avenida y empiezo a buscar su auto con ojos quisquillosos.
- ¿En dónde aparcaste tu auto?
- No iremos en auto.
- Oh.
Me muestra las llaves de una motocicleta y mis ojos empiezan a bailar.
Mis padres nunca quisieron comprarme una moto, dicen ellos que porque es más peligroso, y me obsequiaron un auto, todo fue en modo de recompensa, buen hijo, ayudo en los deberes, mantengo el local siempre que se van, buenas notas, etcétera.
Jarec toma un casco de seguridad y me lo entrega, su moto thruxton negra es bellísima. Se acomoda en su asiento y subo detrás de él.
- Agárrate de las presillas del pantalón, o abrázame de la cintura. Como sea – alza los hombros.
- No te voy a abrazar.
En ese momento, acelera, lo único que hago (y qué dije que no haría) fue envolverlo con mis brazos a su alrededor de la cintura. Su abdomen firme lo puedo sentir a pesar de la camisa que trae puesta. También siento en cómo se va burlando en su interior, aunque es difícil saberlo ya que el casco obstruye mucho campo de mi visión. Lentamente lo voy soltando y prefiero poner mis dedos en las presillas de sus jeans negros. ¡Wow! Sus calzoncillos son amarillos, creo que le quedan bien.
¡Puaj!
Sacudo la cabeza. Estas confundido, vamos, lo sabes. Suelto un bufido leve. Miro el cielo estrellado y suspiro.
Hoy será una larga y prometedora noche.
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La fuerza del amor
Teen FictionLo observo detenidamente, es un hombre guapo y delgado, el color de su cabello negro azabache, nariz pequeña y su boca... exquisita, el labio inferior carnoso y de un rojo intenso. Mando callar a mi subconsciente, no seré hipócrita, siempre eh queri...